– ¿Por qué ha cometido este crimen, de matar al doctor Gaitán?
– Ay ¡Señor, cosas poderosas que
no puedo decir. Ay!, Virgen del Carmen,
sálvame!, contestó en tono lastimero
Juan Roa (1)
El asesinato de Gaitán quebrantó el horizonte de superación de la democracia oligárquica que hasta ese momento dominaba sin contratiempos en Colombia. Sesenta y seis años después de cometido el crimen, aún permanece la impunidad judicial e histórica sobre los responsables. El crimen fue encubierto con una narrativa que ha ocultado durante años el complot criminal que fraguó el asesinato y propagó la idea de una conspiración comunista, que buscaba torpedear la IX Conferencia Panamericana.
Algunos investigadores se han ocupado de aportar claves de inmenso poder esclarecedor al describir el contexto en el que aconteció el magnicidio, una atmósfera que revela los intereses y temores que pueden explicar la puesta en marcha de una operación conducente a asesinar a Gaitán, el líder popular que en ese momento ya aparecía como seguro ganador de la contienda electoral para el periodo presidencial 1950-1954.
Iván López Botero, con el escrito “El asesinato de Gaitán y la operación X”, José Martin Medem con “Colombia Feroz”, la Revista Cambio Nº 251 del 6 de abril 1998, las obras indispensables: “Bolívar tuvo un caballo blanco, mi papa un Buick” de Gloria Gaitán y “El Bogotazo” de Arturo Alape, la minuciosa información del libro Legado de cenizas de Tim Weiner, sobre la historia de la CIA, y el valiosísimo trabajo historiográfico de Eduardo Sáenz Rovner sobre esos años, aportan claves de extraordinario valor en el proceso de esclarecimiento de un crimen que marcó el inicio sangriento de la Guerra Fría en América Latina.
El abogado estadounidense Paul Wolf, que de manera reiterada ha solicitado la desclasificación de los documentos relacionados con el crimen de Gaitán que reposan en los archivos oficiales de los Estados Unidos, señala: “Por más de siete años que esto ha estado en la Corte, la CIA ha argumentado que el liberar estos documentos al público pone en serio peligro a la Seguridad Nacional de los EE.UU” (2).
En la obra, Cocaine Death Squads and the war on terror, de Oliver Villar y Drew Cottle, dice: “El asesinato de Gaitán fue la primera acción encubierta de la CIA en Colombia y espoleó el enorme levantamiento popular llamado “El Bogotazo (3).” También en la obra Legado de cenizas, de Tim Weiner, hay múltiples referencias a la “acción encubierta” como herramienta utilizada por la CIA para promover cambios en las situaciones políticas de los países en que ha intervenido.
Reafirmando la visión de un complot internacional con participación de directivas de la Policía y los servicios secretos, Gloria Gaitán revela la conversación que sostuvo doña Isabel Restrepo de Torres –madre de Camilo Torres Restrepo– con Amparo Jaramillo –viuda de Gaitán–, en la que señala la participación del sub director nacional de la Policía, coronel Virgilio Barco (4).
Entre la Guerra Fría y la “Inteligencia” intervencionista
En abril de 1945, cuando Harry Truman arribó a la presidencia de los Estados Unidos, propiciado por la muerte de Roosevelt, la dirigencia militar de la potencia triunfante le manifestó al Presidente la necesidad de “organizar un sistema de inteligencia de alcance mundial capaz de proveer información con valor político y militar sobre lo que sucedía en cada país de la tierra, pero capaz, también, de realizar acciones encubiertas dirigidas a cambiar lo que ocurría en el extranjero sin que apareciera nunca la participación del gobierno estadounidense (5).”
Por “inteligencia” entendían no sólo el espionaje, el conocimiento de lo que sucedía o fraguaba en otros lugares del mundo, sino el conjunto de acciones encubiertas y clandestinas –sobornos, sabotajes, asesinatos selectivos, propaganda camuflada de información, organización y apoyo subrepticio de movimientos políticos– dirigidas a producir situaciones favorables a los intereses y el control geopolítico estadounidense.
