No hace falta ser un experto en economía para entender que mientras el costo de producción de un producto esté por encima del precio de venta, el productor recorre un camino seguro: la quiebra.
Ésta es la realidad a la que desde hace años están abocadas más de 600 mil familias colombianas dedicadas a la siembra de café, que han visto cómo en los últimos tiempos los ingresos que generaba su cultivo han disminuido hasta el punto de convertirse en perdidas, es decir: en deudas, las cuales a su vez se convierten en embargos.
Esta situación ha llevado a estos campesinos, con poca tradición de protesta y movilización, a exigir una serie de medidas [ver recuadro 1: las exigencias de los cafeteros] que permitan soluciones reales, a mediano y largo plazo, para su agravada economía. Esto implica, por supuesto, que se toquen fibras sensibles de algunos grupos político–económicos que han hecho del circuito de producción, distribución y consumo del café un negocio lucrativo para unos pocos, mientras la mayoría trabaja a perdida.
La pretensión del paro cafetero, entonces, es clara: lograr un precio justo por la carga del grano.
Febrero de 2012
En febrero del año pasado se conformó el Movimiento Nacional por la Defensa y la Dignidad Cafetera (MNDDC) en la ciudad de Pereira, el cual realizó movilizaciones entre octubre y noviembre del mismo año, con el fin de dar a conocer la situación por la que atravesaban. Luego de ver que la protesta no tuvo mayor eco en el alto gobierno, los cafeteros decidieron convocar a un paro indefinido desde el 25 de febrero del 2013, el cual ya va por su tercer día, y al cual se sumaron los cacaoteros.
Los lugares del paro
La economía cafetera tiene asiento en la mitad de Colombia, es decir, en cerca de 600 de sus municipios. No es de extrañar, por tanto, que las protestas en curso se sientan a lo largo y ancho del país. Marchas, concentraciones y taponamiento de vías se han sentido y llevado a cabo en veredas, pueblos y ciudades del país, entre ellas, por ejemplo: Gagota y kilómetro 6 en la autopista Barrancabermeja – Bucaramanga; vereda La Majo, entre Garzón y Gigante (Huila); Belén de Umbría, Risaralda y Pitalito, en donde cientos de taxistas se unieron a la protesta. También en el kilometro dos en la vía que conduce de Neiva hacia Bogotá se concentraron campesinos provenientes de Santa María, Palermo, Teruel, Colombia, Baraya (Huila); Alpujarra y Planadas (Tolima); en los departamentos de Risaralda y Quindío, Cauca y Valle del Cauca, así como en el occidente de Antioquia, en donde se han realizado marchas, con saldo aun indeterminado de heridos provocados por el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). Llama la atención que la violencia desatada por la llamada “Fuerza Pública” no le ha importado mucho a los grandes medios de comunicación que cubren las protestas y que enfatizan en el “daño” que sufre la movilidad, la economía y las “muchas familias que sufren el paro de los cafeteros”, a la par que alertan por un “posible desabastecimiento de alimentos”.
Las razones de la crisis cafetera
Tres son las razones principales que explican la crisis, según los pequeños y medianos caficultores: 1. Disminución de la producción. El consumo interno no está cubierto con la producción nacional pues la Federación de Cafeteros está importando el grano; 2. Baja en el precio del café. La carga (125 kilos) se vende en este momento a $490.000, cuando en diciembre del 2011 la carga se vendía por $1.100.000; 3. Revaluación del peso, resultado del modelo minero-extractivista. Además de otras causas subordinadas a estas: el freno a las exportaciones debido a los costos; los altos precios de los abonos e insecticidas; las bajas cosechas por las lluvias y la plaga de la roya.
Las soluciones del gobierno: llueve sobre mojado
El presidente Juan Manuel Santos, señaló que el paro de los caficultores es “injusto” e “innecesario”, para rematar luego, con la manida y muy peligrosa declaración de que el paro estaría “infiltrado” por las farc-ep. Esto le permite justificar su respuesta a la crisis de los campesinos cafeteros: provocar una oleada de represión y criminalización. Aunque en un primer momento intentó minimizar el efecto de la protesta, al darse cuenta de la magnitud y del respaldo creciente, el gobierno optó por acallarla a través de la violencia, tal como lo han registrado diferentes medios, organizaciones y particulares a través de las redes scoiales.
Las “otras” soluciones que ofrece el gobierno:
1. Créditos. Subsanar todo el problema con líneas de crédito para los pequeños y medianos productores, es decir, un mayor endeudamiento con los bancos, con los cuales ya se encuentran endeudados y en proceso de embargo.
