La carrera por descarbonizar las economías industrializadas
Las grandes compañías globales asumen compromisos climáticos que en muchos casos son publicidad engañosa para los consumidores, que a su vez no cuentan con herramientas adecuadas de control.
Alrededor de 3000 compañías que operan a nivel global forman parte de la campaña de la ONU para alcanzar la neutralidad de carbono, el doble que en 2021, y más de un tercio de las empresas más grandes que operan en bolsa tienen compromisos de carbono cero. Sin embargo, la mayor parte de estos planes son opacos, se realizan en base a metodologías diversas y en algunos casos también muy cuestionadas.
Al margen de la necesidad que tienen muchas empresas de asumir crecientes compromisos de descarbonización para cumplir con reglas en sus países de origen y también de su conciencia por mejorar las prácticas en favor del medio ambiente, hay de por medio una herramienta potente de marketing, dirigida hacia un mercado que presta cada vez mayor atención a cómo se producen los bienes. Ante la ausencia de normas claras y globales en esta materia, las instituciones de defensa del consumidor aparecen por ahora como las herramientas más potentes de regulación.
El “Monitor de Responsabilidad Climática Corporativa” que elabora el New Climate Institute y el Carbon Market Watch evalúa los compromisos públicos en materia climática de parte de 25 de las empresas más grandes del mundo. En conjunto, estas firmas contabilizaron ventas por 3,18 billones de dólares en 2020, alrededor del 10 por ciento de las ventas de las 500 firmas más grandes del mundo. Las emisiones de gases efecto invernadero declaradas por parte de estas firmas acumulan 2,7 gigatoneladas de carbono equivalente, alrededor del 5 por ciento de las emisiones globales.
Es necesario reducir muy fuertemente el volumen de estas emisiones para evitar que la temperatura promedio del planeta no suba por encima de 1,5 a 2 grados por encima de la etapa preindustrial, lo cual exacerbaría el escenario –que ya se empieza a observar con claridad– de desastres ambientales cada vez más recurrentes.
Compromisos
Si bien todas estas empresas tienen compromisos de llegar a la neutralidad de carbono, en realidad, advierte el informe, de los planes informados se desprende que reducirían apenas el 20 por ciento de sus emisiones netas. Solo 3 de las 25 firmas claramente se comprometieron a descarbonizar un 90 por ciento de su cadena de valor y, en cambio, 5 de las 25 reducirían apenas el 15 por ciento de sus emisiones netas.
“El rápido crecimiento en el volumen de los compromisos climáticos combinados con la fragmentación de los enfoques y la falta de regulación implica que es cada vez más difícil distinguir entre el liderazgo climático real y el green-washing”, advierte el informe. El green-washing consiste en una práctica de marketing basada en un compromiso ambiental que no es, de mínima, enteramente real.
Por su parte, la organización Net Zero Tracker tiene su propia publicación para investigar los compromisos climáticos de gobiernos y empresas. Calcula que los sectores con mayores compromisos declarados son el de combustibles fósiles, siderurgia y cemento y empresas de transporte aéreo y marítimo, todos rubros muy relevantes en la emisión de gases efecto invernadero. El país con más cantidad de empresas con compromisos es Estados Unidos, seguido de Japón, el Reino Unido, Francia y Alemania.
Criterios opacos
El abanico de medidas a adoptar por parte de las empresas para reducir su huella de carbono es muy amplio. Va desde la mejora en la eficiencia de procesos internos y la generación propia de energía renovable hasta la reducción de los viajes corporativos y el financiamiento a proyectos de mejora de captura de carbono en países en desarrollo.
Pero resulta que dos compañías ni siquiera pueden estar hablando de lo mismo cuando aseguran que van a reducir sus emisiones porque, por ejemplo, una puede incluir a su cadena de valor en la cuenta y la otra, no. Asimismo, hay diversidad de criterios en torno a incluir o no la disposición final del bien que se produce y la actividad de las franquicias. Por otro lado, cada empresa tiene su propia forma de comunicar el plan de descarbonización, con diferentes niveles de detalle e información disponible y de uso de objetivos intermedios, previos a la meta final de la neutralidad de carbono.
Según el Monitor, al menos dos tercios de las empresas evaluadas esperan alcanzar sus compromisos mediante la captura de carbono a partir de la inversión en forestación, que permitiría contrarrestar sus propias emisiones. Sin embargo, advierte el informe, “la captura biológica de carbono no es adecuada para los compromisos de compensación, porque puede ser revertida de un día para el otro, por ejemplo cuando producen incendios forestales”.
El tema está en el máximo nivel de discusión global. En marzo pasado, en Naciones Unidas se creó un grupo de expertos de alto nivel para evaluar la situación de los compromisos climáticos de entidades no estatales.
