En medio de un clima caldeado para los diálogos de paz que cursan en La Habana, producto de presiones de la oposición política, de funcionarios públicos como el Procurador y de una cascada de ligerezas de los opinadores de oficio, el presidente Juan Manuel Santos habló al país el pasado domingo 12 de julio, en lo que puede interpretarse como una respuesta “formal” al anuncio de las Farc de decretar un cese unilateral al fuego a partir del 20 de julio.
El discurso presidencial sostuvo los argumentos mantenidos a lo largo de los tres años de diálogo con la insurgencia: insistió en afirmar como acertado no haber desarrollado el proceso en medio del despeje, en que no se está negociando el sistema económico nacional, la propiedad privada, el futuro de las Fuerzas Armadas o cualquier otro tema que altere la actual estructura de la nación. El mandatario dijo que ‘no podía permitir el fortalecimiento político ni militar de la guerrilla, o que dilataran las conversaciones’, por lo cual, y para lo cual, ‘decidió negociar en el fragor del conflicto, una decisión, sin embargo, bastante costosa en términos humanitarios’.
La posición del Ejecutivo es ambigua porque, de un lado, necesita contener las fuerzas más conservadoras, renuentes a que el país experimente el más mínimo cambio, anhelantes de que nuevamente Colombia esté regido por principios totalmente confesionales y, del otro, porque entiende que pactar la paz en medio de una ascendiente beligerancia no es práctico desde ningún punto de vista, pues cuando los contendientes deciden dialogar es porque, una o las dos partes, valoran que la continuación de las hostilidades es negativa. ¿Para qué, entonces, profundizar más lo que a través de una solución negociada desea evitarse?
De esta manera, y más allá de los gritos destemplados de la prensa oficial ante los resultados de la ofensiva de las Farc, luego que levantara su primera tregua unilateral, quedó probado que continúa con capacidad de daño, de ahí que alargar el conflicto en una coyuntura como la actual justo cuando el país muestra una debilidad económica sustantiva por el desplome de su sector externo, no parece el mejor camino.
Lo pactado y lo que falta por acordar en la mesa
“Lo que falta es el tema más complejo que es lograr el máximo de justicia que nos permita la paz. Este es el punto que va a definir si hay o no paz, ¡tenemos que superarlo!, ese es el reto. Si llegamos a un acuerdo sobre ese aspecto de la justicia, podremos decir, sin lugar a dudas, que estamos del otro lado”, planteó Santos Calderón al referirse al acuerdo sobre Justicia, el que comenzó a tratarse en la mesa de conversaciones de La Habana en el ciclo 38, abordando el ítem del sometimiento a la justicia por parte de las Farc una vez puestos en marcha los procesos de eventual desmovilización y desarme de la organización insurgente. Y es crucial, porque es una de las temáticas donde más han enfatizado los sectores conservadores, que no sólo quisieran un cese de los fusiles sin el más mínimo cambio en el país, sino que también aspiran a ver tras las rejas a los insurgentes, como si de combatientes vencidos se tratara. La transformación de la guerrilla en una fuerza política con alguna importancia, es lo que quieren evitar a toda costa, con el argumento insistente de la derecha de que “no puede haber paz sin justicia”.
Es bueno recordar aquí que durante el tiempo trascurrido de diálogos, tres acuerdos están ya suscritos: desarrollo rural, participación política y lucha contra drogas, que no tendrían ninguna posibilidad de ser llevados a la práctica con algún éxito si los dirigentes de la insurgencia tienen que estar tras los barrotes.
El mandatario sostuvo la voluntad de acelerar las conversaciones para llegar cuanto antes al fin del conflicto. Informó a su vez que los negociadores en La Habana iniciaron un plan de trabajo que pretende llegar en la mayor brevedad posible al acuerdo sobre los puntos pendientes de la agenda. Su discurso dejó entrever la posibilidad, anhelada por muchos, del cese al fuego bilateral y definitivo. Al referirse a este último aspecto señaló: “[…] Y decidieron avanzar también sin demoras (los delegados en la mesa de negociaciones) en la definición de los términos del cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitiva, y de la dejación de armas, todo esto con un sistema de monitoreo y verificación con presencia internacional”. En procura de ello, el exministro del trabajo uruguayo José Bayardi, fue delegado por el Gobierno de la República Oriental del Uruguay como el encargado de dirigir la discusión e implementación del sistema de monitoreo que llevará a cabo la subcomisión de la mesa de negociación encargada de desarrollar el tema1.
¿Es realmente un cese al fuego bilateral?
