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El tinglado electoral

El tinglado electoral

Una nueva contienda electoral está en curso en todo el país. La campaña por controlar territorios y presupuestos se torna electrizante pues el sector financiero y otros grupos económicos están dispuestos a llegar –en el caso de la capital del país– hasta las últimas consecuencias para retomar su control. No es para menos: el gobierno de Bogotá dispone de un presupuesto anual de cerca de 20 billones de pesos, y una nómina de no menos de 50 mil empleados.

 

La historia se repite

 

El 30 de octubre del año 2011 ganó las elecciones de Bogotá Gustavo Petro Urrego. Tuve la oportunidad de conocer de primera mano el triunfo pues por azares del destino ese mismo día terminé fungiendo de testigo electoral en Corferias, bastante atento al conteo de votos en cada una de las mesas de votación. Desde que fueron abiertas las primeras urnas fue clara la tendencia: el candidato progresista llevaba entre diez y quince votos de ventaja en cada puesto de votación sobre Enrique Peñalosa y Gina Parody, sus directos competidores.

 

Aquella noche de finales de octubre fue bastante clara y fría en Bogotá; recuerdo a los activistas agitando banderas tricolores en la carrera séptima, eufóricos por el triunfo de su candidato, después embriagados, y horas más tarde durmiendo el arrullo etílico, sintiendo, con seguridad, que habían triunfado, que desde el día siguiente “sería todo diferente” pues habían contribuido al triunfo que iba a alterar definitivamente el futuro aciago de la ciudad. No eran más que un puñado de esperanzas vanas, cándidas, pueriles.

 

Han transcurrido cuatro años desde aquel momento y la situación llega casi al mismo punto de los días que antecedieron a la victoria de Petro: las campañas en plena ebullición, la agitación electoral, las fotos, los discursos, las encuestas bipolares y gran parte de los mismos problemas que enfrentan a diario millones de ciudadanos capitalinos aún sin resolver, fundamentando discusiones y propuestas, contribuyendo a trivializar debates electorales en los que la competencia por acumular votos ha embebido de demagogia y futilidad las mismas propuestas de gobierno.

 

Las encuestas

 

El trasfondo del escenario se encuentra matizado, al igual que en el 2011, por las encuestas de intención de voto, que siguen encargándose de vaticinar cuál será el resultado efectivo de las elecciones por la alcaldía más importante del país. Cuatro años atrás las mismas encuestas solo tuvieron capacidad de predecir el resultado hasta pocas semanas antes de las elecciones que ganó Petro con 721.308 votos (32.16%), 150.000 más que Peñalosa quien logró el 25.07 por ciento del total de la votación, ambos resultados porcentualmente pobres en términos de representación si se tiene en cuenta que para el periodo electoral del 2011 –de acuerdo a la Registraduria Nacional del Estado Civil– votaron 2.324.885 ciudadanos capitalinos, tan solo el 47.40 por ciento de las personas habilitadas para hacerlo en esta ciudad. Seis meses antes de estos comicios las encuestas catalogaban como virtual ganador a Peñalosa, con diferencias hasta de 15 puntos porcentuales frente a Gustavo Petro.

 

Dos meses antes de las elecciones del 2011 Carlos Lemoine, presidente del Centro Nacional de Consultoría, escribía “Las encuestas también son semejantes a la mirada inocente del niño que en el cuento de Hans Christian Andersen se dio cuenta de que el rey no tenía vestido: muestran con inusitada frecuencia cómo importantes candidatos de importantes partidos en realidad no tienen votos”. Pero no solo esto, también pueden mostrar ficticiamente que tienen más votos de los que en realidad poseen. En fin, toda una distorsión de la realidad para favorecer al candidato de su preferencia. Sobre este particular el sociólogo francés Pierre Bourdieau planteó: “Las problemáticas que proponen las encuestas de opinión están subordinadas a intereses políticos, y esto pesa enormemente tanto sobre la significación de las respuestas como sobre la significación que se le confiere a la publicación de los resultados”. Por tanto, las encuestas de intención de voto no pueden entenderse por fuera de esta subordinación a intereses específicos y a las pretensiones de simplificación del campo sujeto a sus mediciones.

