M.J.E.P. (REDACCIÓN)
JORGE MOLANO: Este proceso es bastante doloroso. Como defensor de derechos humanos lo que más me ha conmovido es pensar en la imagen de Santiago, un bebé de 18 meses que fue degollado. El argumento de quienes lo degollaron era que lo mataron para que cuando fuese grande no fuera un subversivo y para que no reconoceira a los victimarios [los asesinos]. Primero el Gobierno planteó que los hechos eran atribuibles a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Lo ocurrido fue que un coronel del Ejército colombiano recibió plata de los paramilitares para comprar testigos que acusaron a las FARC. Después de tres o cuatro años, logramos que la investigación se abriera. Se vinculó a una persona de la Brigada 17 que había actuado con los paramilitares. Se comprobó que los paramilitares fueron convocados para llegar de diferentes lugares. A los dos días se convocó al Ejército para que se reuniera con los paramilitares en el mismo lugar. Durante cinco días militares y paramilitares marcharon juntos, durmieron en el mismo lugar y durante la masacre estuvieron juntos. La Justicia colombiana decidió procesar a diez militares, en un juicio al que asistieron observadores del Estado español, Suecia y EE UU, entre otros países. La juez, decidió el pasado 4 de agosto absolver a los militares porque consideró que no se había demostrado que tenían un pacto con los paramilitares y consideró que no es un hecho delictivo descuartizar a una niña de cuatro años y a un bebé de 18 meses.
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