La continuidad del terror. Apenas se asoman los primeros días del mes de septiembre y como en meses anteriores, son las amenazas las principales protagonistas en la continua proliferación del terror y el miedo ante el conjunto del movimiento social y sindical en Colombia.
El tres de septiembre Nelson Alarcón (presidente de Fecode) acompañado del comité ejecutivo de la Federación y de Diógenes Orjuela (presidente de la Central Unitaria de Trabajadores), se pronunciaron en rueda de prensa ante las amenazas recibidas de parte del Bloque Capital de las Águilas Negras en contra de integrantes del comité ejecutivo de la organización de maestros y maestras más grande del país.
Las amenazas fueron enviadas al correo electrónico de la Secretaría General de la organización en la noche del día lunes 2 de septiembre y en la mañana del martes 3. Los panfletos se presentaron ante la iniciativa de la “Caravana por la vida, la paz y la democracia”, por realizarse durante los días 6, 7 y 8 de septiembre del año en curso.
La caravana pretendía movilizar a un importante conjunto de maestros y maestras de la federación, provenientes de distintas regiones del país (tales como Nariño, Putumayo, Casanare, Cundinamarca, Huila, entre otros), para dirigirse al corregimiento de Toez (Cauca), para denunciar y visibilizar la grave situación de derechos humanos que padece Colombia.
En medio del asesinato sistemático de líderes y lideresas sociales que no para en Colombia, este proceder es preocupante, pues como lo dejó claro el presidente de Fecode: “En miles de veredas del territorio colombiano, los maestros y maestras son la única presencia del gobierno y del Estado; hoy nos están asesinando y amenazando, desafortunadamente en los últimos 25 años van más de mil maestros y maestras asesinadas, y en lo trascurrido del 2019 son casi 700 compañeras y compañeros amenazados”.
Una grave situación que no parece tener límite ni acción eficaz para romper la impunidad que la ampara.
En tal circunstancia, la acción del cuerpo docente tenía una gran significancia pues retomaba la acción política solidaria, colocándola por encima de las reivindicaciones económicas y/o gremiales. Un importante avance del movimiento social colombiano que, por el momento, queda truncado por la acción intimidatoria y violenta de agentes clandestinos amparados bajo la “franquicia” Águilas Negras”.
El reto queda abierto. Ahora le corresponde al magisterio concitar al conjunto del movimiento social, para que entre todas y todos, como una sola voz, realicen una inmensa caravana hacia el Cauca, cuyos pobladores padecen ahora la multiplicación del conflicto armado, además de históricas problemáticas que el Estado se niega a resolver de manera efectiva, entre ellas, el derecho a la vida y el acceso a tierra para los pobres del campo.
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