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¿Me amas? Sí a meses

¿Me amas? Sí a meses

Toda inocente, con el uniforme del colegio, cantando Shakira sin haberme enamorado pero esperando enamorarme por primera vez para salir a darme piquitos con algún man en el parque como hacía mi vecina. Con todas esas ganitas ocultas y esas historias secretas que me contaban las niñas del salón salí yo un día del colegio para la casa, caminando porque salimos temprano, lo de la buseta me lo gasté en Kipitos de los que explotan. Feliz como una lombriz caminaba yo por la quinta con los kipitos en mi boca revoloteando cual chispitas, cuando lo vi a usted, o más bien, cuando vi que usted me miraba a mí. ¿Si se acuerda de lo que me dijo? Usted sabe que a mí no me gustan los piropos, pero es que ese fue tan lindo, desde el principio con esa ternura sucia, sucia pero tierna como el viento que juega con mi faldita, como usted dice. Ah ¿se acuerda que no fui capaz de seguir mirándolo?, me asusté, agaché la cabeza y caminé rápido, muerta de pena, con el corazón acelerado y los kipitos al 100 en la lengua mía.

 

Cuando llegué a la casa me tiré en la cama y al verme segura mirando el techo me entró esa risita que siempre termina con los dientes mordiéndome la parte derecha del labio inferior. Esa tarde, por primera vez suspiré por alguien que no posaba en un afiche ni salía en la televisión. Suspiré por usted mientras deseaba salir temprano todos los días e irme caminando y encontrármelo para que me echara piropos lindos. Pero no volví a salir temprano ese año porque el sindicato de profesores suspendió la protesta al darse cuenta que “se salía de las manos”, ¿ahh? ¿Qué tal esos sindicalistas? ¿De las manos de quien se va a salir una protesta? Si van a jugar al marionetero que lo digan de una vez y vendan boletas para el espectáculo, pero no arrojen pasiones a las calles, tampoco adolescentes que seguramente han de encontrar amores. ¿Y ahora? ¿Mis piropos qué? ¿Por mis suspiros quien responde si no estaban en las exigencias mínimas? Pensé.

Mejor me iba olvidando de usted, no había posibilidad de encontrarlo. Pero como es la vida, en la fiesta del prom del colegio femenino lo volví a ver, usted estaba de colado con sus amigos, pero resultó ser que era el primo de María Camila y se unió a nuestro grupo. La risita de los dos, el corazón mío que se explotaba. Casi no se decide sacar a bailarme, tuvo que esperar un merengue… porque ella es tan bella, si, como una estrella, si… mi mano derecha y los deditos entrelazados con los suyos, la otra sobre la cintura, a mí que me iba a importar el sudor, yo pegué mi cuerpo al suyo y dejé que me abrazara, yo me derretía, tenía el corazón a mil y usted se puso a decirme cosas en el oído y parte de sus palabras cayeron hasta mi cuello y hacían cosquillitas que me ponían la piel de gallina, y esa cosa en el estómago, o no sé dónde, pero que se sentía rico, y por fin un beso, mi primer beso… el amor, el amor, el amor.

Era el destino, usted era el amor de mi vida como en las novelas y los cuentos, usted era el príncipe que rescataba esta princesita encerrada en una torre para llevarla a conocer mundo y hacerla suya, como en las canciones usted era mi vida y me haría mujer. Y si, le entregué todo a usted, mis pensamientos, mis secretos, mi amistad, todo, toda mi vida, mi cuerpo. Dije hazme tuya como en la novela, seré tuya como en la canción, y me moldeé, me moldee como usted quiso para que fuéramos felices por siempre. Por eso lloré tanto cuando me dijo que se acababa todo, por eso lo busqué y grité y me arrojé en la calle, por eso dejé de comer y me dediqué a morir… hasta-que-tomé-una-decisión-mejor: invitarlo a mi casa, con voz tranquila y tiernita como le gusta, para entregarle sus cosas, ofrecerle tinto y ponerle al mismo unas goticas para dormir, mientras duerme coserme a usted, pero no de cualquier forma, coser justo detrás de sus venas y las mías, rodear con la aguja sin ir a cortarlas, de manera que si intenta despegarse nos arrancamos las venas de los brazos mi amor. Ahora sí, ¿se acabó todo? ¿Me va a dejar? Ya no soy su cielo, su vida, ahh que pena, también le cocí los labios para que no fuera a gritar. ¿Crees que estoy loca mi amor? Pues sí, loca por ti, como en las canciones, como en las novelas, como en los cuentos, como en las películas.

Mire que a mí también me gusta la poesía, por eso pongo esa canoa chiquita sobre el piso con su nombre y el mío adentro, y digo: he tomado las venas de mi cuerpo como cadenas para aferrarte a mí, para que estemos juntos siempre, abrazo con ellas las tuyas para que bailemos infinitamente, por eso si te vas romperás con tu partida nuestro abrazo eterno y caerá sobre este cuarto la sangre que una vez ardió de amor. Ríos de sangre han de ser nuestros brazos si te marchas, pero más grande será el dolor que sienta al saber que no eres mío, por ello será que he de llorar como nunca he llorado jamás, y mis lágrimas mezcladas con la sangre harán del rojo sobre las baldosas un mar salado en el que navegarán nuestros nombres para siempre.

¿Si le gustó el poema? ¿Le gustó lo que preparé? Más vale que no aparezca la sirvienta y limpie la sangre antes de que se arme el charco y la canoa pueda navegar. Eso sería terrible, un maldito trapero que seque todo sería la tumba de este poema que preparé para los dos… mi amor. 

Información adicional

Sanguaza amorosa
Autor/a: AmintaSeriorriente
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