Cerca de 326 colombianos y colombianas están atrapados en Perú, y en alto riesgo de perder su vida. Sobreviviendo en dificiles circunstancias, no cuentan con óptimas condiciones para protegerse del Covid-19. Además, y como resultado de las medidas de control social ordenadas allí para garantizar el cumplimiento de la cuarentena, y que eximen de responsabilidad penal a los militares que maten o hieran a quienes no cumplan con el encierro en casa.
“Yo tengo un trabajo regular en Colombia. Me dieron 3 meses de vacaciones y decidí viajar para alejarme de la cotidianidad. Tomé la motocicleta y empecé a viajar, destino: la Patagonía. No alcancé a llegar hasta mi destino y desde Chile empecé a retornar a Colombia. Subiendo por el Cusco, me sorprendió la medida de cuarentena y cierre de fronteras. Rápidamente, una noche, manejé durante 2 días en toque de queda y llegué a una población cerca a Cañete, por la costa peruana, porque el virus tiene una probabilidad de supervivencia menor en climas cálidos. Y además la costa me servía para estar alejado de la gente. Pero luego, cuando aumentaron la cuarentena en Perú, arranqué para Lima para mejorar el abastecimiento y poder contactarme con el consulado colombiano para cualquier oportunidad de repatriación, oportunidad que ya considero improbable”.
Así empezó el relato Esteban Jiménez, colombiano, atrapado a partir del 16 de marzo en Perú, cuando empezó la medida de cuarentena. Una noche alarmado, porque no podría estar con su madre de 68 años y su hija de 6 años, tuvo una crisis, y en la alcoba de su cuarto, su mente a mil buscando soluciones, pensó en coger la moto y manejar rumbo directo hacía Colombia rompiendo cualquier bloqueo fronterizo para poder ver a su familia. “Hay días de días” me cuenta Esteban, pero yo estoy bien, podré aguantar hasta el 13 de abril. Pero sé que hay otros colombianos que la están pasando muy mal, por ejemplo, los que están en el Aeropuerto Internacional Jorge Chavez en Lima, o los que estaban hospedados en hoteles en ciudades del sur, y como cerraron los hoteles: “pa’ fuera”, dice el viajero que nunca pensó que una cuarentena lo tomara por sorpresa en otro país.
Al llegar a Lima y lograr abastecerse de comida, Esteban empezó a contactarse con el consulado de Colombia en Lima, también con la embajada de Perú en Colombia, y con la Cancillería y Procuraduría colombiana pidiéndoles mecanismos de repatriación. Como eran tantos los connacionales haciendo lo mismo, decidieron hacer un censo por iniciativa propia. Y la suma dio alrededor de 326 colombianos en Perú, que no han recibido ningún apoyo estatal colombiano. Y son “alrededor” porque el mismo Esteban afirma que “[…] puede existir colombianos que por distintos motivos no estén en el censo, tal vez por no tener internet y por ello no poder ingresar al grupo de WhatsApp que tenemos todos acá, o contactarse con el consulado”.
¿Pero cómo así que el gobierno nacional no les ha ayudado?, le pregunto a Esteban quien me envía un audio por WhatsApp y dice lo siguiente con indignación: “Les estamos hablando de un vuelo que nos lleve de vuelta a Colombia. No estamos pidiendo un favor, estamos exigiendo que el gobierno nacional, a través de la Cancillería y el consulado respondan con su obligación, porque por eso mismo pagamos impuestos”.
¿Y qué les respondió oficialmente el consulado colombiano en Perú? “Las primeras respuestas, cuando no habían activado los protocolos de respuesta, fue que no tenían presupuesto ni plan de contingencia. Yo mismo tengo esa respuesta (ver comunicado del consulado), y después empezaron a diligenciar cuatro formularios diferentes para intentar hacer un censo, creo que eso solo lo han hecho para que pase el tiempo y se acabe la cuarentena en Colombia, y así no tener que tomar ninguna medida. Solo están dilatando el asunto”.
