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México: «El proceso electoral dominado por daltónicos». La campaña política de los zapatistas

 


 


Ante un auditorio lleno, el subcomandante insurgente Marcos, ahora delegado Zero, adelantó una propuesta, que deberá aún ser discutida y aprobada en todos los estados de la República. El plan de acción de la otra campaña, según lo propuesto consistiría en «avanzar en la organización y construcción de la otra campaña en localidades, subregionales, regionales, estados, sectoriales y zonas». Esto, para «avanzar en la construcción de otra alternativa a partir del día 3 de julio para la organización de los de abajo y a la izquierda». La otra campaña es una nueva forma de hacer política que tiene como pilares: diálogo como principio ético; búsqueda de nuevas formas de participación; y la responsabilidad colectiva (doble capacidad de mantener el diálogo y arribar a decisiones).


 


Por tanto, «proponemos dislocación local con temas y acción definidos. Uno, el tema que proponemos es arte y cultura y comunicación por la libertad y la justicia para  luchadores y luchadoras sociales. Dos, concentraciones de zona donde se agrupen estados o regiones. Tres, concentraciones sectoriales de mujeres, otros amores, estudiantes, trabajadores y trabajadoras sexuales, etcétera. Cuatro, una concentración nacional de evaluación y propuestas de acción; es decir, una plenaria de adherentes. Y, cinco, una concentración nacional de acción para el 2 de julio». Este último punto busca irrumpir en el proceso electoral en forma civil y pacífica.


 


Lo que ha dicho el delegado Zero


 


Para empezar, vamos a pedir prestado a la Junta de Buen Gobierno de La Realidad, el Camión que se llama “Chompiras” y le caben parece que 8 toneladas, y lo vamos a llenar de maíz y tal vez dos tambos de 200 litros cada uno con gasolina o petróleo, según qué les conviene, y los vamos a entregar en la embajada de Cuba en México para que lo manden a su pueblo cubano como un apoyo de los zapatistas para su resistencia contra el bloqueo norteamericano.


 


Y también vamos a hacer acuerdo con las cooperativas de mujeres de las artesanías para mandar un buen tanto de bordados a las Europas que tal vez ya no son Unión, y también tal vez mandamos café orgánico de las cooperativas zapatistas, para que lo vendan y saquen un poco de paga para su lucha.


 


Y a los hermanos y hermanas indígenas de Bolivia y Ecuador también les vamos a mandar un poco de maíz no-transgénico y nomás que no sabemos donde mero entregar para que llegue cabal pero sí estamos dispuestos para dar esta pequeña ayuda.


 


Sigue la lucha en México. Vamos a seguir luchando por los pueblos indios de México, pero ya no sólo por ellos ni sólo con ellos, sino que por todos los explotados y desposeídos de México, con todos ellos y en todo el país. Y cuando decimos que todos los explotados de México también estamos hablando de los hermanos y hermanas que se han tenido que ir a Estados Unidos a buscar trabajo para poder sobrevivir.


 


Para esto el EZLN enviará una delegación de su dirección para hacer este trabajo en todo el territorio nacional y por tiempo indefinido. Esta delegación zapatista, junto con las organizaciones y personas de izquierda que se sumen a esta Sexta Declaración de la Selva Lacandona, irá a los lugares a donde nos inviten expresamente.


 


También avisamos que el EZLN establecerá una política de alianzas con organizaciones y movimientos no electorales que se definan, en teoría y práctica, como de izquierda, de acuerdo a las siguientes condiciones: No hacer acuerdos arriba para imponer abajo, sino hacer acuerdos para ir juntos a escuchar y a organizar la indignación; no a levantar movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los hacen, sino a tomar en cuenta siempre la opinión de quienes participan; no a buscar regalitos, posiciones, ventajas, puestos públicos, del Poder o de quien aspira a él, sino a ir más lejos de los calendarios electorales; no a tratar de resolver desde arriba los problemas de nuestra Nación, sino a construir DESDE ABAJO Y POR ABAJO una alternativa a la destrucción neoliberal, una alternativa de izquierda para México.


 



Posición frente al Partido de la Revolución Democrática (PRD)


 


El delegado Zero calificó el actual proceso electoral de «juego de daltónicos», pues «dicen que son distintos sus colores, pero son el mismo». A pesar de las amplias simpatías que genera la candidatura presidencial del PRD (Andrés Manuel López Obrador), quedan pendientes serias dudas sobre la forma en que se lleva a cabo la campaña electoral (por ejemplo, la trayectoria de los coordinadores de la campaña, el alto costo de la misma, el proceso de selección de candidatos, las alianzas estratégicas, las mismas propuestas de desarrollo, etcétera).


 


Estas dudas no son exclusivas de un solo partido, sino que afectan a todos los partidos en diferentes medidas, y son ya parte de la cultura política de la democracia electoral en el mundo, generando un escepticismo creciente entre los votantes hacia esta forma de hacer la política.


 


Para explicar ese desencanto con el sistema electoral habría que analizar la historia reciente de los principales partidos. Lo que ofrece la otra campaña es la posibilidad de reconocer estos limitantes y de renovar las formas de participación para que incluyan lo electoral pero no se limiten a ello.


 


El EZLN llama la atención sobre las prácticas que han hecho los partidos políticos, particularmente ese partido engañabobos que es el PRD, que ha construido su endeble autoridad moral en la esperanza de sectores de la sociedad civil que olvidan propositivamente la historia de este partido, de sus legisladores y de lo que ha hecho para destruir al movimiento indígena y los sectores más olvidados y explotados.