 

Una perla

 

El 14 de agosto del año en curso, el diario El Tiempo1 presentó los resultados de una encuesta desarrollada por Datexco Company, pagada por el diario junto a la W radio. La noticia titulaba “Encuesta de Datexco: Peñalosa (31.4%), Pardo (28%)”. El titular no deja duda: allí reposa una de las estrategias mediáticas para manipular la información, pues la nota no explica muy bien que las cifras obtenidas a partir del estudio se consolidaron en el hipotético escenario de que la candidata a la alcaldía de Bogotá por el Polo, Clara López Obregón, no concurriera a las urnas. Solo poco antes de terminar la noticia realizan una breve alusión en dos líneas al respecto de que en el escenario fáctico tendría lugar un empate entre los tres aspirantes a la alcaldía, hipótesis manejada en los más recientes sondeos.

 

Evitando discutir la fiabilidad de las encuestas, el análisis debería fijarse en este tipo de dispositivos ejecutados en los medios de comunicación para asociar palabras e imágenes de candidatos con números que expresan tendencias de votación poniendo y quitando favorabilidades, sobre el hecho mismo de las intenciones de los medios de incidir en la contienda electoral a través de la manipulación en la presentación de las cifras por las que pagan millonarias sumas. Las encuestas, los discursos basados en sus cifras, llevan consigo formas de exhibiciones y ocultamientos, estrategias de vaticinio que pueden modificar, al menos, la forma en que los electores se representan la contienda electoral. Nunca responden a los intereses puros por aproximarse probabilísticamente a la verdad.

 

Detrás de los bastidores del discurso

 

La forma como exponen sus propuestas los candidatos, nos permite presentar la hipótesis de que los electores carecen de los elementos suficientes para llevar a cabo –de forma idónea– la selección del/a candidato/a de sus preferencias. Esta hipótesis se soporta en la retórica ambigua y simplista de las propuestas en boga, con la cual ocultan los intereses particulares de los sectores del poder alineados sobre cada uno de los candidatos en disputa.
El primero de los elementos de análisis que debe ser destacado son los efectos producidos en los grupos hegemónicos por la sucesión de gobiernos de izquierda democrática durante doce años en Bogotá. Más de una década sin controlar su enorme presupuesto ha terminado por afectar su estructura de poder clientelar, golpeando sus intereses de acumulación y reproducción de capital a corto y mediano plazo.

 

Estos sectores han decido no quedarse con los brazos cruzados, invierten infinidad de recursos para lograr su propósito. De ello da cuenta la constitución de ProBogotá el primero de agosto de 2014, como lo develó este mismo periódico en su anterior edición (agosto 20–septiembre 20), donde se precisa: “[…] este tanque de pensamiento, conformado y financiado por las empresas y grupos empresariales de mayor músculo financiero, no solo locales, sino también extranjeros, se propuso como primer gran objetivo, retomar el poder capitalino para los intereses del gran empresariado. Se trata de un modelo de intervención para gestionar ciudades a partir de la injerencia de lo privado en lo público, dentro del espíritu más audaz y avasallador de la economía de mercados”. ProBogotá apoya las candidaturas de tres aspirantes a la alcaldía de Bogotá: Enrique Peñalosa (Uribismo “Light”), Rafael Pardo (Corriente Santista) y Pacho Santos (Uribismo de línea dura). Tres candidatos que representan a grupos de poder específicos, con ambiciones particulares que sin embargo comparten el espectro ideológico neoliberal. Tres candidatos capaces de diversificar las apuestas del capital financiero por retomar el control de la alcaldía a partir del voto de los estratos medios capitalinos, candidatos que intentarán sobreponerse al voto social y de opinión que para ellos ya ha hecho suficientes estragos.

 

Su pretendido “rescate” de Bogotá está sustentado en discursos reactivos que sustentan entre dientes la continuidad de las políticas sociales consolidadas por los gobiernos de izquierda en la ciudad, al tiempo que descalifican las administraciones de los últimos doce años en aspectos como: administración, seguridad, movilidad, crecimiento de la ciudad, relaciones con las autoridades policiales, manejo de Transmilenio y SITP, inversiones del Distrito, entre otros aspectos cuya gestión no ha encuadrado dentro de su matriz de pensamiento político económico.

