Frente al avance del covid-19, el Ministerio de Hacienda propone un Estado raquítico. El pensamiento del gobierno sobre el futuro se refleja bastante bien en el Marco Fiscal de Mediano Plazo. Más allá de los discursos, las proyecciones de Hacienda son suficientemente claras y contundentes.
El cuadro y la figura evidencian el imaginario que tiene el gobierno sobre el tipo de Estado que sería deseable. La propuesta, tal y como se desprende de las proyecciones del Ministerio de Hacienda, tiene las siguientes características.
El escenario futuro es de equilibrio.
De acuerdo con la lógica de Hacienda, el choque al que está sometida la economía colombiana apenas es transitorio. En el 2022 se volverá a la senda de equilibrio.
Los acontecimientos actuales no estarían causando ningún daño sustantivo al aparato productivo. Esta perspectiva no reconoce las dificultades estructurales por las que está pasando la economía. No hay ninguna preocupación por entender las razones del fracaso de la política económica que ha puesto en evidencia el covid. Para el gobierno, veníamos bien. Y, por tanto, después de la pandemia se debe recuperar el camino por el que se venía transitando.
Desconocen los ciclos
En la literatura económica se ha discutido mucho la diferencia entre la tendencia y el ciclo. Algunos autores, a los que se aproxima el Ministerio de Hacienda, le dan toda la relevancia a la tendencia y desprecian la importancia del ciclo. Por tanto, los análisis privilegian la estabilidad. Tal y como se observa en el cuadro y en la figura, los ciclos desaparecen y únicamente queda en evidencia la tendencia.
Los análisis de tendencia dicen, por ejemplo, que la población crece al 1,4 por ciento anual. Y el ciclo, en cambio, destaca la vida y la muerte, como elementos fundamentales de la decisión humana. Para la persona es relevante la muerte de la mamá o el nacimiento del hijo. A partir de allí se reconfigura su visión del mundo. De la misma manera, en la actividad económica es fundamental el proceso que lleva a la “destrucción creativa”: todos los días nacen y mueren empresas.
En el Marco Fiscal de Mediano Plazo no hay ciclos, sino tendencias lineales hacia el equilibrio. Se supone, de manera ingenua, que el empresario que se quebró hoy, una vez que pase la pandemia retomará su negocio como si no hubiera pasado nada significativo.
El tamaño del Estado se mantiene
A raíz de la pandemia varias crisis han adquirido relevancia.
Han quedado en evidencia las profundas brechas existentes en el país, y las limitaciones estructurales de los sistemas de salud, seguridad social, educación, etcétera. En Bogotá, por ejemplo, más de 300 mil niños y jóvenes, de una matrícula total de 800 mil, no tienen computador o acceso a internet. Y en el campo de la salud es notoria la falta de capacidad institucional para responder a la pandemia, sobre todo por fuera de las grandes ciudades.
No obstante la contundencia de los hechos, tal y como se observa en la figura, el gasto público, como porcentaje del PIB, volverá a los niveles que tenía en el 2018, entre un 18-19 por ciento. Este gasto es bajo, si se compara con el contexto latinoamericano (24%) y, sobre todo, con el de los países desarrollados del norte de Europa (55%-60%). La diferencia de Colombia con las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), es significativa. El país tiene un atraso notorio.
Con un gasto público tan bajo, no es posible construir una sociedad moderna. Este llamado de atención sobre el raquitismo del Estado ha sido reiterado. Ni siquiera en medio del covid el Ministerio de Hacienda acepta que el Estado tiene que crecer más, y que el gasto público tiene que aumentar. Todo lo contrario, de acuerdo con las proyecciones del Marco Fiscal, en el 2031, el gasto público apenas será el 18,5 por ciento del PIB.
Un gobierno indolente
A pesar de la gravedad de la crisis, el gobierno es indolente. En la penúltima columna del cuadro, “otros”, destaca el gasto adicional por realizar durante el 2020 para responder a la pandemia. El porcentaje apenas llega al 2,9 por ciento del PIB, unos 29 billones de pesos. Otros países, como Alemania, han destinado el 12 por ciento del PIB. Y vecinos latinoamericanos, Perú y Chile, bordean el 7 por cieneto. Frente a las necesidades y a las urgencias, el gobierno continúa aplicando políticas de austeridad, incomprensibles en la actual coyuntura.
El saldo de la deuda pública sigue creciendo
Las últimas reformas tributarias no han aumentado el recaudo de manera significativa. Entre otras razones, porque no han aumentado los impuestos a los más ricos y, además, porque han ampliado las exenciones de manera significativa. El resultado de una baja tributación es el crecimiento del saldo de la deuda. De acuerdo con las estimaciones del Marco Fiscal, al terminar el 2020, el saldo de la deuda del Gobierno Nacional Central sería de 65,6 por ciento del PIB. Esta cifra es altísima. En el 2012 era de 36,7.
Gran parte del gasto público, que ya es bajo, se destina al pago de la deuda. El costo de los intereses es cercano a los 32 billones de pesos (3,2% del PIB). Y en amortizaciones el gasto oscila alrededor de 28 billones de pesos (2,8%). Así que la deuda vale 60 billones de pesos (6% del PIB). Una cifra considerablemente más alta que el gasto destinado a la pandemia, y muy superior a la inversión pública, que en el 2020 apenas llegaría a 1,9 por ciento del PIB.
En síntesis, en la perspectiva del gobierno, la pandemia no llevaría a una mayor intervención del Estado. El mensaje es claro: la política económica venía bien, y no es necesario hacer cambios significativos.
[email protected]
16 de julio de 2020
Para suscripción:
https://libreria.desdeabajo.info/index.php?route=product/product&product_id=179&search=suscri
Leave a Reply