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Un debate cargado de lugares comunes

Foto: TWITTER: @ivanduque
Foto: TWITTER: @ivanduque

 

El día 23 de enero se llevó a cabo el Foro Público Ambiental, realizado en el Auditorio Mario Laserna de la Universidad de Los Andes. Allí, se reunieron los candidatos presidenciales Gustavo Petro, Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y el precandidato Iván Duque, para exponer sus propuestas acerca del desarrollo sostenible y los retos ambientales que actualmente afronta Colombia. Si como dicen por ahí, “desde el desayuno se sabe cómo será la comida”, esta campaña será lánguida y llena de lugares comunes.

 

El Foro Público Ambiental sirvió como escenario para que tres de los seis candidatos presidenciales presentados hasta ahora como tal, más un precandidato debatieran temas relacionados con la participación de las comunidades en las decisiones ambientales del país; la situación y proyección de la economía extractiva del petróleo y carbón en Colombia; el aumento de la deforestación en todo el territorio nacional, especialmente en zonas de frontera agrícola; las posibles políticas que se pueden generar para la protección ambiental de la Sabana de Bogotá; y por último, el potencial hidroeléctrico de Colombia en relación a la necesidad de transformar la matriz energética del país.

Como era de esperarse –pues nadie se sale de lo “políticamente correcto”, así después haga lo contrario– los candidatos estuvieron de acuerdo en la necesidad de proteger el medio ambiente para garantizar la vida, reconociendo que la situación de crisis ambiental que se presenta a nivel mundial es consecuencia de la depredación indiscriminada de los recursos naturales que existe desde hace décadas. Por ello, no sorprende que apuntaran sus discursos a criticar la política de extractivismo y lanzaran propuestas relacionadas con la necesidad de modificar las políticas de desarrollo ambiental actuales; sin embargo, el único candidato que propuso un paso de la producción minera y petrolera a la producción agrícola y la generación de energías limpias fue Gustavo Petro; Duque, Fajardo y De la Calle se enfocaron la necesidad de garantizar la sostenibilidad dentro de las actividades extractivas.

Otro elemento de consenso en el debate, fue la mención de la desigualdad en la distribución de la tierra como factor que debe ser solucionado para avanzar en la conservación ambiental en Colombia. Sin embargo, las propuestas presentadas por los candidatos en relación a la transformación de la estructura de la tenencia y propiedad de la tierra fueron muy pobres. Se habló de reubicar comunidades, delimitar áreas protectoras especiales, no estigmatizar sectores económicos como la ganadería, eliminar el latifundio improductivo y articular la producción con la sostenibilidad, pero la histórica necesidad de redistribuir la tierra entre quienes verdaderamente la necesitan no fue considerada.

Otro tema obligado en el debate fue la capital del país. Sobre ésta, nuevamente nos encontramos en un lugar común. Todos los candidatos estuvieron de acuerdo con el efecto nocivo de la especulación inmobiliaria en la Sabana de Bogotá, sin importar que los Planes de Ordenamiento Territorial allí implementado han sido diseñados e implementados por los partidos de algunos de los candidatos que respondieron a la invitación, partidos cuyos dignatarios y algunos de sus miembros tienen expresos intereses económicos sobre estos territorios.

Debate lánguido que pese a ello sirvió para conocer más de cerca las posturas de los candidatos respecto al tema. La enseñanza es clara: lo medioambiental es visto como algo políticamente correcto, y asi lo certifican las propuestas presentadas que, aunque aparentemente son críticas de verdad en el fondo no cuestionan ni modifican estructuralmente el actual modelo económico.

Dice el Libro de libros en alguno de sus pasajes que las aguas tibias sirven para vomitar. Pues bien, esta tibieza en temas ambientales transmite náuseas pues si no se mira lo ambiental desde una posición radical, en defensa de la vida en toda la extensión de la palabra, con todos los agregados que la acompañan, no podrá llevar a cabo alguien una buena gestión gubernamental. La tibieza ante lo ambiental lo es igual ante el capital global y su fracasada visión de desarrollo, sustento de muerte y de destrucción.

¡Para más de lo mismo tiempo sobra!

 

Información adicional

Autor/a: Natalia Carolina Ochoa Ulloa
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: desde abajo

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