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En Colombia, la recesión económica no cede

En Colombia, la recesión económica no cede

El martes 22 de diciembre el Dane (Departamento Nacional de Estadísticas) entregó su más reciente informe económico, en el cual resalta que para el último trimestre (julio – septiembre de 2009) la economía colombiana obtuvo otro resultado negativo: -0.2 por ciento. Los tres trimestres anteriores habían comportado una tendencia similar: el último del 2008 la economía se rajó con  -1.0 por ciento, en el primero de 2009 fue del -0,5 por ciento, y en el segundo con -0,3 por ciento. Recesión inocultable.

El resultado no sorprende a los habitantes del país, obligados a reducir hasta el extremo sus compras durante todo el año, y agravados en su cotidianidad por el desempleo (12 por ciento) y una informalidad que ya cubre al 60 por ciento de la fuerza laboral con que cuenta el país.

Mientras esto sucede, el gobierno central trata de ocultar los malos resultados económicos ufanándose de una inflación del 3 por ciento, sin reconocer que tal “logro” es fruto de la contracción del comercio, venido a menos ante la escaces de circulante.

Por sectores, la economía refleja resultados negativos en industria manufacturera (-5,8 porc iento), comercio (-4.0) y transporte (-2.9 por ciento).  O en otras palabras, la economía nacional refleja claramente los efectos de la posición internacional asumida por el actual gobierno, sometido a los intereses de los Estados Unidos y en disputas cada vez más radicales con sus vecinos, los cuales le estan cerrando sus mercados a las mercaderías criollas.

Por su parte, los efectos positivos para la economía nacional se encuentran en minería (8,8 por ciento), construcción (13,7 por ciento) y agro (2,0 por ciento). Crecimiento que refleja, claramente y de igual manera, el viraje sufrido por la economía nacional, sometida a regresión en la industria extractiva (hidrocarburos y minería concentran el 80 por ciento de la inversión extranjera) y al latifundio, sin proyección estratégica autónoma, y dependiente al extremo de las inversiones que, para la construcción de obras de infraestructura, hacen los fiscos nacional, como los departamentales y municipales. Así, el despreciado Estado de los neoliberales, es el mismo del cual chupan y chupan los industriales, comerciantes y especuladores.

Un modelo que hace agua

Los resultados de la economía colombiana son el claro reflejo de medidas internas y externas desacertadas. Ya vimos las de su política internacional. Y en lo interno, las laborales no dan respiro. Luego de dos reformas que menguaron al extremo los derechos de los trabajadores, lo único que se ha logrado es concrentrar más la riqueza y multiplicar la pobreza.

Las difundidas promesas de que reduciendo beneficios a los trabajadores se obtendría más plazas de empleo, no se ha cumplido. Los años anteriores, donde se llegó a obtener crecimiento a tasas hasta del 7 por ciento no sirvieron para quebrar el desempleo ni el subempleo. Ahora, cuando los resultados son negativos, los empleadores piden más de lo mismo: más recortes a los trabajadores, y las autoridades económicas más reformas tributarias. Las recientes negociaciones del salario mínimo, con una oferta patronal para incrementar en el 3 por ciento el salario en el 2010 da cuenta de esta realidad, de la cual se puede deducir que el próximo año traerá más de lo mismo: más pobreza, concentración de la riqueza, el comercio contraido y el país aislado de las tendencias de cambio de la región.

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