 

En perspectivas del 25 de octubre, no deben descartarse cualquier tipo de alianza entre estos tres candidatos de las elites, del capital financiero y de la ideología neoliberal. Sus propuestas y discursos, en varios aspectos enfatizan perfil social y popular, pero no es posible confiarse en ello, pues pretenden una ciudad “bien gerenciada” pero para el capital, como fue la constante durante todo el siglo XX, cuando controlaron en sus manos y bolsillos esta urbe, permitiendo su descomunal crecimiento, y un desorden que favorece los negocios que siempre pretenden, así como el control social, el miedo y la división social, junto al control policivo, que siempre necesitan.

 

Otra de las personas que aspira a regir el destino de Bogotá es la candidata del Polo Democrático Alternativo –PDA–, Clara López Obregón, quien ha manifestado encontrarse comprometida con la continuidad de las políticas sociales implementadas desde hace doce años en la capital. Su candidatura espera obtener nuevamente el voto de confianza de la ciudadanía; su confianza parte de su loable gestión cuando tuvo que afrontar la alcaldía de la ciudad luego del descomunal escándalo de corrupción originado por los hermanos Iván y Samuel Moreno Rojas. Bogotá es pieza fundamental para el PDA, y debe ganarla pues con ello defiende su unidad, accediendo a niveles importantes de poder que le permitirían refrendar su propuesta política ante millones de personas.

 

Si el PDA gana las elecciones no tendrá una tarea fácil, pues nuevamente serán interpuestas toda serie de cortapisas al sostenimiento de las políticas de corte social, deberá encarar la heráldica labor de impulsar en el Concejo un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, el desafío por constituir movimiento social por fuera de los ajetreos del balcón del Palacio del Liévano, tan necesario para robustecer el ejercicio de la gobernabilidad del Distrito de manera más seria y ética de lo que lo han podido conseguir el fútil embellecimiento de barrios populares, el pliegue del Distrito a la empleabilidad clientelar.

 

Clara López también deberá demostrar a sus electores que ahora realmente es más amarilla que roja, que las sospechas sobre su vocación real de gobierno infundadas en sus prolijas relaciones con el ala samperista del Partido Liberal, solo son producto de la paranoia sectarea de la izquierda y que las palabras del exministro liberal Alfonso López Caballero escritas en una carta enviada a Horacio Serpa: “Con Clara López tiene el Partido Liberal una carta ganadora […] Con ella el Partido volverá a hacerse escuchar en Bogotá y a participar directamente en los destinos de la ciudad. Quienes abrigan alguna reticencia a votar por Clara porque no se sienten identificados con el Polo han de saber que muchas de las mejores mentes y de los más caracterizados dirigentes liberales la apoyan”, corresponden a nobles intenciones democráticas, a la voluntad del Partido Liberal por gobernar, junto con el Polo, de manera pulcra una vez más a la capital del país.

 

Las opciones y los escenarios están ante quienes eligen. Frente a cualquiera de ellos es necesario reiterar los interrogantes planteados en el artículo “Doce años de gobierno de la izquierda en Bogotá” publicado en la edición anterior de este mismo periódico: “¿Cómo actuar para que lo electoral no termine por subsumir el conjunto de las energías de los sectores alternativos? ¿Cómo actuar para no institucionalizar el conjunto de nuestras acciones y proyectos? ¿Cómo actuar para mantener viva la disposición de la lucha social directa? ¿Cómo construir una forma de gobernabilidad y de gestión pública propia de la izquierda? ¿Cómo forjar una forma de conducción de gobierno que controle los egos, personalismos y autoritarismos de los gobernantes?”

 

La ventana

 

El próximo 25 de octubre muchos más soñarán con el cambio mientras asisten a las urnas con ilusión de construir con votos un mejor mañana. Otorgarán a uno de los candidatos el poder para que los gobierne y esperarán de forma pasiva a ser gobernados de una manera justa, equitativa e incluyente, mientras la exigencia, el imperativo de toda ciudadanía en el país bien debería propugnar por el ejercicio de su propio gobierno y los mecanismos de control necesarios para que quienes incumplan la misión encomendada sean siempre recordados.

