En hecho de a puño, una cadena radial gana a las otras con 1’386.000 tuiteres. En la otra orilla, aun con mérito, el relato de la ‘prensa de partido’, los «boletines sindicales» y el proliferar de «prensa comunal» que deben ser complementarios para un país, no tiene éxito en proyectar una mayoría social y el discernir amplio de los ciudadanos. Su proselitismo, apenas forma y satisface militantes y a una corta periferia. La inconformidad social en ciudad y campo no será patente, organizada, con corriente de opinión; sin el seguimiento diario nacional de información, sonido e imagen, desde sus múltiples rincones y motivos.
El retrato reciente de la realidad en uno de sus tamaños, el electoral; resultó no favorable a la paz justa, con verdad de la responsabilidad histórica en el origen del conflicto. Tiene delantera, la suma de las dos visiones en contradicción de paz oficial: santismo y uribismo. Comprobó la foto, el desbalance que aqueja la acumulación y convocatoria electoral de la oposición de izquierda, y a la simpatía “amplia” de la insurgencia. ¿Por qué aunque pasa el tiempo y el fragor de las luchas y las “coyunturas favorables”, la mayoría popular sigue en minoría en las esferas de gobierno y poder nacional? Cuál error persiste, en la conducción, discurso y métodos de la acumulación popular y la comunicación.
El reto: No solo letras. Voces e imágenes…
desdeabajo cumple 201 ediciones en paso a la corrección y meta de un diario y un noticiero de tv digitales con una producción radial, necesarios hoy: A un leer, oír, ver y riposta que ajuste en la sociedad de la información que entró en Colombia desde 2001, cuando la des-información y el poder de los medios electrónicos masivos y de propaganda, imponen al ciudadano el rumbo de la política.
No es fácil en las condiciones de Colombia, de sus monopolios de toda índole y la democracia de retahíla con ventaja oligárquica e impunidad, de gatilleros sin ley y mandos sin honor; sostener un periodismo militante, en sus variantes y lenguajes diferentes. Activo, en propugnar el cambio de la situación, de las complicidades con el poder, el conformismo y la pasividad. Como es conocido, el semanario La Nueva Prensa que desafió al Frente Nacional, palideció en pocos años. Más reciente, la revista Alternativa hizo cuatro intentos sin prosperar, y en el caso de otras publicaciones con orientación de izquierda, a bombo y platillos el día de su inauguración, tras unos escasos números, ya no circulan hoy.
Inexorable, aún con la conjura del poder para neutralizar y echarlo a pique, el país –la fuerza subterránea del segmento popular– está en camino, de un momento más intenso y próximo, a 2019. Diagnóstico/pronóstico que junto al hecho de franquear doscientas ediciones, mueve a un nuevo reto, con acopio del ingenio técnico necesario: El aporte en construir una Plataforma y Sistema Integral de Comunicación Alternativa, como instrumento de participación y acción colectiva y social.
Estructura y tejido para librar desde la orilla popular, la batalla por la información, la comunicación, la cultura, el arte, la memoria y sus imágenes; por la actualización en ciencia y tecnología y por el pleito abierto de tallar la opinión sin manipular. Un propósito que requiere redoblar amigos. Asimismo, un salto de creatividad y capacidad en el registro noticioso y el análisis de más particularidades del país.
Ampliar en la información de los sucesos y noticias regionales y de fronteras. En las de orden nacional, del continente y el mundo, en todos sus timbres. Y ante todo, en el pormenor de cada una de las inconformidades –espontáneas o con acompañamiento de la izquierda– que ocurran al día, en el largo y ancho del país. Acertar en cubrimientos de ¡última hora! y la vida pública, más que del debate casi monótono en el Congreso, de la prioridad de discusiones y trámites en los concejos municipales. En particular, del área en el triángulo Bogotá-Villavicencio-Tunja, Cali y Medellín, que constituye el asiento y hegemonía que irradia y fortalece el poder económico y político, y es piso de sus maniobras.
Requiere la fijación informativa de la vida cotidiana y la cercanía urbano rural, en eslabones como las plazas de mercado –sus aromas y sabores sin empaque de transnacionales–, la salud, el humor, la diversión, la situación del joven y las jóvenes, el arte, el folclor y la música en sus géneros y auditorios básicos, la realidad de nuestros parques nacionales y la naturaleza, a la par, de la batalla de ideas y por la construcción y realce de nuestros sujetos sociales, con raíz nacional, de colombianía. Ánimo tal, que desdeabajo tiene en obra con base en la acción, relación y funcionamiento de una red de activismos sociales y sus verdades dignas de todo crédito. Junto y en interrelación con el entusiasmo de periodistas noveles, dispuestos a romper con la cátedra y la escuela comercial, defensora de tabúes y exclusiones.
En fin, una estructura y relación como Plataforma y Sistema con el conjunto de alfabetos y colectivos que es imprescindible. Máximo, cuando la realidad que destaca y el mensaje en el mundo de hoy, ya no es la que marcó a los mayores de generaciones anteriores: la radio de onda corta y la novedad de FM frecuencia modulada, el periódico de las principales capitales de departamento y la televisión en blanco y negro, con el estreno luego del color. Un entorno que fue así hasta los años ochenta y noventa del siglo XX, en el cual los postulados de estrategia revolucionaria no sentían o no padecían con calidad de amenaza y riesgo para el triunfo, el “cerco mediático” como instrumento decisivo del poder global.