2. Una “constituyente” del sector. Se trataría de una comisión que genere un diagnóstico sobre los problemas que de por sí ya están sobre-diagnoticados. Hay que recordar que en noviembre de 2012 el Gobierno se comprometió a crear una comisión para analizar la situación de los cafeteros y hasta hoy no ha cumplido.
En busca de una negociación amarrada, el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, anunció que solo negociaría con la Federación Nacional de Cafeteros (sin importarle que precisamente uno de los puntos que se exige en el paro es la reestructuración de esa entidad o su reemplazo). Ante la respuesta que recibió su propuesta, el ministro se vio obligado a rectificar, y declarar que la negociación no se condiciona al fin del paro, pero sí al despeje de las vías. Hay que recordar que el ministro de Agricultura ocupó diferentes cargos en la nombrada Federación. Igual función desempeñaron otros altos funcionarios del actual Gobierno, entre los que se cuentan ministros, asesores, negociadores y embajadores, todos ellos nombrados por el Presidente, quien también fue funcionario de primer nivel en la Federación.
Ahora, con los campesinos cafeteros en las vías del país, es necesario recordar una frase del propio Presidente, pronunciada en reciente visita a Chinchina, Caldas –epicentro de la industria cafetera criolla-, al referirse a las motivaciones de quienes estaban a pocos días de realizar el paro. Según el Presidente, estos tenían: “(…) el ánimo de desbaratar la alianza histórica entre la sociedad y los cafeteros”.
Lo que se evidencia con la magnitud del paro cafetero es que esa “alianza histórica entre la sociedad y los cafeteros” es precisamente la que está protestando en las calles del país.
Recuadro 1: Las exigencias de los cafeteros.
1. Se fije un precio interno remunerativo y estable para la carga que, independiente del precio internacional, garantice la compra del café a un precio que fluya entre los ochocientos y el millón de pesos.
2. Promover los mecanismos necesarios de alivio de la deuda de los caficultores, así como una política de créditos preferenciales con bajas tasas de interés, aumentando también la denominación de pequeños caficultores a patrimonios mayores que aquellos considerados actualmente.
3. Se reduzca el precio de abonos, insecticidas y otros agro insumos; se eliminen los impuestos a los que están gravados; se controle y vigile la calidad de los mismos y se elimine o regule la intermediación en su importación y comercialización.
4. Rechazar la política minera y la construcción de mega proyectos hidroeléctricos en zonas cafeteras, condicionando al gobierno nacional que en conflictos de intereses siempre estará la agricultura sobre la minería.
5. Una investigación de las cuentas, las actividades y gastos del Fondo Nacional del Café y de las áreas reales de producción. Es trascendental conocer si las instituciones siguen jugando su papel central de protección y apoyo al cultivo nacional y definir los ajustes que requieren para retornar a sus objetivos
6. Una política de fomento a la producción cafetera nacional, sobre la base de que el productor escoja la variedad que desee sembrar, para recuperar la cosecha anual y garantizar que el café colombiano abastezca el mercado interno y una política de industrialización del café con capital y trabajo de los productores nacionales.
7. Impulsar gratuitamente, y sin distingo, los programas que controlen eficazmente las plagas de la roya y la broca.
8. Rechazar el Tratado de Libre Comercio que arruina al agro colombiano, permite el ingreso al país de cafés procesados y sin procesar desde Estados Unidos y lesiona la soberanía nacional.
9. Rechazar la importación de cafés procesados y sin procesar que afectan la producción y la comercialización del producto nacional.
Recuadro 2: Algunos datos sobre la circulación del café
• Aproximadamente 600 mil familias está padeciendo la crisis que afecta al sector.
• En 2012, el precio interno bajó 40 por ciento y la cotización internacional descendió 33 por ciento durante el último lustro.
• El costo de una carga de café (125 kilos) es de $504.000, mientras los costos de producción están en $650.000.
• Una carga de café cuesta 700 mil pesos, el 30% representa gastos en fertilizantes y abonos. Otro 30% tiene que ver con el pago de trabajadores (mano de obra), y el 40% restante se va en transportes, otros gastos relacionados con la producción y un estimativo de ganancia no mayor al 20%, que debido al actual precio por el que se compra la carga, se reduce a cero. Están trabajando a pérdidas.
• La cartera del Banco Agrario en Caldas, es de 300 mil millones de pesos.
• En el primer día del paro cafetero se registraron cerca de 75 personas heridas debido a las agresiones por parte de la Fuerza Pública. Es el caso de Antioquia, 20 personas resultaron heridas, las cuales son atendidas en estos momentos en el Hospital de San Antonio de Prado.
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