Petro-Pardo-Mockus-Fajardo. Juntos pueden hacer que la opción de cambio juegue en la segunda vuelta

Petro-Pardo-Mockus-Fajardo. Juntos pueden hacer que la opción de cambio juegue en la segunda vuelta

El camino de la inteligencia y la generosidad.

Los cuatro candidatos en referencia y sus partidos no pueden sustraerse al reto de la convergencia. No pueden dejar huérfana a Colombia de opción de cambio. La fuerza que se forme con la articulación de las cuatro corrientes ciudadanas es considerablemente mayor que la segunda de las candidaturas más opcionadas: alcanzaría hoy, en suma aritmética, un 24% de intención de voto y se ubicaría entre el 36% de Santos y el 17% de Noemí.

Es claro que la convergencia abre la posibilidad real de pasar a la segunda vuelta y disputar el favor ciudadano el 20 de junio. Podría estar creándose una especie de estructura de oportunidad política que sería posible describir de esta manera: si los representantes de la continuidad se descolocan dividiéndose (Santos… Noemí… Vargas Lleras…), los representantes de la opción de cambio, uniéndose podrían pasar por medio de esa división.

Hay espacio para la innovación y la audacia. El presente es un momento de iniciativa política para las aproximaciones y los entendimientos. Estrategia válida en política es constituir una mayoría mediante un bloque de minorías. Si eso buscan afanosamente las fuerzas representativas de la continuidad ¿Porqué no podrían buscarlo inteligentemente las fuerzas del cambio?
 
Aquí es donde aparece que Petro, Pardo y Mockus y sus correspondientes partidos tienen sobre sus hombros una enorme responsabilidad: jalonar un acuerdo programático que se exprese en identidad política, voluntad de poder y votos ciudadanos. La opinión premiaría el acierto de superar las vanidades, ceder en las aspiraciones y converger en un nombre que genere confianza y suscite esperanza.

Ellos pueden entender que es mejor hacer fila en lugar de querer pasar al tiempo por la estrecha puerta. Sergio Fajardo tiene la oportunidad de no diluirse y mantenerse vigente contribuyendo eficazmente a una iniciativa de este tipo. Movimientos sociales y fuerzas políticas independientes podrían también formar parte de un entendimiento generoso y audaz. Es hora de que los movimientos sociales cuenten de manera real en un proyecto de estructuración y ejercicio del poder político.

Esta convergencia salvadora es posible, llegó el momento de plantearse a nivel de las dirigencias de las campañas porque ya se está abriendo camino a nivel de bases, regiones y significativos sectores de opinión. Mucha gente tiene la inquietud y ha comenzado a expresarse a favor de una convergencia oportuna y audaz por el cambio. 

Los pasos necesarios y posibles

Lo primero la voluntad política que, en palabras de Gramsci, es la “conciencia activa de la necesidad histórica”. Si las voluntades de los candidatos y de los partidos se inclinan a responder a lo que es una comprobada necesidad, se plantea y se hace posible resolver el asunto de los mecanismos que faciliten una definición.

Al respecto aquí solo se pueden referir, a manera de abanico de posibilidades, los que ya se mencionan en la calle, la prensa, los diferentes círculos ciudadanos y políticos:

  • Conversaciones entre candidatos y partidos para buscar un acuerdo directo.
  • Declinación de candidaturas a favor de una que ofrezca mayores posibilidades.
  • Una o varias encuestas para tomar en cuenta las preferencias ciudadanas.
  • Ponderar el apoyo parlamentario que tienen los candidatos. 
  • Apoyarse en programas y entidades garantes como la MOE y el Centro Carter. 

 

El resultado esperado

El resultado que podría esperarse de un proceso serio de aproximaciones y entendimientos programáticos, de corresponsabilidad y gobernabilidad, puede concretarse en tres momentos:

Primer momento: formación de una convergencia programática sólida con una proyección no solo coyuntural sino de mediano plazo (incluiría elecciones de 2011).

Segundo momento: realización de una campaña creativa y movilizadora que ubique al candidato de la opción de cambio como uno de los ganadores en la primera vuelta.

