Mientras las computadoras hechas con silicio alcanzan sus límites físicos y energéticos, la electrónica orgánica se perfila como una nueva frontera tecnológica capaz de transformar tanto la computación como la medicina
Mientras las computadoras hechas con silicio alcanzan sus límites físicos y energéticos, la electrónica orgánica se perfila como una nueva frontera tecnológica capaz de transformar tanto la computación como la medicina