En enero de 1947 fue aprobada, en el Teatro Colón de Bogotá, la plataforma del liberalismo liderado por Jorge Eliécer Gaitán quien no se arredró con el triunfo de Ospina Pérez en mayo de 1946, y desarrolla una formidable tarea de esclarecimiento político en el pueblo raso, logrando al mismo tiempo una reestructuración ideológica del liberalismo, con acento en las ideas de izquierda, simpatiza con la nacionalización del petróleo en México y promueve la idea de la unidad latinoamericana y el rechazo de los sectores imperiales de los Estados Unidos (6).
De esto no se percata la dirección comunista criolla, que está alejada de Gaitán (7). Ese carácter no comunista de Gaitán no importaba a la cúpula estratégica estadounidense que perseguía, bajo el paraguas estigmatizador del comunismo, cualquier propuesta nacionalista, de izquierda o democrática que cuestionara su dominio económico, político y estratégico en su área de influencia hemisférica y planetaria.
El 12 de marzo de 1947 Harry Truman pronunció ante el Congreso norteamericano el discurso que hizo pública la conocida como “Doctrina Truman”, que significaba, en palabras del investigador Luiz Moniz Bandeira: “dar asistencia política, económica, y sobre todo militar a cualquier gobierno anticomunista (no importaba si democrático o dictatorial) amenazado por una insurrección, invasión extranjera o presiones diplomáticas”.
El 16 de marzo de 1947 tuvieron lugar las elecciones para el Congreso Nacional en Colombia. El triunfo del gaitanismo, en una nación de mayoría liberal, fue demoledor, y los nuevos parlamentarios de ese partido eligen como Jefe a Jorge Eliécer Gaitán; en ese momento es claro que él sería el próximo presidente de Colombia.
En ese mismo mes la prensa liberal acusa al jefe de la Policía, general Delfín Torres Durán, nombrado por el ministro de Gobierno Rafael Urdaneta, de organizar una temible Policía Política –la Popol–, encargada de espiar, perseguir y masacrar las fuerzas liberales, democráticas, sindicales, estudiantiles, y periodísticas. Como subdirector del cuerpo policial aparece el coronel Virgilio Barco.
El periódico Jornada, vigilado por la Popol, en su edición del 10 de julio de 1947, denuncia y pregunta públicamente por la conversión de la policía en un organismo de espionaje y persecución política integrado por maleantes. La disputa por el gobierno es intensa, y en ella Laureano Gómez no se resigna a perder la presidencia que ha ambicionado desde su primera juventud.
“Yo no tengo sentimientos, excepto los que reservo para la Sra. Marshall”
George Marshall
En septiembre de 1947, el oficial de Información del Ejército de los Estados Unidos, Vernon Walters8, en calidad de ayudante del Agregado Militar estadounidense en Brasil, colaboró con el General George Marshall nombrado en enero de 1947 Secretario de Estado de los Estados Unidos; el general Marshall viajó a Rio de Janeiro para organizar militar y políticamente la región frente a la amenaza comunista y firmar (Conferencia de Rio) con diecinueve estados latinoamericanos el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. (9)
A tal evento asistió por Colombia Alberto Lleras Camargo, en calidad de presidente de la Unión Panamericana. También viajó Juan Uribe Cualla, un abogado y congresista conservador, amigo íntimo y compañero de los juegos de póker dominicales de Laureano Gómez en Torcarema, desde los años veinte. Uribe Cualla se reunió con George Marshall y con Vernon Walters en el Hotel Quintadinha, en Petropolis.
Al final de septiembre de 1947, después de la Conferencia de Rio de Janeiro, estalló en Bogotá el escándalo por la importación clandestina desde Panamá de gases y de armas recibidas furtivamente por la embajada de Estados Unidos y entregadas en secreto a unidades policiales, sin que el Ejército se enterara. Gaitán denunció este hecho en el Congreso.
No hay respiro. El diario El Siglo, propiedad de Laureano Gómez, inició una agresiva y sostenida campaña dirigida a presentar a Gaitán como un servidor encubierto de Rusia comunista que estimulaba el paro petrolero de la Tropical Oil, y a los sindicatos petroleros como organizaciones dependientes de Moscú que amenazaban con huelgas la seguridad nacional de los Estados Unidos que en ese momento consideraban al petróleo como recurso militar estratégico del que dependía la victoria en la tercera guerra mundial.
