El saldo lo dice todo. Sólo en
La movilización social fue la expresión fidedigna de los habitantes del campo, reunidos en pos de la realización de
Como estaba acordado,
Los miles de Nasas reunidos en
El 17 llegó la razón gubernamental: a la 1 p.m. haría presencia en
Sin ocultar los cuestionamientos y el descontento por parte de los miles que estaban apostados en la autopista, así se hizo. A las 10 a.m. se dio paso a los centenares de vehículos apagados a lado y lado de
La tensión empezó a subir: de una parte numerosos delegados a la cumbre exigían que se cerrara de nuevo la vía, de la otra la voz de quienes defendían la prolongación del gesto «de buena voluntad», toda vez que la nueva razón oficial confirmaba su presencia para las 3 p.m. Seguían ganando tiempo.
En los puntos altos de la autopista y en el puente cercano al municipio de Tunía, controlado por los manifestantes, la tensión subía minuto a minuto. Se sentía en el ambiente que la fuerza pública preparaba algo. Y a las 2:30 llegó lo que se temía: una inmensa masa de cientos de miembros de la policía, el Esmad y el ejército, se abalanzó sobre la zona de reuniones de
Al mismo tiempo, y de manera coordinada, tanquetas cargadas con agua previamente preparada con químicos –que dejaba una constante picazón en la piel–, y helicópteros con agentes cargados con gases por kilos, hacían su entrada por la parte central de la autopista. Se disparaba gases por centenares. Su nube empezaba a cubrir lo que ya era una zona de combate. De
Entre el 18 y el 20 de mayo las fuerzas indígenas, indignadas y dolidas por la oportunidad perdida, se reencontraron en el territorio que los representantes del Estado irrespetaron. Al final, un acuerdo formal que permite el regreso de los indígenas detenidos a donde los suyos, y la entrega a los testigos y a los representantes gubernamentales de dos miembros del Esmad detenidos por la comunidad.
Las voces indígenas lo decían sin temor: a pesar de la fuerza policial y militar, de la traición y violencia, este capítulo no está cerrado. Los compromisos se harán cumplir. Miles de indígenas volverán.
Resolverlo en positivo
Los resultados finales de lo que se pudiera llamar la primera etapa de
1. El legalismo en que ha caído el movimiento, llevado por asesores y líderes, a limitarse sin reparo alguno a
2. La pérdida de malicia y el exceso de confianza. ¿Es posible afrontar una intensa lucha social, como la que lidera el movimiento indígena, dejando a un lado las enseñanzas de sus antepasados, que siempre desconfiaron de sus enemigos? Se debe recordar que, “confiar es bueno, pero desconfiar es mejor”
3. Dirección – base. Se sienten tensiones entre estos dos soportes dinámicos de cualquier movimiento. La dirección está amarrada mentalmente a los acuerdos inmediatos, la base ha dado muestras de querer ir más adelante. ¿Se requiere un recambio generacional?
4. La autoridad. No se pudo ocultar, durante los hechos del 17 de mayo, las desavenencias entre la autoridad del Cric,
5. Lo social, lo político, lo electoral. Desde finales del año 2005, cuando se supo de los acuerdos de
6. Relacionamiento movimiento indígena y otros sectores sociales. Tras dos años de concreción del Congreso itinerante, a pesar de todo el esfuerzo dispuesto por el movimiento indígena, es necesario avanzar en una mayor articulación de sus fuerzas y propuestas con las del movimiento social. ¿Cómo? ¿Es posible, de manera inicial, concretar una comisión de asuntos campesinos dentro del Cric que asuma la relación con esta parte de sus hermanos de territorio? ¿Se puede articular el proyecto de comunicaciones con los que adelantan otros sectores sociales? ¿Cómo avanzar en las autonomías educativas, de salud y otras sin quedar atrapados en la institucionalización y el neoliberalismo? ¿pueden contribuir a dilucidar estos interrogantes experiencias sociales ajenas a lo indígena?
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