Entusiasmados decenas de niños y jóvenes desde el primer día preparaban sus pequeñas “formulas” de madera y balineras. En esta ocasión se realizó un taller para la elaboración de estas máquinas de velocidad urbana. Se quiso recordar las prácticas infantiles en la elaboración de juguetes propios. Con cincel, martillo y segueta todos participaron. Vale la pena señalar que en muchos barrios allegados a los cerros y montañas de Bogotá, y especialmente arriba del centro, suroriente y sur, los niños se divertían lanzándose por improvisadas pistas con estos tradicionales juguetes. Y por condiciones geográficas, las pendientes calles impulsaban a gran velocidad, con riesgo para sus vidas, estos cochecitos. Con el ánimo de conservar esta tradición, pero con seguridad, es que se pensó este evento.
«Artífice Inimaginable», el impulsor de esta actividad, es un grupo de teatro con varios años de experiencia, conformado por jóvenes de barrios de
El segundo día del Festival, se participó en la carrera, se programaron varios circuitos por niveles de competencia que incluían adultos, que emocionados recordaron tiempos mejores entre la velocidad. Una vez concluida la carrera se presentaron grupos de malabares, mimos, zanqueros, música llanera, rock (con sus vertientes de Heavy Metal y Punk).
Felicitamos a estos grupos por el compromiso de no dejar perder esta tradición popular y por promover la integración en la localidad. Esperamos que en otros lugares se pueda realizar otros circuitos, con estos carros de la velocidad y la tradición.
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