Una constante. …Estados Unidos debe vigilarlo con discreción y tacto […] Gaitán representa un problema para Colombia y posiblemente influirá allende las fronteras (Memorando del embajador John C. Wiley, 16 de mayo de 1947. Del libro Grandes potencias, de Gonzalo Sánchez). Con mucho de desmemoria y ausencia de rigor en las aulas, ni en nuestros abuelos ni en las generaciones de hoy hay conciencia de que en un lugar, Berruecos, con el asesinato de Antonio José de Sucre, nuestra historia comenzó a joderse (1).
Y desde aquel lejano día, Colombia quedó marcada por el asesinato, uno tras otro, de los líderes que significan una opción popular. Historia repisada igual: con el destierro a pie del general José María Melo –último general bolivariano, fusilado por la Independencia de México– y los hachazos mortales que recibió por la espalda Rafael Uribe Uribe, perdedor de la Guerra de los Mil Días, cuya memoria recorre páginas de Cien años de soledad con un coronel Buendía. Así, en la historia, hasta la Operación Pantomima del fatídico 9 de abril de 1948, y décadas después, con otras muertes más por manos asesinas para beneficiarse y conseguir la soledad de liderazgo y su hasta ahora consecuencia en uno social y colectivo vencedor contra la oligarquía.
En los primeros días de octubre de 1960, tras una infiltración en territorio cubano, cayó preso el agente de la CIA John Maples Spiritus como cómplice de la actividad contrarrevolucionaria del luego capturado William Morgan. Cumplía dentro de las acciones previas para la Brigada de Asalto 2506, que el 17 de abril de 1961 desembarcó en Playa Girón (2). Este mismo Maples participó en la Operación Pantomima, sobre la cual declaró: “Yo en el centro de Houston fui mandado directamente a Colombia a participar dentro de un teem way, o sea, un grupo de especialistas ya establecidos en el país [(…] Esta operación [sobre] un abogado de tendencia izquierdista, líder muy popular, […] este individuo estaba en contrariedades con la Embajada de los Estados Unidos y los emisarios, que un jefe de grupo llamado Tomás Elliot trataba de arreglar […] pude saber a ciencia cierta su fortaleza, y quien lo apoyaba y con estos estudios, y otros hechos por los agentes radicados ahí, […] llegamos a un acuerdo de que a Gaitán, el líder, independentista, liberal, pues era necesario llevarlo a la eliminación física”.
Mientras el estado ‘norteamericano’ desclasifica los documentos sobre múltiples operaciones secretas de la CIA, “por razones de seguridad nacional” no hace lo mismo en relación con el crimen de Gaitán. ¿Qué información y a qué autores intelectuales protege?
1 Tampoco, de su relación y efecto en el continente y su coyuntura de convulsiones de poder, y por su identidad y gestación final con deslinde eurocéntrico –y del dogmatismo de la Internacional Komintern– de un “actor popular” y “pensamiento” propios con particularización de categorías de la teoría revolucionaria y rebeldías indígenas y negras, Bolívar, José Martí, Zapata-Villa, Sandino, Mariátegui, Gaitán, como precursores.
2 Con base en métodos de erra psicológica que uno de los coordinadores, David A. Phillips, puso en práctica en la invasión en 1954 contra el presidente Jacobo Árbenz de Guatemala, que aprobó una reforma agraria.
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