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La hora del proyecto histórico. Ante una prolongación del actual régimen: tareas del movimiento social

Con todos y con todo. Con igual consigna ahora nos toca aliarnos, así nos creamos un tanto más fuertes, con las restantes fuerzas sociales y políticas del país, para enfrentar la arremetida que vendrá de parte del régimen. Impedir la reedición de la macabra experiencia de la UP es uno de los propósitos, pero otros implican la reconstrucción nacional desde una lectura plural, dinámica y propositiva, llevar al desgaste al régimen uribista impidiendo desarrolle su agenda pro estadounidense, proyectar y profundizar alianzas con las fuerzas sociales progresistas del continente contra los tratados de libre comercio con los Estados Unidos


 


Tras estos objetivos, y en una primera etapa, proyectos como los reunidos hoy en el Polo, están obligados a decollar por su iniciativa, demostrando ante todo el país que su estrategia no se reduce a lo electoral, colocando al frente de su ideario la movilización social como elemento fundamental para concretar la justicia social. La disputa contra el Tlc será una oportunidad excelente para poner en juego su disposición, su rol y su capacidad social.  Es un reto, en particular para su candidato presidencial, ahora transformado en cabeza de esa novísima fuerza política, liderar el inconformismo social, y hacer democracia en la calle, profundizando la acertada estrategia de retomar las plazas públicas como espacio por excelencia de encuentro popular.


 


La emergencia de los excluidos


 


En el mediano plazo, el objetivo central de esta construcción social y política, alianzas, resistencia y reflexión teórica, es cimentar un profundo proyecto histórico de corte nacional pero ahincado en lo más profundo de nuestro ser latinoamericano. Un proyecto que brinde dirección a la reconstrucción nacional (necesaria en medio de la muerte y la impunidad, para dar paso a la justicia y a los derechos integrales), y que otorgue sustento sólido, cultural, al futuro que soñamos.


 


Sus aliados, todos aquellos que abracen la causa nacional y latinoamericana, desde la valoración de la soberanía, la identidad nacional y el sentir antineoliberal. Su base económica, el desarrollo nacional con sentido humano, social y colectivo.


 


Esta conjugación de fuerzas y esfuerzos debe potenciar el reconocimiento y reorganización del territorio nacional, estimulando el desarrollo armónico entre ciudad y campo, concretando al unísono una profunda reforma agraria, integrando el campo a la planeación nacional, con todas sus potencialidades, recogiendo las dolencias de sus habitantes y reconociendo todos sus aportes a nuestro ser nacional. Al mismo tiempo, retomar los derechos de los habitantes de las ciudades, con una extensa y profunda reforma urbana, que permita techo y dignidad para todos


 


En concreción de esta agenda, imágenes, nombres, colores, sabores, ritmos, provenientes de los más recónditos lugares de la geografía nacional, se harán valer por lo que son, como bienes históricos de nuestra nacionalidad, con espacio para su desarrollo y su disfrute. A la par de los cuales, mulatos, negros, zambos, indios, y todas las gentes negadas por décadas (pacíficos, atlánticos, andinos, amazónicos y demás) encontrarán el espacio, el poder y los recursos necesarios para realizarse.


 


Nacerá la segunda República, concreción del sueño histórico de los líderes de la primera independencia y puerta de entrada de los colombianos a la realización plena de sus derechos. El espacio para su concreción formal será la nueva Asamblea Nacional Constituyente, y la Asamblea Legislativa que se desarrollará a su par, con las cuales se sellará al mismo tiempo el histórico y definitivo acuerdo de paz que por tantas décadas hemos soñado los habitantes de éste rincón del mundo.


 




Elementos de acción para resistir la continuidad del régimen


 


El objetivo de la resistencia no se centra solamente en impedir amenazas, detenciones y muertes de miembros de las distintas organizaciones sociales y políticas, o en conservar las conquistas alcanzadas años atrás. Si bien estos son propósitos loables, la resistencia en este período adquiere una mayor connotación: debe orientarse a posibilitar la realización de una “tercera vuelta”, es decir, llevar al desgaste al gobierno reelegido hasta obligar a su renuncia. De esta manera, un gobierno de transición –con la obligación de integrarse con representación nacional plena y un programa democrático– tomaría asiento en el país.