El mandatario nacional habló de la necesidad de bajar la intensidad a la confrontación: “[…] es urgente desescalar el conflicto, reducir la intensidad de la guerra, porque hemos venido hablando en medio de la guerra pero los colombianos cada vez entienden menos que en La Habana se hable de paz mientras en Colombia continúan los ataques y los muertos. Hay que comenzar a frenar ¡ya! la muertes, la destrucción y el dolor que deja cada día este enfrentamiento absurdo […]”. Sobre el accionar de las Farc se pronunció diciendo que si suspendían su ofensiva contra “el país”, como lo anunciaron con el cese al fuego unilateral e indefinido que empezaría el 20 de julio “[…] nosotros también estaremos dispuestos a desescalar las acciones militares”. Aunque pase desapercibida, esta afirmación es la primera que se efectúa desde el inicio de los diálogos de paz a finales del 2012, en el sentido de que la Fuerza Pública pudiera reducir la intensidad del conflicto en respuesta a la voluntad insurgente de enfriar la confrontación. Sin embargo, Santos fue vehemente al insistir “Este desescalamiento ¡no es!, repito ¡no es! un cese al fuego bilateral, pero sí es un avance para humanizar la guerra, para evitar más víctimas, mientras se llega a un acuerdo definitivo”.
Con estas palabras el Ejecutivo reconoce dos cosas: primera, lo ilógico de aumentar las acciones ofensivas sobre quienes dan muestras de querer dialogar y, segundo, que la confrontación no es un paseo de salud, sino un conflicto cruento y destructivo. Reconocer que la guerra debe humanizarse es reconocer que el contendiente tiene estatus de beligerancia y que, más allá de no aprobar su accionar sí se reconocen sus motivaciones políticas. Desconocer por completo la naturaleza y las razones de aquellos a quienes se confronta, es imposibilitarse para dar fin a la confrontación, y es esto lo que jamás ha percibido el establecimiento, que cree que con gritos histéricos y adjetivaciones soluciona el problema.
Un pulso que al interior del establecimiento aún está vivo, de ahí que las reacciones ante la posibilidad, así sea lejana, de un cese bilateral del fuego, no tardaron: el innombrable se pronunció el martes 14 de julio vía twitter: “En Cese Bilateral –inconstitucional– las FFAA no sabrán si quien delinque es FARC, ELN u otro grupo terrorista”. El Procurador General de la Nación puntualizó: “La Procuraduría lo había referido, que todo iba hacia el cese bilateral, que iba a ser otro cambio de posición del Gobierno en estas largas conversaciones. El Gobierno inicialmente había dicho lo que debía decir, que no habría cese bilateral antes de la firma del acuerdo, lo reiteró durante dos años y medio y hoy nuevamente cede ante las exigencias de las Farc, así como ha cedido en otras exigencias”2. En sentido diferente sentó posición la candidata a la Alcaldía de Bogotá Clara López Obregón el 13 de julio vía twitter “El llamado de múltiples sectores sociales y políticos, así como la comunidad internacional ha sido escuchado. Gana la sensatez, gana la Paz”. El senador Iván Cepeda Castro dijo por el mismo medio el 13 de julio: “Anuncio es un paso fundamental hacia la búsqueda de paz”.
Así las cosas, y más allá de lo que digan unos u otros, lo cierto es que cesar las acciones ofensivas no riñe con el orden constitucional, pues así como el Estado suspendió las órdenes de captura y los procesos judiciales seguidos en contra de los negociadores de los alzados en armas, no atacar a las fuerzas insurgentes no es sinónimo de no proteger el territorio nacional. Las fuerzas militares perfectamente pueden reservarse el derecho de intervenir sólo si se presentan acciones ofensivas de sus enemigos, y permanecer expectantes si estos se mantienen pasivos.
¿Por qué es conveniente lograr un cese al fuego entre ambas partes?
Las Farc declararon un cese al fuego unilateral a partir del 20 de diciembre del 2013, el cual llegó hasta el 22 de mayo del 2014 cuando en bombardeos a un campamento del frente 29 en Guapi (Cauca) perdieron la vida 26 guerrilleros, motivo por el cual la guerrilla decidió suspenderlo. Para entonces, y desde el 14 de abril, el ambiente político y militar estaba caldeado producto de la muerte de once militares, por parte de los alzados en armas, en la vereda El Porvenir, municipio de Buenos Aires (Cauca).
A pesar de las circunstancias que originaron la ruptura del cese al fuego unilateral, distintas organizaciones reconocieron una notable disminución de las confrontaciones armadas y de sus víctimas: una reducción del 85 por ciento de las acciones ofensivas por parte de las Farc, del 73 por ciento de las muertes civiles, reducción del 64 por ciento de las muertes de la Fuerza Pública y del 55 de los combates con las Farc3. De acuerdo al semanario No. 18 del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), las violaciones al cese al fuego unilateral se concentraron en departamentos donde las Farc tienen arraigo histórico: Caquetá (4), Cauca (4), Putumayo (1), Chocó (2), Antioquía (2), Arauca (1), Guaviare (1), Huila (1), La Guajira (1), Nariño (1) y Tolima (1).