Por entonces, en la lucha de los pueblos bastó la precaución ideológica y organizativa de construir un movimiento o un “partido de clase” para confrontar la “ideología dominante” y los “aparatos ideológicos del estado”. Contaba para este efecto, que la socialización en las fábricas influía y trascendía al conjunto social. En el pasado, la “función reproductora del poder” no penetraba como ahora, a fondo, a toda hora, minuto a minuto en la cotidianidad y las salas de casas y una parte de los ranchos.
En una situación internacional que era favorable, tuvo lugar el ascenso de triunfos revolucionarios con el molde organizativo de (solo) tres instrumentos: partido, frente y ejército-insurrección. Al respecto de la comunicación, sólo concebía la tarea amplia de “difusión del programa”, su agitación y propaganda en soporte de la “conciencia obrera” o la “conciencia popular”. Carrillera insuficiente ahora.
Línea de organización que no aboca, el cómo y mediante cuál instrumento (Plataforma-Sistema) enfrentar el papel de la información, su atmósfera de «tiempo real», efecto de la revolución técnico-científica, y el nuevo curso y periodo de la situación mundial. Novedad que relegó al ayer, una Colombia cuyo mayor daño y “penetración ideológica” era El Tiempo y Radio Sutatenza, con batuta de la jerarquía católica. Al fin de cuentas, el telégrafo, el correo postal y la navegación a vapor ya pasó. La United Fruit Company ya no es la garra del imperialismo. Aun así, los mecanismos del mensaje desde la izquierda siguen sin innovación. Su arenga y verdad a pie juntillas y bajo el filtro de la edición comercial, si bien concita respaldo en sectores del activismo y minoritarios de la población; no aumenta los nidos, oídos y manos populares ni la captación de la sensibilidad colectiva, en acumulación y acción crecientes.
Un poder no oligárquico que favorezca la inclusión, requiere una Plataforma Sistema de Comunicación, con raíz en el movimiento popular y una unidad social y de movilización, por las reivindicaciones que la gente reclama con esperanza y sentimiento.
Recuadro
Desdeabajo:
Uno de los ejes para construir una Plataforma
Con sentido autónomo, desdeabajo es crítico del hacer política “por lo alto”. Comenzó con ediciones trimestrales durante los dos primeros años, bajo el impulso de la configuración de AD M-19. Envión que afloró sin promover ni conservar las raíces populares y orgánicas de sus organizaciones de origen (M-19, Epl, Prt, Comando Quintín Lame) firmantes de unos acuerdos de desmovilización. Bajo el cuido de una base económica autogestionaria, en guarda de la independencia económica y la línea editorial por la causa de la humanidad y la construcción del socialismo con base en un poder popular y no vertical; acopia hasta ahora, varios aprendizajes en la comunicación (ver: www.desdeabajo.info). Dispone de impresos, realizaciones y pinitos documentales e información con imagen y radio; y apuesta con intervención colectiva por un periódico diario en página web. Asimismo, con ensayo de participación, están en discusión y prueba los contenidos de una parrilla de programación en televisión.
Con experiencia y no solos, falta mucho de nuestra parte y logo la otra posición para leer, oír y ver.
Recuadro
En la disputa por la opinión, las ‘prensas de partido’ son ineficaces
Sin desconocer su aporte, la cultura de izquierda avanza poco, en tanto actúa bajo intereses parciales y presunciones vanguardistas que no dan cuenta de la verdadera situación política y social. Predomina una concepción e insistencia en agitar con una “prensa de partido” y “sindicato” que enquista sus contenidos donde hay militantes y solo capta una realidad parcial, excluyente, de grupo, con miscelánea de localismos; sin margen de debatir y convencer, y con ‘verdad oficial’ cuando alcanza gobierno.
Mientras tanto, los medios y la infraestructura de la comunicación dominante, comercial y de propaganda (Rcn y adláteres, El Tiempo, etcétera), amplían sus recursos y audiencia: Mayor monopolio informativo, más presencia de grandes capitales nacionales e internacionales, distribución con miles de periódicos gratis en las ciudades y más ediciones diarias de los noticieros de televisión. Una superioridad diaria y de cada noche, sin contrarrestar por ahora, que varía incluso, el efecto opositor y resistente de las grandes manifestaciones, las cuales no pasan del encuentro de los mismos. Con autocomplacencia, adquieren el adjetivo de “multitudinarias” y de representación simbólica del pueblo y la mayoría, –con excepción de La Habana en su profundidad histórica, moral y popular– aunque dichas marchas no tienen el resorte de multiplicación de los luchadores y adherentes.
La concepción de “prensa de partido”, “militante” –en casos, con gobierno–, reclama y aparece ‘dueña de la verdad’. Sapiente de todas las causas estructurales, nacionales e internacionales de los sucesos. Con su ‘secretismo’ y “preocupación” como fuente de datos; no facilita agilidad para informar y denunciar.
De este modo, actúa y considera sin hechos a la vista, que cada “interpretación”, “pensamiento” y “concepto” de por sí, constituye noticia fundamental, “correcta” y no distractiva. Paradójicamente, en las expresiones sociales, sin aprecio alguno ni inversión por una comunicación alternativa; prefiere delegar, buscar, hipotecar, conceder o pagar en El Tiempo, El Espectador, Semana, Rcn, Caracol, la posibilidad y camino de la información.
Visto hasta aquí, con sentido de poder social y su voluntad colectiva, falta el diseño y construcción de un instrumento de comunicación no solo de letras. En tiempo real, con voces, sonidos, imágenes y discusiones acerca del momento y las tareas para retomar la iniciativa.
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