Cambio a la vista en el motor de la economía mundial. Si los países emergentes fueron los que impulsaron el crecimiento durante los últimos cinco años, ahora levantan el pie del acelerador antes de compartir el mando. En el caso de las economías de América Latina y Caribe, eso se traduce en un crecimiento del 2,7% para este año, uno de los más bajos de la última década, de acuerdo con la última proyección del Fondo Monetario Internacional.
El recorte es importante. La previsión que publicó hace seis meses el FMI daba una expansión del 3,4% para este año. Ahora lo sitúa dos décimas por debajo al de 2012. Como indica el informe que se someterá a la reunión de esta semana en Washington, en el caso de Latinoamérica dominan en este momento factores que tiran a la baja del crecimiento, en gran medida porque las condiciones externas son menos favorables.
El FMI señala en todo caso que el crecimiento volverá tomar fuerza de forma gradual hasta alcanzar el 3,1% en 2014, gracias a un repunte la demanda externa. En este caso, la nueva proyección se queda ocho décimas por debajo a la en abril. Pese a la moderación prevista, la región crecerá cerca de la media global. Para este año, la proyección es de una expansión del 2,9% en todo el mundo y del 1,2% para las economías avanzadas.
Pero el FMI también considera que América Latina es la región más vulnerable ante un cambio de política monetaria en EE UU, sobre todo si los tipos de interés de los bonos suben rápido. Para el conjunto de los mercados emergentes, la proyección del FMI es de una expansión del 4,5% este año, frente al 5,3% que dijo en abril y el 4,9% que registró en 2012. El que viene repuntará al 5,1%, también lejos del 5,7% que había previsto.
El gran temor del FMI es que la Reserva Federal proceda a retirar los estímulos sin que la economía se haya recuperado por completo y crear volatilidad en el mercado. El proceso de abandono podría empezar tan pronto como a finales de octubre, pero su efecto en el flujo de los capitales se nota desde hace meses. Las economías más vulnerables son la de los países cuyas divisas están aparejadas al dólar estadounidense.
La política de dinero barato en EE UU provocó que la inversión extranjera se dirigiera hacia América Latina, lo que ayudó a potenciar su crecimiento durante la crisis tras superar el bache de 2009. Pero este año, como indican desde el FMI, ya se observa una desaceleración significativa. Christine Largade ha pedido por eso a la Fed que actúe con responsabilidad y pensando en los efectos que puede causar fuera de Estados Unidos.
“Al repatriar los inversores fondos hacia EE UU, los países más expuestos serán lo que tiene una posición fiscal más débil y una inflación más alta”, señala Olivier Blanchard. Pese al riesgo, el FMI no cree que esta vez el inicio hacia la transición monetaria vaya a tener un efecto desestabilizador de las economías en Latinoamérica, como en el pasado. Augura más bien que será “limitado”.
Previsiones por países
México, por ejemplo, cuenta ahora con un tipo de cambio más flexible, una inflación más baja y una mejor política fiscal, lo que amortiguarán cambios. La proyección del FMI es de un crecimiento del 1,2% frente al 3,6% en 2012. El recorte en la previsión es de más de dos puntos, reflejo del fuerte debilitamiento en el primer semestre. Volverá al 3% en 2014, gracias a un repunte de la demanda en EE UU y al impacto de las reformas.
En el caso de Brasil, la economía más importante de la región, rebaja su previsión al 2,5% este año y el próximo. Hace seis meses proyectó un crecimiento del 3% en 2013 y del 4% en 2014. La depreciación de su moneda le ayudará a mejorar la competitividad exterior y amortiguará “parcialmente” el impacto de un incremento de tipos, dicen los economías del Fondo. Pero la alta inflación juega en contra y puede lastrar el consumo. La incertidumbre política frenará la actividad.
El FMI proyecta ahora para Argentina un crecimiento del 3,5% para este año, con lo que casi dobla el 1,9% con el que se cerró 2012 y es mejor que el 2,8% que anticipó en el informe de primavera. El ritmo de la expansión se moderará al 2,8% en 2014, en este caso se recorta frente al 3,5% que recogía en la previsión de hace seis meses.