Tercer momento: triunfo en la segunda vuelta, instauración de un gobierno de cambio en Colombia.   

“La política consiste en un duro y prolongado avance a través de tenaces resistencias, para lo cual se requiere al mismo tiempo pasión y mesura. Es completamente cierto… que en este mundo no se consigue lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez”.
Max Weber, La Política como vocación, 1919.
 

Dos más dos

No hay hoy en Colombia un partido o movimiento que gane con mayorías propias las elecciones presidenciales en primera vuelta. Pero también es cierto que las minorías más grandes son uribistas. El pluripartidismo que el país exhibe al presente es de minorías, corroborado por los resultados del 14 de marzo. Para que se forme una mayoría tiene que darse un aglutinamiento de minorías.

Ello hace que la lucha por salir de la condición de minoría sea hoy tenaz en Colombia. El recurso que menos se está usando es el de la coalición clásica y abierta, aunque la ley creó recientemente facilidades para ello. Los recursos más socorridos son el transfuguismo, la cooptación con halagos y promesas (sonsacar), el trasteo, compra y manipulación de votos. Como que todo vale para hacerse a una mayoría suficiente. Ahí están las mafias redivivas en muchas regiones.

Un recurso que tendrán los herederos del continuismo será el de la administración misma que se quedó ensayada para la segunda reelección. Y un recurso del que todos echan mano es el de la comunicación como publicidad y muy poco la comunicación como formación de opinión conciente. El empleo de este recurso se acentúa en las opciones de cambio que son las que menos disponen de aparato para la reproducción o incremento clientelista del poder. Cosa distinta es el anticipo originado en la financiación estatal de las campañas.

En los mejores momentos la democracia es juego de opciones con partidos, movimientos o coaliciones realmente diferentes que cuentan con garantías iguales y reales para competir hacia la victoria. Parecería que Colombia se acerca cada vez más a escoger entre la continuidad y el cambio el 30 de mayo y el 20 de junio próximos, primera y segunda vuelta presidencial. Las encuestas favorecen la continuidad, pero no descartan el cambio. Podría haber sorpresas.

En las difíciles condiciones descritas la sorpresa puede originarse en la inteligencia, el entendimiento, la destreza, la transparencia con que actúen las fuerzas del cambio. Si éstas aspiran realmente a ser opción de gobierno y de poder, requieren formar una mayoría a partir del aglutinamiento de diversas minorías. Ya, en buena hora, se está entrando por este camino como lo indica el acuerdo a que llegaron Antanas Mockus y Sergio Fajardo el domingo de Pascua.

Pero el 1+1 para lograr el objetivo de llegar a la segunda vuelta no basta, se necesita el 2+2 y de ahí para adelante. Mucha gente quiere ver a los 4 candidatos del cambio en la convergencia: además de Mockus y Fajardo, también Petro y Pardo. La robusta opción de cambio que Colombia necesita hoy es una convergencia de fuerzas sociales y políticas decididas a profundizar la democracia donde actúen con perfil y fuerza propios las grandes regiones: Caribe, Pacífico, Andes, Amazonía
y Orinoquía.

La reestructuración del poder tiene que asumir población y territorio de cada región con su riqueza cultural y física, sus conflictos y sus aspiraciones. Sin asumir cabalmente las regiones no es posible gobernar, impulsar el desarrollo o pacificar el país. Sin las regiones no se soluciona nada, ni se ganan elecciones. Las regiones son el país.  

La convergencia por el cambio no puede quedarse a medio camino. Tiene que avanzar, completarse y jugar en la segunda vuelta. Ha de ser programática, imaginativa, movilizadora, levantando puntos como estos: 1.Mafias, corrupción y violencia fuera de la política, 2.Respeto de la institucionalidad democrática, Estado ético para todos los ciudadanos y ciudadanas, 3.Economía para el desarrollo, la vida plena, los derechos y la equidad, 4.Colombia con dignidad en el contexto de la
integración y la globalización.    

Bogotá, 06.04.10.

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