 

Otros quizás despertarán del embriague etílico de todas las borracheras de su vida, teniendo la plena conciencia de que avanzaron más rápidas las palabras que las acciones de quienes prometieron revolucionar la realidad a cambio de que les dieran la facultad de gobernarlos “representativamente”. Hasta tanto, algunas de las claves de la superación del estado de cosas actuales permanecerán ocultas en las lenguas muertas del empoderamiento ciudadano, al que nadie quiere apostar.

 

 


 

1 http://www.eltiempo.com/bogota/encuesta-de-datexco-entre-penalosa-y-pardo/16233735.

 


 

Recuadros

 

¿Continuidad? ¿continuidad reformada?

 

Más allá de los trivializados discursos sobre la solución a problemáticas puntuales, en todas las apuestas de gobierno resalta la manifiesta imposibilidad de replantear estructuralmente la ciudad, de desarrollar rupturas respecto a la matriz hegemónica de gobierno, de ahí que se oscile entre una continuidad y una continuidad reformada, nada diferente ni originalmente revolucionario, ninguna alternativa capaz de transcender la somera manipulación de variables endógenas al sistema o subsistemas asociados. Se ha vuelto infecunda la imaginación política para enfrentar los problemas de la ciudad, al ser esterilizada por los límites que imponen al cambio las leyes, los códigos, las cortes y los organismos de control.

 


 

Recuadro 2

 

Movilidad

 

Rafael Pardo
1. Modalidad intermodal; 2. Mayor grado de sinergia entre peatones, bicicletas y transporte público; 3. Mejoramiento del servicio de Transmilenio (ampliación de estaciones, eficiencia operacional, mejoramiento de vías, señalización, información al usuario) y el SITP
Desarrollo de infraestructura para peatones y usuarios de bicicleta; 4. Desarrollo del metro, mejoramiento de la malla vial, construir nuevas carreteras (Avenida Longitudinal de Occidente – ALO). 5. La posibilidad de cobrar a los carros particulares por congestionar ciertas zonas de la ciudad.

 

Enrique Peñalosa
1. Disposición de una malla vial reparada; 2. Mejora en la gestión del tráfico y en la construcción de nuevas vías; 3. Rápida construcción del metro, con modificaciones a los diseños iniciales e incorporando tramos elevados; 4. La expansión de las troncales de Transmilenio; 5. Volver técnica y financieramente viable al SITP; 6. Incrementar el uso de la bicicleta del 6 al 15 por ciento y la infraestructura de ciclorutas; 7. Cultura ciudadana para mejorar el tráfico; 8. Construcción de la ALO; 9. Interconexión entre SITP y transporte intermunicipal.
“Proponemos generar desarrollo y calidad de vida para todos, con un sistema público de transporte masivo más rápido, cómodo y eficiente, que incluya la Primera Línea del Metro y que integre a todos los sectores de la ciudad”.

 

Clara López Obregón
1. Robustecimiento del Sistema Integrado de Transporte a partir de la interconexión del existente con el metro; 2. Mejoramiento de la malla vial y modificar la construcción de la fase III de Transmilenio, conectando a Soacha con el norte de la ciudad a través de la Avenida 68; 3. Una de las preocupaciones inmediata está relacionada con el estado de las troncales de Transmilenio de la Caracas y Autopista Norte, sobre las que propone inversiones inmediatas para solucionar el problema de las vías.

 

Seguridad

 

Enrique Peñalosa
1. El alcalde de la ciudad debe liderar la Policía y exigir resultados. 2. Prevención del delito (atención a jóvenes vulnerables); 3. Mejoramiento de entornos que fomentan el crimen (espacios poco iluminados, con basuras, escombros y “graffities”); 4. Fortalecimiento de la Policía con mejores medios técnicos (cámaras de vigilancia con reconocimiento facial y placas de vehículos); 5. Incremento del número de policías; 6. Renovación a la línea 123 y creación de un nuevo sistema de denuncias; 7. Cero tolerancia al atraco y acoso en Transmilenio; 8. Creación de la Secretaría de Seguridad y Convivencia Ciudadana; 9. Garantizar a las mujeres el acceso efectivo a la Justicia, sancionar a sus agresores y castigar el maltrato intrafamiliar.
“Vamos a imponer el imperio de la Ley. Haremos cumplir las normas generando espacios urbanos limpios, seguros donde reine el orden y no el hampa. Vamos a garantizar el derecho sagrado a vivir sin miedo”.

