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¡Qué vivan los estudiantes!. Universidades privadas y participación

Entre los variados y novísimos fenómenos que permitió observar la pasada campaña presidencial para la presidencia de la República, hubo uno que llamó profundamente la atención, tanto por el espacio donde surgió como por la iracunda respuesta que les brindó el entonces presidente candidato: la manifestación en contra del autoritarismo procedente de estudiantes de universidades privadas, por excelencia y de antemano declarados adeptos del candidato del establecimiento.


 


Pero como quedó demostrado en las variadas protestas contra el presidente candidato, no todos los estudiantes se mostraron sumisos ante la promesa de tierra arrasada y corazón blando. Tanto en la Javeriana como en los Andes y otros centros de estudio superior surgieron y se hicieron sentir voces inconformes. De esa expresión espontánea nació la Acción Colectiva Estudiantil No-violenta, como respuesta, en principio, al proyecto reeleccionista de Uribe Vélez.


 


A partir de los resultados observados en las elecciones presidenciales, donde fue reelegido Alvaro Uribe, quien representa una de las muchas caras que puede tomar el actual sistema para prolongarse en la Casa de Nariño, el movimiento ha reafirmado su postura y demuestra que no fue sólo un evento coyuntural sino que se propone como un gran proyecto en el cual convergen un sinnúmero de individualidades no conformes con las actuales políticas excluyentes y guerreristas que poco le aportan al desarrollo de una sociedad democrática y pluralista.


 


Historia llena de ejemplos


 


No de ahora sino desde hace décadas, el movimiento estudiantil en todo el mundo se ha caracterizado por su dinamismo e imaginación. Casos como el famoso Cordobazo de principios del siglo XX en Argentina, el mayo francés y mexicano, las inmensas manifestaciones estudiantiles contra la guerra en Vietnam, y muchas más, aún están en la memoria de los pueblos del mundo.


 


En Colombia, a pesar de la resistencia desatada desde los estudiantes contra la dictadura militar en 1953 que le significó muertos y heridos, la coyuntura que marcó la época gloriosa del movimiento estudiantil fue durante el Frente Nacional, cuando se creó la Federación Universitaria Nacional, FUN. Entonces las principales demandas de los estudiantes eran, entre otras, la autonomía y las libertades univer sitarias, la investigación, la cátedra, el pensamiento estudiantil, su organización, y claramente las luchas antiimperialistas.


 


En general, la movilización estudiantil se ha constituido en una forma de manifestación sinto mática de la inconformidad del pueblo frente a una u otra forma de gobierno, contra la guerra, por la justicia, y en no pocas ocasiones en búsqueda de hermandad con pueblos hermanos.


 


 ¿Qué pasa en Colombia?


 


A pesar de la importancia del movimiento estudiantil, en Colombia éste dejó de existir desde la década de los 80, años en los cuales perdió visibilidad frente a procesos nacionales que había logrado durante las décadas anteriores. Es famoso el balance que se hace entre el estudiantado de los 70, “decidido, arriesgado y beligerante”, y el de la actualidad, “incapaz de construir futuros y carentes de compromisos con causas ideológicas”, como lo explica Milena Espinal (1998) 1 . Pareciera que una generación heroica no hubiera jamás existido para la siguiente que apenas recoge sus nostalgias y derrotas.


 


Sin embargo, también es claro que esa realidad nacional, alterada por la altísima corrupción del aparato estatal, la infiltración excesiva del narcotráfico y la guerra librada entre paramilitares, guerrilleros y Estado, tuvo un impacto negativo en la sociedad nunca antes vivido. Fue entonces paradójico que algunos estudiantes de universidades privadas hayan participado e incidido en ese campo institucional tan degradado, gracias al movimiento de la “Séptima papeleta”, con el cual se impulsó la Asamblea Nacional Constituyente. Ese proceso pone un punto de quiebre en la acción estudiantil típica de las generaciones pasadas y se inserta en una lógica de cambio estructural, por medios no beligerantes.


 


Uno de los logros de ese proceso es el reconocimiento que la constitución de 1991 le otorgó a las actividades estudiantiles. Claro, ese logro debe ser matizado y al respecto se podría decir que desde su fecha de promulgación hasta hoy, han existido varios intentos fallidos de unidad estudiantil nacional con respaldo masivo. Si bien “la Asamblea Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU), proceso que toma fuerza hacía los años de 1993-1994, y del cual años después nacería la ACEU” (Jiménez, Absalón, 2003)2 , ha sido una de las iniciativas más fuertes de ese intento de unión, es claro que las dinámicas de participación y acción han cambiado.


 


Más allá de masivos movimientos, los estudiantes han empezado a participar desde lo local a través del apoyo, generalmente, de instituciones dedicadas a temas juveniles. Otros han participado en la formulación de política pública, local o proceso comunitario, articulándose a una propuesta más específica. Sin hacer un balance al respecto, es claro que hoy la reivindicación de los jóvenes se hace a nivel micro (barrio, comunidad o universidad) y los procesos nacionales han perdido sentido. Pareciera que estos últimos carecen de respaldo por las intenciones partidistas con las que cargan y la evidente tensión que eso genera.


 


Esa diversidad que nos caracteriza a quienes participamos en ésta nueva propuesta, ha permitido generar un espacio de discusión y construcción de ese otro mundo y hacerlo cada día más posible, aún cuando se observan tantas injusticias y pareciera que el país entero, estuviera orientado hacia el fracaso de una opción más humana. Pero eso no nos detiene y mucho menos nos acalla, por el contrario, al saber que se aproximan 4 años más de estigmatización, persecución y fortalecimiento de un régimen que favorece sólo a unos pocos, se hace indispensable la participación y Acción No-Violenta por parte de los estudiantes de Colombia. Una acción y resistencia para el cambio.


 


1          Ensambles de memoria: comunidades estudiantiles en la Universidad de Los Andes. Departamento de Ciencia Política, Universidad de Los Andes. Bogotá.


2          Medio siglo de presencia del movimiento estudiantil en la Universidad Pedagógica Nacional 1957-1999.

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