En el caso concreto de Colombia, el Fondo anticipa una moderación del crecimiento desde el 4% en 2012 al 3,7% en 2013, para de ahí volver al 4,2%. Hace seis meses la proyección fue del 4,1% y del 4,5%, reflejo de los cuellos de botella con los que se puede topar su economía por la caída en el precio y en la demanda de las materias primas.
Para Chile, Perú y Uruguay, también se espera una moderación del crecimiento a un nivel más sostenido, aunque seguirá siendo “relativamente fuerte”. El FMI cree que en su caso el incremento de los salarios y las bajas tasas de paro deberían apoyar el consumo privado.
Precisamente, sobre la dependencia general hacia el negocio de las materias primas, el FMI advierte de que considera este vínculo como el principal riesgo para la región. Los motivos son la caída de precios y la disminución de la demanda en países hacia los que exporta, como China. En este caso en concreto se cita también a Venezuela. Por lo general, solo este componente se comerá medio punto del crecimiento en la región.
La situación fiscal empeora
De nuevo, el FMI pide que se preste atención al gasto público ahora que estudian medidas para hacer frente a la moderación del crecimiento. En algunos países, como Brasil, el margen es mínimo. Es más, por lo general se considera que la situación fiscal es peor en este momento que antes de la crisis. Problema al que se le suma un mayor déficit en la balanza de pagos.
“Tratar de mantener tasas insostenibles de crecimiento por la vía de los estímulos fiscales lo único que hará es debilitar la finanzas públicas y elevar el déficit exterior”, advierte el FMI, que deja claro que cada país es diferente y que por ese motivo cada Gobierno debe calibrar las respuestas al cambio de ciclo de la manera más realista posible. De nuevo, defiende elevar la productividad y el ahorro.
Dicho esto, en los países con los precios bajo control, la rebaja de tipos debería ser un arma de defensa a tener lista si la situación empeora. No es el caso de Brasil, concluye el FMI, a la vista de los altos precios que sufre el consumidor. También se invita a los países a que vigilen el sistema financiero, para poder identificar y tomar medidas en caso de que emerjan vulnerabilidades.
Por SANDRO POZZI Nueva York 8 OCT 2013 – 15:00 CET
EE UU y el freno de los emergentes lastran la recuperación mundial
Por AMANDA MARS (ENVIADA ESPECIAL) Washington 8 OCT 2013 – 15:00 CET
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dibujado este martes una economía mundial extremadamente frágil, no solo porque ha rebajado de nuevo las previsiones globales de crecimiento, sino porque además ha plagado estos pronósticos de peros y matices que reflejan cuánta incertidumbre rodea a la actividad productiva y financiera en todo el mundo, cuánto penden de un hilo todas las proyecciones. El frenazo de los países emergentes resultará superior a lo esperado hace solo seis meses, Europa continúa con una recuperación demasiado renqueante y Estados Unidos, la primera potencia del mundo, se ha colocado al borde del abismo por un bloqueo político que ha llevado al cierre de la Administración federal por falta de recursos.
Ha sido precisamente en la capital de estadounidense, en la que unos 300.000 funcionarios llevan una semana en sus casas sin cobrar, donde el FMI ha alertado del debilitamiento global. Si en la asamblea de primavera se preocupó de la “reactivación de tres velocidades distintas”, ahora estas todas en cuarentena: la economía mundial crecerá este año un 2,9%, tres décimas menos de lo esperado el pasado julio, y 3,6% en 2014, lo que supone una rebaja de dos décimas, arrastrada sobre todo por la ralentización de los países en desarrollo. En esta ocasión, el impulso tendrá que apoyarse más en las viejas potencias y este relevo está plagado de incertidumbre.
A primera vista nada parece muy extraordinario estos días en el centro de Washignton DC, el transporte y los servicios esenciales funcionan, las cafeterías siguen repletas de estudiantes y ejecutivos con sus ordenadores y los operarios ultiman los preparativos para la asamblea del FMI que ha arrancado este martes. Pero tras el primer vistazo, sí hay consecuencias: muchos museos y teatros están cerrados, hasta 300.000 empleados públicos —solo en la capital— se han quedado en casa sin cobrar, el metro ha perdido un 20% de sus viajeros habituales y los comerciantes y dueños de restaurantes maldicen este bloqueo de la vida administrativa que castiga su negocio. Y lo peor es que el bloqueo puede prolongarse incluso hasta el 17 de octubre, fecha límite en la que, o bien la casa Blanca llega a un acuerdo con los republicanos para elevar el tope de deuda, o la primera economía del mundo habría agotado sus recursos y tendría que suspender pagos.
