La Minga no se deja batir. Superadas las provocaciones del miércoles 12 en la entrada a Ibagué, donde salió con algunas lesiones la comunera Alba Canas, y donde quedó mucho más claro la existencia de intereses por romper esta acción social contra las políticas económica, social, territorial, agrícola, humana, en boga, la marcha de miles de indígenas se dirigío a la entrada de la ciudad, barrio Picaleña, donde se instalaron los cambuches y cocinas.
La noche, iluminada por una inmensa luna, transcurrió con tranquilidad. Los ánimos estaban bien puestos. Música por doquier. Cada cabildo concentrado en la cocción de los alimentos. Muchos descansaron, otros tantos se sumergieron en conversaciones rutinarias.
El jueves amaneció con nuevos retos, uno de ellos, avanzar hasta el corregimiento Chicoral del municipio de El Espinal, lugar al cual arribó la marcha en horas de la tarde.
Un pacto en contravía
Chicoral es un nombre de ingrata recordación para campesinos e indígenas. Fue allí donde la oligarquía colombiana, como respuesta a la ofensiva de recuperación de tierras que lideró la Asociación de Usuarios Campesinos de Colombia, Anuc, entre 1970/71 pactó un acuerdo de contrarreforma agraria en 1972. Con esa alianza entre terratenientes y ganaderos, se puso en marcha una abierta criminalización a las luchas campesinas en marcha, pero también a las indígenas, lideradas por el Consejo Regional Indígena del Cauca, nacido en 1971, precisamente en momentos en que los pobres del campo se levantaban contra la concentración de la tierra y contra formas de trabajo servil aún vigentes en amplias regiones del país.
“Los terminos del Pacto de Chicoral fueron suficientemente claros en su intención de emprender formalmente la contrareforma agraria. A cambio del pago de impuestos al Estado, fijado de acuerdo a una renta presuntiva cuya referencia principal sería el avalúo catastral de los predios, lo terratenientes recibían amplias garantías de que se pondría freno a la redistribución de la tierra y se apoyaría la explotación agrícola en gran escala.
Se endurecían los criterios para calificar los predios como susceptibles de afectación a los efectos de la reforma agraria y para aquellos casos en los que hubiera afectación, se modifican los términos de la ley 135 de 1.961 de tal manera que la indemnización debía pagarse teniendo en cuenta el valor comercial, con un alto porcentaje al contado, se reducía a 5 años el plazo para abandonar los saldos que, además, devengan intereses.
De esta manera se trataba doblemente al INCORA, pues no solamente se reducía el marco posible de su acción sino que bastaba con los recortes en el presupuesto para que el INCORA se paralizara casi completamente, como sucedió efectivamente en los años subsiguientes”. (“Paz, bienestar social, reforma agraria y soberanía nacional” Alfredo Vázquez Carrizosa, año 2000)
Contra este pacto y contra esta memoria de reacción y contrarreforma agraria avanza la marcha. Se quiere dejar sentado precisamente aquí, en una Agenda de los pueblos, las bases de lo que sería una reforma agraria auténtica, tras la cual, indígenas, campesinos, desplazados, gentes sin tierra para un techo en las ciudades, se reencuentren y movilicen por “tierra para el que la trabaje”, pero también, para “el que la necesite para vivir”.
Con este propósito, durante la mañana del viérnes 14 de noviembre, la Minga hará presencia en la plaza municipal de Chicoral, conocida como plaza del Labriego. Allí se arengará y se intercambiarán ideas sobre los ejes fundamentales para poner en marcha la reforma agraria popular. Y a partir de la 1 p.m. se tomará rumbo hacia Cundinamarca, ingresando en horas de la tarde a la ciudad de Fusagasugá.
Hay que precisar, que durante el jueves 13 el tamaño de la Minga continúo creciendo. En efecto, se sumaron a ella delegaciones indígenas del Consejo Regional Indígena del Risaralda. Se espera que en el transcurso de los próximos días lo hagan indígenas de Tierra Adentro y Huila. Delegaciones indígenas provenientes de la Guajira y la Costa Atlántica en general, así como de Santander, llegarán directamente a Bogotá el próximo 20 de noviembre, cuando el conjunto de la Minga haga su entrada a la ciudad, para concentrarse en los predios de la Universidad Nacional.
Por: Julián Carreño
Se reajusta la agenda
Viernes 14, llegada a Fusagasugá.
Sábado 15 y domingo 16: trabajo en comisiones. Se debatirán temas como: derechos humanos, territorio, leyes, coordinación nacional de la Minga, entre otros.
Lunes 17, se avanza hacia el municipio de Granada.
Martes 18, se marchará desde Granada hasta Soacha. A partir de las 11 a.m. se realizará una Audiencia Pública, con los sectores sociales, donde pernotaremos ese día.
Miércoles 19, Soacha, realización del Foro de organizaciones y sectores sociales. Además se acompañará la audiencia de Derechos Humanos en Cazucá y Ciudad Bolivar.
Jueves 20, a partir del medio día la caravana partirá desde Soacha hasta el Sena de la 30 con la avenida Primero de Mayo en Bogotá. Desde este punto se marchará, por la carrera 30, hasta la Universidad Nacional. Alli e instalará la Minga..
Viernes 21, realización de marcha y debate político público en Bogotá. La marcha partirá a las 9 am desde la Universidad y se dirigirá hasta la Plaza de Bolívar, donde a medio día continuaremos con el debate político público con el señor Presidente, de cara al país, sobre los temas de la agenda.
Sábado 22, Universidad Nacional. 9 a.m. Realización del Foro de los Pueblos Indígenas, con presencia de delegados de países hermanos.
Domingo 23: 9 am. Balance y proyecciones de la Minga Nacional de Resistencia Indígena y Popular
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