“Es que hombre –prosigue Esteban–, estamos en una situación muy difícil. De un momento a otro 326 colombianos, que estábamos en tránsito en Perú como turistas, haciendo negocios o en escalas, quedamos encerrados. Y ni el gobierno colombiano ni el peruano ofrecieron prórrogas para poder repatriarnos, en silencio nos cerraron las puertas. Y acá, ahora, hay colombianos a la intemperie, al sol y al agua por las calles de Perú, hay adultos mayores, menores de edad, personas enfermas, hay personas en hostales y hoteles, y otras personas en casas de peruanos que de buen corazón los han acogido. Y el problema es que esto no tiene un término definido, ¿y si la cuarentena la extienden?” –se pregunta con preocupación el colombiano que ha sido uno de los líderes en censar a todos los connacionales que quedaron atrapados en el Perú y que han sido abandonados por el estado colombiano–.
Además el peligro es doble para los colombianos y colombianas atrapadas en Perú. Le pregunto a Esteban, ¿Cómo está la situación de la cuarentena y los militares que están eximidos si matan a alguien que la incumpla? “Qué decirle, con zozobra y miedo; siempre el que tiene el arma tiene el poder, y además si esa persona tiene el aval del Estado cualquier cosa puede ocurrir. Acá, en el sector donde estoy, se escuchan sirenas en el día y en la noche donde el ejército peruano dice ‘si no se resguardan en sus casas vamos a tener que tomar medidas’, los militares no estaban diciendo “los que no tengan mercados en sus casas salgan para darles comida” no, estaban amenazando a la población…”, contó quien es uno de los cerca de 326 colombianos que están en peligro de perder su vida efecto de esta medida, como de un virus del que no tienen las condiciones requeridas para protegerse.
Conocedor de esta situación, el gobierno colombiano no ha hecho nada por salvar y rescatar los connacionales. “El consulado colombiano en Perú dijo que nos iba a dar 60 soles –comenta Esteban–, para que cada uno de nosotros pudiera sostenerse hasta el 13 de abril. Eso es un insulto, una bolsa de leche cuesta 5.5 soles, una libra de carne cuesta entre 18 y 26 soles –dependiendo de la carne–, media libra de tomate 6 soles, y un galón de gasolina cuesta unos 11 soles. Me da risa porque al final no lo resultaron haciendo, y es que eran 60 soles para 1 mes. ¡Con eso no se compra nada!
Entonces, Esteban, ¿qué alternativas proponen ustedes? “Nosotros –contesta de manera pausada–, los casi 326 colombianos, porque podemos ser más, proponemos:
1- En el caso de los peruanos que están varados en Colombia, que el gobierno los envíe en un vuelo hacia Perú, y en el de regreso nos devolvamos los colombianos varados acá.
2- Se habiliten mecanismos para envíos terrestres de los vehículos: carros y motos en un conteiner.
3- Podrían enviar un avión militar y haga el trayecto Colombia – Perú ida y regreso”.
Una demanda justa y necesaria de satisfacer, en tanto da cuenta de los derechos humanos así como de compromisos aceptados y refrendado por el Estado colombiano. Por ejemplo, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (Pidcp) (1966), aprobado mediante la ley 74 de 1968, por la cual se aprueban los “Pactos Internacionales de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de Derechos Civiles y Políticos, así como el Protocolo Facultativo de este último, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en votación Unánime, en Nueva York, el 16 de diciembre de 1966”; Pactos en los que destaca, como prohibición a los países, en su artículo 12 numeral 4) “Nadie podrá se arbitrariamente privado del derecho de entrar en su propio país”.
Un Pacto ahora violado y/o desconocido por el decreto 439 de 2020, ratificado por la cancillería que en comunicado del jueves 27 de marzo expresó: “[…] todos los vuelos de llegada al país están prohibidos”.
Ante la demanda de estos colombianos atrapados contra su voluntad en territorio distinto al de su país, y ante su demanda de regreso, la sociedad en pleno está ante el dilema, ¿silencio e indiferencia o demanda y presión al gobierno nacional para que cumpla con los deberes desprendidos de la Carta Nacional así como de los Pactos internacionales firmados por el Estado que representa.
Ver artículo –“Un vuelo de rescate” –:
https://www.desdeabajo.info/colombia/item/39250-un-vuelo-de-rescate.html
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