 


Así, «sobrevino la ruptura con la clase política y particularmente con la llamada izquierda electoral y los intelectuales que usufructúan su cercanía. Eso significaba que el EZLN iba a perder a casi todos los simpatizantes que tuvo durante 12 años», expuso Marcos. Por eso, explicó, «desde hace tres años empezamos a deslindarnos con prudencia y radicalidad respecto a la clase política, incluyendo a la izquierda parlamentaria. Cuando estuvimos listos, lanzamos la alerta roja, hicimos la última consulta dentro de las comunidades para ver si están dispuestas a seguir. La mayoría dijo que sí, y empezamos a encontrar gente humilde y sencilla y fuerzas políticas de izquierda que no creen que el capitalismo se puede humanizar más que desapareciéndolo».


 


Marcos había dicho: «La otra campaña es un pase de lista para ver quiénes están dispuestos a ir contra el poder. Y si nos acusan de hacer campaña contra Andrés Manuel López Obrador, sólo basta mirar lo que hacen los candidatos y los gobiernos emanados de su partido, el PRD. Ellos sí hacen campaña contra él».


 


Los zapatistas concluyeron que no era posible conseguir las demandas indígenas sólo con la fuerza de los pueblos indios y con la simpatía inestable de la sociedad civil. «Digo inestable, porque en algunos sectores sigue habiendo la esperanza de que la clase política dará alguna solución. De ahí que sectores de la sociedad civil que antes apoyaron la demanda por los derechos y la cultura indígena, ahora hayan declinado a favor de la falsa esperanza de que un gobierno de izquierda -dicen- va a resolver lo que no se resolvió antes».


 


Con base en artículos (enero – junio 2006)


del diario mexicano La Jornada.



 


Recuadro


 


Elecciones-México: La radical división


 La radical división del martes 6 de junio, entre los cinco aspirantes a suceder a Vicente Fox, las consultas y los analistas refrendaron que la presidencia se dirimirá entre Felipe Calderón, del gobernante y conservador Partido Acción Nacional (PAN), y Andrés López Obrador, del opositor e izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), dos candidatos que expresan las profundas diferencias ideológicas que han acompañado la historia de México y de alguna forma también la amplia e irresuelta desigualdad social que persiste en el país, donde la pobreza alcanza a 40 por ciento de sus 103,2 millones de habitantes.


 


Miles de vidas cobraron las luchas políticas y armadas que se dieron en buena parte de los últimos dos siglos en este país entre liberales y conservadores, revolucionarios y reformistas, izquierda y derecha. Entre 1929 y 2000, los enfrentamientos entre esos grupos fueron atenuados y manejados con relativo éxito por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó todo ese período sin interrupciones hasta que las urnas lo obligaron a entregar el gobierno a Fox.


 


Pero ahora, ya sin el PRI en el gobierno y con su candidato presidencial, Roberto Madrazo, con poca o nula chance de recuperar el poder, vuelven a emerger las diferencias con crudeza.  Esto sucede en el marco de comicios organizados por instituciones independientes, con reglas aceptadas por todos los partidos políticos y bajo el escrutinio de observadores, lo que no sucedía en el país hasta los años 90.


 


En las encuestas de opinión de voto para las elecciones del 2 de julio, Calderón y López Obrador aparecen casi empatados en 30 por ciento. El resto se lo reparten Madrazo del PRI, Patricia Mercado, de Alternativa, y Roberto Campa, de Nueva Alianza.


 


Al desagregar esos respaldo por regiones, se descubre que la mayoría de los votantes del norte de México, la zona más rica, se vuelcan por Calderón, mientras que los que viven en la capital del país y hacia el sur están con López Obrador.


 


Calderón, un abogado y economista de 43 años con estudios en la universidad estadounidense de Harvard y ex secretario de Estado, presidente y legislador de su partido, se presentó en el debate como el candidato de la certidumbre, la paz, el respeto a la ley y estabilidad. Aspira a organizar un gobierno de coalición con la oposición y que profundizará el camino de la libre competencia y el respeto de las leyes, alentará el ingreso de inversión extranjera, que promoverá de reformas legales de gran envergadura para «modernizar» el sector laboral, el tributario y el de energía. También indicó que hará de México un actor protagonista en todos los foros internacionales.


 


Otro fue el rumbo prometido por López Obrador, un licenciado en ciencias políticas de 52 años que trabajó en instituciones del Estado de atención a indígenas y lideró movilizaciones sociales de protesta. También fue presidente de su partido y alcalde de la capital mexicana en el último periodo hasta que renunció para dedicarse a la campaña electoral. Argumentando que el modelo económico imperante no sirve y que los comicios de julio son entre dos proyectos diametralmente distintos, el postulante de la izquierda prometió que todo su trabajo apuntará a desmontar la pobreza y la inequidad social. López Obrador ha ofrecido acotar la libre competencia, revisar los tratados de libre comercio suscritos por el país, entregar ayudas en dinero y especie a los pobres y exigir «a los ricos, a los de arriba», que se conduzcan con conciencia social. También cuestionó las reformas que los últimos seis años han impulsado sin éxito empresarios y el gobierno de Fox en los sectores de energía, laboral y otros, por entender que sólo favorecen a los ricos.


 


Con base en un artículo de Diego Cevallos


Inter Press Service News Agency. 07/06/06

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