 

Clara López Obregón
1. Enfrentar la inseguridad en la ciudad a partir de la profundización de la inclusión social mediante la cultura democrática; 2. Ampliar la cobertura de la política pública hacia sectores vulnerables, mano dura con la delincuencia, pero que también mano tendida para sacarlos de las actividades delincuenciales; 3. Gestionar la seguridad a partir de criterios técnicos, de inclusión social y de eficiencia; 4. Atacar las bandas de microtráfico en las localidades y en los colegios, pero proporcionar oportunidades de trabajo y educación para evitar que los jóvenes emprendan o perduren en el camino del crimen. 5. Incrementarse el número de efectivos de policías a partir de los recursos humanos de la misma institución y no mediante la creación de grupos policivos paralelos. 4. Profundización de las políticas de inclusión social, como timonel de la política de seguridad del Distrito.

 

Rafael Pardo
1. Relaciones más armónicas entre la Policía y la administración distrital; 2. El fortalecimiento de los cuadrantes de Policía; 3. Implementación de un nuevo sistema de denuncia, “banco de datos de rostros” para lograr implementar la tecnología de reconocimiento facial, grupos elite infiltrados en el servicio público, son algunas propuestas puntuales para el aseguramiento de la seguridad en la ciudad; 4. Creación de una “Guardia urbana” de cinco mil hombres y mujeres que atenderán las contravenciones contempladas en el Código de Policía, garantizando que “quien incumpla una norma sea sancionado”.

 

Modelo de ciudad

 

Clara López

1. “Toda la actividad administrativa, económica y social, así como las relaciones con la ciudadanía y el Concejo Capitalino estarán atravesadas por lo que ahora se conoce como el derecho a la ciudad que garantice a todos y todas el disfrute y aprovechamiento de la vida social en igualdad de oportunidades y de acceso al ejercicio de los derechos fundamentales sociales y colectivos”. 2. El derecho a la ciudad comprende: el derecho al ambiente sano, el derecho a que los niños sean privilegiados, el derecho de las minorías étnicas, de la diversidad sexual, a una perspectiva de género, a la igualdad de oportunidades, el derecho a la salud pública, derecho a no ser desplazado de la ciudad por proyectos de renovación urbana, al acceso a toda la ciudad, entre otros.
“Es necesario continuar fortaleciendo el entorno favorable a la actividad privada mediante la construcción de la infraestructura que facilite toda clase de actividad productiva generadora de empleo y que contribuya a mejorar la calidad de vida de todos los bogotanos como una manera concreta de ir cerrando la brecha entre las dos ciudades”.

 

Rafael Pardo
1. Desarrollar una gestión urbana que localice y distribuya con equidad territorial las oportunidades de desarrollo y bienes colectivos como recreación, cultura, educación y salud. 2. Urbanismo de la demanda, atender las necesidades de las personas evitando que éstas tengan que desplazarse demasiado para poder satisfacerlas. 3. Ciudad como plataforma física de la competitividad y la innovación, capaz con su sistema urbano de generar confianza en los agentes económicos, atender las demandas de espacio público con calidad. 4. Ejecución de actividades urbanas integrales en subscentros de la ciudad, el replanteamiento de las normas de uso y aprovechamiento del suelo hacía el interés común.

Enrique Peñalosa
“Ajustaremos el Plan de Ordenamiento Territorial con una gran participación ciudadana y de los diversos sectores, para que sea una ciudad respetuosa de la dignidad humana, incluyente, eficiente, atractiva y competitiva que propicie el buen vivir de sus habitantes y el disfrute de sus visitantes”.
1. Recuperar Metrovivienda como agencia encargada de ofrecer soluciones de vivienda a los sectores más populares.; 2. Construcción de vivienda popular incluye la recuperación de tierras de los urbanizadores ilegales, el acceso a los programas y convocatorias de vivienda hechas por el Gobierno Nacional; 3. La renovación urbana es una de las estrategias centrales para construir ciudad; la apuesta de Peñalosa incluye la construcción de parques, andenes, colegios y centros comunitarios. (recuadro, ¿Continuidad?)

Información adicional

EN DISPUTA POR LA ALCALDÍA Y EL PRESUPUESTO DE BOGOTÁ
Autor/a: ALLAN BOLÍVAR
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