(…) Se prohibe atacar, destruir, sustraer o inutilizar los bienes indispensables para la supervivencia de la población civil”. Las implicaciones del artículo 54 del Protocolo Adicional N°1 de 1977 a
El protocolo adicional precisa además otro principio del derecho internacional violado por la ofensiva israelí: el de la proporcionalidad. El texto estipula que “se considerarán indiscriminados, entre otros, los siguientes tipos de ataque; (…) cuando sea de prever que causarán incidentalmente muertos y heridos entre la población civil, o daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que serían excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista” (2). ¿Quién puede pensar un solo instante que el objetivo declarado –salvar un soldado– justifique toda esa destrucción?
Contrariamente a lo que afirmaron varios diarios franceses, entre ellos Libération (3), Israel negoció varias veces intercambios de prisioneros: en 1985 liberó 1.150 detenidos palestinos para recuperar tres de sus soldados que habían sido capturados por el Frente Popular de Liberación de Palestina, Comando-General (FPLP-CG); y en 2004, en el marco de un acuerdo similar con el Hezbollah libanés, intercambió 400 detenidos palestinos contra un coronel israelí y los cuerpos de tres soldados muertos. ¿No sería más factible obtener la liberación de Gilad Shalit por medio de negociaciones en lugar de lanzar operaciones militares que pueden llevar a la muerte del rehén?
Como lo señala el editorial del diario israelí Haaretz (4) del 30 de junio: “Bombardear puentes que se pueden evitar fácilmente, a pie o en auto; tomar el control de un aeropuerto que está en ruinas desde hace años; destruir una central eléctrica y dejar a oscuras una gran parte de Gaza; distribuir volantes donde se le dice a esa gente que estamos preocupados por lo que les pasa; sobrevolar el palacio presidencial de Bachar El-Assad, y detener a los responsables electos de Hamas. Y el gobierno quiere convencernos de que hace todo eso sólo para liberar al soldado Gilat Shalit”. Y el editorialista añade: “Olmert debería saber que detener dirigentes sólo sirve para reforzarlos, a ellos y a sus partidarios. Pero no se trata sólo de un razonamiento torcido: detener personas para utilizarlas como moneda de cambio es un acto digno de una banda de delincuentes, no de un Estado”.
En realidad, como lo revelaron los medios israelíes, esa ofensiva –incluso la detención de los principales responsables de Hamas, comenzando por diputados electos y ministros– había sido planificada desde hace tiempo. ¿Con qué motivos? La idea es terminar de una vez por todas, no sólo con el gobierno palestino surgido de las urnas en enero de 2006, sino con cualquier forma de autoridad palestina.
Tal es la lógica del “plan de retirada” decidido por Ariel Sharon y retomado por Ehud Olmert: afirmar que no existe ningún interlocutor palestino, para así poder trazar unilateralmente las fronteras de Israel. Esa estrategia no data de la victoria de Hamas; durante todo 2005, mientras que Mahmoud Abbas estaba al frente de
La victoria de Hamas en las elecciones de enero de 2006 (6) permitió al gobierno israelí profundizar su propaganda sobre el tema “no hay interlocutor palestino”. Estados Unidos y
Frente al gobierno israelí, que se niega a reconocer el derecho de los palestinos a tener un Estado independiente en los territorios ocupados en 1967, que utiliza el terrorismo contra los civiles, y que reniega de todos los compromisos de los acuerdos de Oslo, vemos una tolerancia ilimitada. Se ha podido incluso oír a la comisaria europea para las Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, calificar el unilateralismo del gobierno israelí de “decisión valiente”.Seguramente, no es casualidad si la actual ofensiva israelí coincide con la firma de la declaración común (8) de todas las organizaciones palestinas (salvo
El gobierno israelí quiso también bloquear esa nueva perspectiva de paz que se abría. Es algo similar a lo ocurrido en 2002, cuando
Sin embargo, “Lluvia de verano”, romántico nombre dado a la ofensiva militar israelí, confirma el fracaso de la política unilateral: la retirada del ejército israelí de
* Redactor de Le Monde diplomatique, París. Autor, en colaboración con Dominique Vidal, Este artículo fue difundido en su idioma original el 30 de junio de 2006.
1 Ver el texto completo del Protocolo adicional N°1 en el sitio del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas: http://193.194.138.190/spanish/html/menu3/b/93_sp.htm
2 Idem, artículo 51, 5 b. Ver además “Principe de proportionnalité”, in Crimes de guerre. Ce que nous devons savoir, Autrement, París, 2002.
3 “L’enlèvement, une arme sans effet”, Libération, París 29-6-06.
4 “The government is losing its reason”, Haaretz, 30-6-06.
5 Ver en nuestro dossier sobre Medio Oriente (en francés en www.monde-diplomatique.fr/cahier/proche-orient/) las cartas de reconocimiento mutuo intercambiadas entre Arafat y Rabin, fechadas en septiembre de 1993.
6 “Hamas a prueba del poder”, por Wendy Kristianasen, Le Monde diplomatique, edición Colombia, junio de 2006; en inglés: “Hamas besieged” y “Honestly, only in Palestine”, Le Monde diplomatique, edición inglesa, junio de 2006: http://mondediplo.com/2006/06/04women.
7 Ver “Fatigue au Quai d’Orsay, misère à Gaza”, Le Monde diplomatique, París, junio de 2006.
8 “The Prisoners’ National Conciliation Document”, Palestine Center, 28-6-06 (en inglés): www.thejerusalemfund.org/images/informationbrief.php?ID=166.
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