“Por ahora, este tema termina recayendo en la normativa que hay en materia de publicidad engañosa en algunos países. Esto es clave, es una ventana de oportunidad concreta que hay para asegurarse de que los compromisos no sean green-washing”, explica Catalina Gonda, coordinadora de política climática de FARN.
“Creo que las empresas no deberían presentarse como carbono neutrales, porque se trata de un objetivo global. En cambio, deberían hablar concretamente de los planes que tienen para contribuir a la carbono neutralidad global“, agrega Gonda.
Las empresas
Las emisiones de carbono a lo largo de la cadena de valor y no específicamente dentro de las instalaciones de la firma en cuestión explican alrededor del 87 por ciento de las emisiones de las compañías evaluadas por el Monitor. Para las empresas Carrefour, Vale, Unilever, JBS, Volkswagen, Nestlé, CVS Health, IKEA, Vale, Hitachi, BMW, este ítem explica el 95 por ciento de las emisiones.
“A pesar de que las compañías pueden tener limitado control sobre estas emisiones, es una práctica correcta identificar esas fuentes para buscar soluciones con proveedores y clientes para incidir en su reducción. Sin embargo, solo 8 de las 25 empresas desagregan apenas un nivel moderado de detalle en relación a estas emisiones”, dice el trabajo.
El informe confecciona cuatro categorías de “integridad” corporativa vinculada a los compromisos en materia climática. En la mejor categoría incluye a la firma de logística Maersk; en la segunda, a Apple, Sony y Vodafone; en la tercera, a firmas como Amazon, Deutsche Telekom, Enel, Glaxosmithkline, Google, Hitachi, Ikea, VW, Walmart y Vale; y en el escalón más bajo, a Accenture, BMW, Carrefour, CVS Health, Deutsche Post DHL, E.ON, JBS, Nestlé, Novartis, Saint-Gobain y Unilever.
Carrefour: el compromiso que presentó en la última cumbre climática de octubre del año pasado, que apuntaba a la neutralidad de carbono para 2040, apenas incluía el 2 por ciento de las emisiones de la compañía, advierte el Monitor. Y esto es así porque el 98 por ciento de las emisiones se explican por la cadena de valor de los productos y el embalaje. De hecho, la firma tiene un compromiso lateral de reducción de emisiones en su cadena de valor del 29 por ciento para 2030, que es más relevante que el compromiso general.
Nestlé: “Su compromiso de reducción de emisiones del 50 por ciento para 2030 en realidad solo significa un 18 por ciento comparado con el 2018”, dice el Monitor. Además, no incluye emisiones derivadas del uso de los productos vendidos ni de los servicios adquiridos por la empresa, activos alquilados, bienes de capital e inversiones.
Apple: “Somos carbono neutrales. Y para 2030, todos los productos que amás también lo serán”, dice la propaganda de Apple. Sin embargo, el mensaje es engañoso. Apple avanzó en la neutralidad puertas adentro de sus instalaciones, pero resulta que alrededor del 70 por ciento de sus emisiones se explica por la producción de los componentes que utilizan los productos de la marca. Esas emisiones se redujeron un 29 por ciento entre 2016 y 2020, informó la empresa, y el compromiso es que para 2030 se neutralicen. La empresa norteamericana asegura utilizar energía eléctrica de forma completamente renovable desde 2018. Apple financia proyectos conservacionistas en Estados Unidos, Kenia y Colombia y utiliza esos programas para contabilizar como propia la reducción de emisiones.
Amazon: “Su compromiso se debilita por su dependencia de los créditos para soluciones basadas en la naturaleza”, indica el informe. La empresa de Jeff Bezos también cuenta con un ambicioso programa de electrificación de su flota de transporte junto con la idea de alcanzar el uso total de energía renovable en 2025.
Unilever: La empresa incluye en su medición las emisiones que se desprenden del uso de sus productos, como por ejemplo la energía necesaria para calentar el agua que se requiere para lavar los platos con el detergente de la marca. Esto a priori puede parecer un gesto de compromiso, aunque en realidad puede funcionar al revés. “La energía que consume una máquina para lavar los platos debería ser reportada por el fabricante de esa máquina. En el caso de Unilever, es probable que la empresa consiga reducir emisiones simplemente porque otras compañías, como los fabricantes de esas máquinas, mejoran su eficiencia”, indica el informe.
Ikea: “Su estrategia de descarbonización da la impresión de que la venta de paneles solares por parte de la empresa puede neutralizar las propias emisiones. En realidad, la empresa está simplemente sirviendo una demanda de un mercado existente”, dice el informe.
14 de septiembre de 2022
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