El cuarto informe de Veeduría al cese unilateral al fuego declarado por las Farc Ep4 había informado, un mes antes de que se precipitara la ruptura, que “De todas maneras los resultados del cese unilateral son los mejores que la alternativa a que no se desarrolle. Un cotejo de datos realizados por el Frente Amplio permitió proyectar con base en los resultados de los años 2009 al 2011 (años en que aún no había negociaciones) que aproximadamente 160 integrantes de las fuerzas armadas habrían perdido la vida y que alrededor de 1000 estarían heridos, si no estuviera en desarrollo la actual fórmula de cese unilateral”.
La coyuntura bajo la lupa
No existen elementos de juicio para asegurar que la nueva disposición que exhibe el discurso del Presidente corresponda efectivamente a un cese al fuego bilateral concertado entre las partes. Sin embargo, la nueva posición del mandatario puede valorarse como un avance sin precedentes en el escenario de los diálogos de paz, pues podrían ser amplios los alcances que esta nueva postura política pudiera generar en términos del enfriamiento de la confrontación, de la distensión de la opinión pública nacional y de la reducción del número de víctimas civiles y militares. Por primera vez en el proceso de negociación se vislumbra el inicio del camino al silenciamiento de los fusiles, siempre enredado en los vaivenes de la confrontación. En esta nueva etapa, el ejercicio responsable de la comunicación es imprescindible para bajarle el volumen a los sectores de la política nacional que persisten en relacionar este tipo de posiciones del Estado con la derrota del Gobierno, y el otorgamiento excesivo de privilegios a la guerrilla. Los medios de comunicación deben evitar seguir contribuyendo a polarizar a la población en torno a la negociación. Los intereses particulares de sus propietarios deben quedar a un lado y priorizar los del país.
Responsabilidad que pasa por dimensionar el costo real de la confrontación en vidas e infraestructura, con lo cual las llamadas clases medias y las élites de las grandes ciudades podrían dejar de vivir el conflicto como si sucediera en un país lejano. Los costos de cincuenta o más años de guerra son inmensos y la academia se muestra indiferente a tratar el tema con el interés y la profundidad que merece. Si nos aproximáramos a las cifras del conflicto e hiciéramos una labor pedagógica con sus resultados, seguramente que los guerreros de coctel y de corbata no sólo perderían legitimidad sino que serían considerados como lo que en realidad son: auténticos necrófagos.
Giro que es posible dar ya que los efectos positivos de un cese de fuegos, así haya sido unilateral, mostró sus ventajas. En efecto, las mediciones del conflicto registradas en el período que duró la decisión política y militar tomada por las Farc permiten ser optimistas en torno a los resultados de un eventual cese al fuego bilateral entre las partes, meta final de un largo y complejo proceso que comienza a ser transitado con el anuncio del desescalamiento del conflicto que está en gestión entre las partes.
Los diálogos entran en un periodo bastante sensible que urge de prudencia y mesura tanto en el terreno de la confrontación militar, como en el terreno de la opinión pública, pues el reloj del plazo de 4 meses establecido por el Presidente ya ha comenzado su cuenta regresiva. Plazo que no comprende un ultimátum a las negociaciones, sino a la materialización de resultados que muestren convincentemente que una salida negociada a la guerra es en verdad posible.
1 El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Oriental del Uruguay informó a través del comunicado de prensa No. 56 del 2015 la respuesta del Gobierno uruguayo al Comunicado Conjunto No. 55 de la mesa de conversaciones en La Habana en la que solicitan un delegado de la presidencia de UNASUR en los siguientes términos “Al respecto, el Gobierno uruguayo propondrá a la persona del Doctor José Bayardi, ex Ministro de Defensa Nacional, quien cuenta con una amplia experiencia y reconocida trayectoria en tareas de mantenimiento y consolidación de la paz, para cumplir con la labor solicitada.” http://www.mrree.gub.uy/frontend/page?1,inicio,ampliacion-ppal2,O,es,0,PAG;CONC;1961;15;D;uruguay-reitera-su-compromiso-con-el-proceso-de-paz-en-colombia-30381;3;PAG;
2 El país. http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/proceso-paz/noticias/debe-cesar-toda-accion-armada-farc-procurador . Julio 13 del 2015.
3 Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac). Semanario de análisis en seguridad. Número 18. Mayo 16 a 22. Año 2015.
4 Frente Amplio por la Paz y la Justicia Social. Cuarto informe de Veeduría al cese unilateral al fuego declarado por las Farc Ep. Abril 23 de 2015.
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