Situación de los emergentes
Esa misma sensación de fragilidad es la que se desprende el informe de perspectivas económicas del Fondo. El economista jefe, Olivier Blanchard, pone el foco en el escenario menos deseado: “la ralentización de las economía emergentes combinada con un endurecimiento de las condiciones financieras impulsada desde EE UU”. Porque el mercado mundial ya espera una retirada de la artillería monetaria por parte de la Reserva Federal (Fed), lo que ha castigado el flujo de capitales que llegaba hasta ahora a los países en desarrollo.
El convencimiento de que la época de la expansión de la Fed llegaa su fin y que China iba a levantar el pie del acelerador han hecho posible una suerte de “ministest de resistencia”, que refleja esta pérdidas de capitales, por un parte, y un incremento de las rentabilidad exigidas a los bonos de largo plazo estadounidenses y de otros países. Y estas posiciones no se han alterado pese a que la Fed, de momento, no ha retirado un solo dólar de su programa.
El FMI ha recortado en medio punto su previsión sobre los emergentes para este año respecto a la revisión de julio y ha dejado el avance en el 4,5%, mientras que para el próximo ha rebajado el pronóstico en cuatro décimas, hasta el 5,1%. India ha sufrido el mayor descalabro, dado que crecerá casi dos puntos menos de lo previsto este año, hasta el 3,8%, mientras que China lo hará en dos décimas menos de lo pronostica hace tres meses (7,6%).
Mejora de los mercados
Un vuelco en los mercados financieros también puede arruinar la lenta y débil reactivación de las economías más castigadas, como las de la periferia de la zona euro, a las que el FMI concede una mejora de la actividad para el año que viene, gracias a una moderación de los ajustes fiscales (de un 1% del PIB a medio punto). De hecho, es el acceso a la financiación lo que sigue lastrado la recuperación: “el apoyo al crecimiento por el menor ajuste fiscal queda amortiguado por la duras condiciones crediticias en la periferia”, señala el Fondo, por eso “el crecimiento espera solo alcanzará el 1% en 2014, frente a una contracción de medio punto en 2013”. La fragmentación financiera, por la que el norte se financia de forma mucho más barata que el sur, no se ha solucionado desde primavera.
En este contexto, Blanchard sigue detectando problemas en el sector bancario europeo, tanto en el corazón de la zona euro como en la periferia. “Sigue habiendo incertidumbre sobre los balances bancarios”, señala en el informe, si bien esta debería calmarse con las nuevas pruebas de resistencia europeas. Así, el Fondo critica el lento avance de la UE hacia la unión bancaria y la insuficiente competitividad ganadas para animar las exportaciones.
Éxito de Japón
También advierte el Fondo de que el éxito de los Abenomics, es decir, de la expansión monetaria de Japón como dinamizador económico dependerá de su eficacia en los recortes fiscales y en las reformas estructurales.
Pero todo requerirá con permiso de la política estadounidense, ya que el impulso al crecimiento global recae esta vez en Estados Unidos. El PIB subirá un 1,6% (solo una décima por debajo de lo previsto en julio) y un 2,6% en 2014 (dos décimas por debajo de esa última previsión), según las proyecciones del FMI. El pero es que estas asumen que este cierre de administrativo será breve, que se aprobará un programa de gasto y que el techo de deuda se eleve finalmente, si bien “hay incertidumbre respecto a estos tres supuestos”, admiten los técnicos del Fondo. “Mientras que el daño para la economía estadounidense será limitado si el cierre es corto, si este es prolongado será muy perjudicial. Y, aun más, el fracaso en la elevación del límite de deuda, con un consiguiente impago selectivo de EE UU, podría dañar gravemente la economía global”, advierte el Fondo.
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