 


Varios son los aspectos que colaboran para tal propósito:


 


Uno: la demanda de consulta popular sobre la firma del TLC con los Estados Unidos. Tal vez sea éste el aspecto que más brinde condiciones para adelantar no sólo un proceso de reorganización e iniciativa nacional popular, sino además un dinámico proceso educativo y organizativo con pilares dinamizadores como identidad, soberanía, justicia, desarrollo con sentido propio e integración latinoamericana.


 


Dos: la demanda de reforma agraria y de soberanía alimentaria, claramente relacionado con el anterior aspecto, pero que además retoma las agendas del movimiento indígena, en especial del pueblo Nasa, manipulado en los acuerdos firmados en noviembre anterior.


 


Tres: la exigencia de respeto a los derechos humanos y de investigación y castigo por crímenes de Estado que deben develarse en el DAS y sus ramificaciones con la CIA, el poder Ejecutivo, el Departamento de Estado, políticos regionales, jefes paramilitares y mandos policiales y militares. Una obligación constitucional que debe ir aparejada con el desmantelamiento de los aparatos paramilitares e institucionales del delito.


 


Cuatro: La paz y la reconstrucción nacional que incorpore efectivamente a los movimientos sociales. Con base en una propuesta y solución masiva frente al desempleo, la construcción de una propuesta para el “cese multilateral de fuegos” a cuatro bandas: (i) el derivado en oficiales y soldados, mercenarios, de intervención extranjera por el llamado ‘Plan Colombia’ (ii) el del Ejército nacional (iii) el de los paramilitares y su nueva fase y (iv) el de la insurgencia. Un “cese multilateral” que tiene su escalón en los pasos para y de un Intercambio Humanitario que en paralelo responda a las demandas de los familiares por desaparecidos, masacres y asesinatos acaecidos durante éste y en anteriores gobiernos.


 


Cinco, a la par que se resiste desde la demanda de iniciativas gubernamentales que perjudican a las mayorías nacionales, y se logran conquistas desde la movilización, se construye dualidad de poderes: el parlamento de los pueblos, las delegaciones diplomáticas del movimiento social en ruta por distintos países del mundo explicando el fenómeno político en curso en Colombia, y la integración con movimientos sociales –de diverso tipo– en toda América Latina y el mundo, emprendiendo proyectos de autosostenimiento y construcción de economía alterna que brinden el piso para sostener agendas políticas autónomas, son parte de éste propósito que debe terminar por permitirnos encarar con solvencia la dirección y administración del país, con sentido popular.



 


Recuadro


 


Todos los derechos para todos


El neoliberalismo toca fondo. Aunque éste  no se expresa solamente a nivel económico, sí es evidente su desgaste en Amércia Latina. No es para menos, sus efectos son desastrosos en toda la región, donde las desigualdades se incrementan sin cesar y donde el futuro es cada vez más incierto para las mayorías sociales.


 


Las medidas tomadas en contra de las recetas neoliberales en países como Venezuela, y en menor medida en Argentina, Uruguay y Brasil, y ahora las que con toda certeza aprueba el nuevo gobierno boliviano, indican a todas luces que los derechos humanos son más que una declaración de buenos principios.


 


En Colombia estamos en mora de iniciar una campaña profunda, coordinada, constante e integrada en el tiempo, los recursos y los propósitos, para hacer que los derechos salgan de la sola tinta y tomen camino por las calles de las ciudades y el campo. Una demanda social por hacer conciencia que cada uno de los derechos incluidos en la constitución nacional es el fruto de la lucha de millones de personas en todo el globo durante decenas de años.


 


Tener presente este contexto es tener memoria histórica, pero además, conciencia de lo que somos como producto histórico y de lo que podemos ser en el futuro cercano si nos lo proponemos como pueblo unido.


 


Salud, educación, servicios públicos, trabajo, pensión, vivienda y espacio público, en la mira de todos, debe ser el propósito concertado.


 

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