Clausurado en Incheon (Corea del Sur) el Foro Mundial sobre Educación
Del 19 al 22 de mayo ha tenido lugar en la ciudad surcoreana el Foro Mundial sobre Educación. Su propuesta de “transformar vidas mediante la educación” está pasando desapercibida para los grandes medios; lo que conlleva que el evento pase desapercibido para la mayoría de la población.
A pesar de la relevancia mundial y del supuesto respaldo de todos los países al tema de la educación como estrategia para una sociedad global más justa y equitativa, el FME (WEF por sus siglas en inglés) no parece haber recibido la atención mediática necesaria.
Público y El País en España o El Espectador y El Tiempo en Colombia, entre otros muchos en el mundo, han ignorado el evento como noticia (El País sí publicó, el jueves 21 de mayo, una columna de opinión de la responsable en España de la Campaña Mundial por la Educación). Parece que hay temas más importantes como la despedida de Xavi, la continuidad de Ancelotti o el estreno de alguna nueva película (producción de Hollywood, por supuesto).
Recuerden que el 22 de mayo es el Día Mundial de la Biodiversidad, y así lo plantearan los medios. Pero para cuidar el planeta hace falta la educación de los seres vivos que más lo perjudican. Por eso es llamativo que el Foro no esté ocupando las portadas de los periódicos y las televisiones de todo el mundo.
Que la educación es un valor fundamental para la transformación social no se le escapa a nadie. Pero parece ser que para los medios su importancia es secundaria frente a otras realidades más mediáticas.
Este año se deberían cumplir dos grandes retos: los Objetivos de Desarrollo del Milenio y las seis metas de la Educación para Todos. Si en la Asamblea General de Naciones Unidas de Nueva York en 2000 se fijaban los retos del Milenio, ese año, en el Foro Mundial sobre la Educación de Dakar, se adquiría el compromiso de lograr las seis metas de la Educación para Todos.
Pese a que sobre el papel el compromiso es innegable, a la hora de llevarlo a la práctica su eficacia se diluye y pierden fuerza muchas de las iniciativas. A veces por falta de medios y en otras ocasiones por los obstáculos, sobre todo económicos y mercantiles, que hay por el camino. Ninguno de los objetivos se ha cumplido plenamente, y la dilación en su puesta en marcha obliga a retomar nuevas propuestas para el futuro cercano.
Educación básica de calidad para la infancia, la juventud y la edad adulta en 2015 fueron la base de las seis metas acordadas en la capital senegalesa por ciento sesenta y cuatro gobiernos de otros tantos países con el respaldo de la sociedad civil, el sector privado y los organismos internacionales de desarrollo como Unesco y Unicef.
Este objetivo surgió diez años antes, en 1990, en Jomtien (Tailandia) a partir de la creación del movimiento Educación para Todos. Entonces, delegadas y delegados del mundo firmaron la Declaración sobre Educación para Todos. Suponía un compromiso de relevancia histórica al pretender “satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje de todos”, a través de lograr la universalización de la enseñanza primaria, lo que conllevaría la drástica reducción del analfabetismo.
Al haber fracasado en el intento, se proponen ahora una serie de tareas para una educación global más allá de 2015. Lo que se pretende es alcanzar “la educación que queremos” en 2030 planteando nuevas-viejas metas que alcancen lo no conseguido hasta hoy.
Los cinco temas principales del WEF en esta edición han sido el derecho a la educación, la equidad, la integración, la calidad y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Porque, según reconoce la propia Unicef, el programa de la Educación para Todos sigue siendo una quimera, aunque irrenunciable. Tal como recoge el informe de seguimiento de la Unesco de 2015, todavía hay 57 millones de niños de primaria y 63 millones de adolescentes que están fuera de la escuela, y el número de analfabetos adultos alcanza los 781 millones. El propio documento estima que serían necesarios 22.000 millones de dólares adicionales al año para garantizar la educación preescolar, primaria y secundaria inferior en 2030.
Los esfuerzos de la Unesco, promotora del foro con el auspicio de Unicef, el Pnud, la Unhcr, ONU Mujeres, Unfpa y el Banco Mundial, irán encaminados a que “los programas educativos posteriores a 2015 deberían basarse en una perspectiva de aprendizaje a lo largo de toda la vida que abarque a todo el sector y aborde las cuestiones de acceso, resultados, equidad y calidad de la enseñanza para todos –niños, jóvenes y adultos- desde la atención y educación de la primera infancia hasta la enseñanza superior y el aprendizaje de adultos, en contextos educativos formales, no formales e informales.”
Como resultado del encuentro se ha aprobado la Declaración de Incheon, en la que se reconoce “el papel central de las y los docentes y de la participación de la sociedad civil, y además asume compromisos con el financiamiento público del derecho a humano a la educación.”
Alguna de las declaraciones hechas por personas responsables de las organizaciones convocantes son tan rimbombantes como siempre, pero no por ello resultan menos ciertas y pertinentes:
“La educación se ocupa de empoderar a las personas para que puedan decidir acerca de su propio destino. Por eso la posibilidad de recibir educación es decisiva para el desarrollo humano, porque de lo que se trata es de ampliar las opciones y las libertades de la gente”.
Helen Clark, administradora del Pnud.
“La educación no es únicamente una cuestión de aprendizaje; también tiene que ver con el empoderamiento de todas las personas, la construcción de sociedades pacíficas y la protección de nuestro planeta. Los programas de desarrollo futuros comienzan por la educación: es el primer paso en el sendero de la dignidad, de aquí a 2030”.
Amina J. Mohammed, consejera especial del secretario general sobre la planificación del desarrollo después de 2015.
“Este foro constituye un símbolo de la determinación de la comunidad internacional de colocar firmemente a la educación en el eje de los programas futuros de desarrollo sostenible, porque la educación es un derecho humano fundamental y es el vector más poderoso de paz, integración e innovación. Tenemos una enorme responsabilidad con las nuevas generaciones, debemos cerrar las brechas intolerables en materia de acceso a la escolaridad, debemos convertir la educación en una vía hacia el empoderamiento y crear oportunidades para que todos puedan aprender a lo largo de toda la vida, porque esa es la única manera de permanecer en el lado correcto del cambio”.
Irina Bokova, directora general de la Unesco.
“Desde la infancia hasta la edad adulta, todas las niñas y todas las mujeres tienen derecho a recibir una educación pertinente y de calidad, así como al aprendizaje a lo largo de toda la vida”.
Phumzile Mlambo-Ngcuka, subsecretaria general y directora ejecutiva de ONU Mujeres.
Por su parte, los países de América Latina y el Caribe han manifestado su compromiso de realizar un “esfuerzo sin precedentes” para lograr los acuerdos surgidos del Foro Mundial sobre la Educación, puesto que la declaración final recoge las demandas de los grupos de la sociedad civil que conforman la Campaña Mundial por la Educación (CME) y la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (Clade), y también los contenidos más destacados de la declaración surgida del Foro de ONG realizado con anterioridad como preparación de la cumbre.
Esos compromisos incluyen defender una educación pública y gratuita de calidad, promover la formación y valorización docente, resaltar la importancia de la equidad y la inclusión, reconocer el valor de la de la sociedad civil y su participación en los procesos educativos y la realización del derecho humano a la educación.
¿Educación para todo el mundo?
Lo que hace falta es que se cumplan y apliquen los acuerdos. A ver si es verdad que se aborda el tema educativo como corresponde y que no se llega a 2030 pensando en preparar nuevos documentos y declaraciones para diez, quince o veinte años después.
Porque el momento es ahora.
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