A comienzos de marzo de 1948, casi un mes antes de la inauguración de la IX Conferencia Panamericana, Vernon Walters, oficial de inteligencia del Ejército de los Estados Unidos que trabajaba como asistente del agregado militar estadounidense en Brasil recibió la orden de la Secretaria de Defensa de dirigirse a Bogotá, y después, al finalizar el mes de marzo, debía colaborar con el General George Marshall a su llegada (11). El diario de Laureano Gómez arreció su campaña sistemática dirigida a presentar a Gaitán como agente moscovita, ahora como una amenaza a la IX Conferencia Panamericana.
La poderosa Asociación Nacional de Industriales (Andi), fundada en 1944, no contemplaba con buenos ojos a Gaitán, a pesar de que él defendía el sistema de libre empresa y los beneficios alcanzados con el esfuerzo y el mérito. La Andi rechazaba la insistencia de Gaitán en enfrentar los monopolios y adelantar una reforma arancelaria que protegiera la nación y no solo los intereses de un grupo, tampoco aceptaba el rechazo del líder liberal al dominio de la organización gremial sobre el Estado (12).
La novena Conferencia fue concebida por el Departamento de Estado como un momento muy importante para suceder y profundizar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, se trataba de incorporar la doctrina Truman en América Latina, e instaurar la lucha anticomunista en la región con una declaración anticomunista. Las ideas nacionalistas y liberales de Gaitán y el gaitanismo eran un obstáculo enorme en esa pretensión. El gaitanismo no estaba de acuerdo con excluir del escenario político electoral a los partidos comunistas, ni tampoco en plegarse a la histeria demonizadora que sindicaba al comunismo de todos los males sociales.
Al mismo tiempo, Gaitán era un obstáculo definitivo a la decisión del Partido Conservador de mantener el poder estatal. En especial para Laureano Gómez que había maquinado toda su vida para llegar a la presidencia, y que sentía que la división que había promovido en el liberalismo, y el encumbramiento de Ospina Pérez como candidato de Unión Nacional –que no despertaba el recelo que sí generaba su trayectoria–, le aprestaban el camino para realizar el sueño de toda una vida (13).
El éxito de la Operación Pantomima elevó la fe en los beneficios de la acción encubierta. Vernon Walters aparecerá después en varias “operaciones encubiertas” ligadas a sucesos “silenciosos” y letales como el golpe de Estado contra Joao Goulart, la intermediación entre Kissinger y Pinochet, Kissinger y la Junta Militar argentina, algunos operativos dentro de la operación Cóndor, las acciones de la CIA junto a la contra nicaragüense, y el atentado a Carrero Blanco, entre otros.
Las agencias de información estadounidenses divulgaron la especie de que el crimen y el estallido de la insurrección había sido obra del comunismo internacional para sabotear la IX Conferencia Panamericana. El diario El Siglo insistió en que los autores del asesinato habían sido los comunistas, y que los jóvenes cubanos que habían venido a organizar el encuentro estudiantil latinoamericano alterno a la conferencia, Fidel Castro Ruz y Rafael del Pino, estaban involucrados.
* Escrito tomado de la obra: Memorias entrelazadas: corazones justos. Conversaciones con Alirio Uribe Muñoz, que se publicará en septiembre del 2014.
1 http://www.angelfire.com/rnb/17m/Gaitan/gaitanm.html
2 http://www.abpnoticias.com/boletin_temporal/contenido/articulos/eeuu_gaitan.html
3 Cocaine, death squads and the war on terror, Oliver Vilar y Drew Cottle. pg 23
4 Legado de Cenizas,Tim Weiner. Primer y segundo capitulo
5 Legado de Cenizas,Tim Weiner. Primer y segundo capitulo
6 Conversación con Luis Emiro Valencia.
7 Memorias, Diego Montaña,editorial de la universidad nacional, 1996. pg 293
8 Vernon Walters.Misiones Silenciosas.
9 Rempe Dennis.Counter Insurgency in Colombia.Editorial Ann Arbor.2002.
10 Misiones silenciosas.Vernon Walters.Editorial Planeta, 2002.
11 La ofensiva empresarial. Eduardo Sanz Rovner.Editorial Uniandes y Tercer Mundo.1998
12 El asesinato de Gaitan y la Operación X. López Botero, pp. 34 y 35.
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