Ante la aceleración del desorden geopolítico global, del cual la guerra de divisas en que está envuelto el dólar es apenas una de sus manifestaciones, los cinco emergentes agrupados en los brics se disponen a dar un paso trascendental que desafía el orden internacional establecido hace siete décadas en los acuerdos de Bretton Woods.
“Los europeos nos estamos vendiendo a nosotros mismos en dólares, por ejemplo cuando vendemos aviones. ¿Es necesario? No lo creo. Creo que un nuevo equilibrio es posible y necesario, no sólo con relación al euro sino también para las monedas de los países emergentes, que representan una gran parte del comercio mundial”, dijo Michel Sapin, ministro de Finanzas de Francia al diario Financial Times.
Sus declaraciones realizadas el lunes 7 no fueron improvisadas ni casuales. En realidad fueron una bomba, ya que las pronunció el ministro de un país considerado aliado de Washington, apenas una semana antes de la inauguración de la VI Cumbre de los brics en Fortaleza, Brasil. El gobierno francés muestra, de ese modo, su profundo malestar con la decisión estadounidense de sancionar al principal banco francés, bnp Paribas, con una multa de 9.000 millones de dólares y la prohibición de realizar transacciones en dólares durante un año.
El banco fue acusado de violar las sanciones económicas de Estados Unidos al realizar operaciones financieras con Cuba, Irán y Sudán, a través del sistema financiero estadounidense y haberlo hecho de forma solapada entre 2004 y 2012. Es la mayor multa impuesta por ese país, que ya había sancionado a otros bancos europeos por ayudar a millonarios de Wall Street a evadir impuestos.
El gobierno francés señaló que la multa es excesiva y desproporcionada. Sin embargo, lo que está en juego es mucho más que la abultada cifra. Todo el aparato de sanciones que apuntala el agrietado edificio del sistema financiero internacional, levantado al finalizar la Segunda Guerra Mundial a través de los acuerdos de Bretton Woods y que tiene sus dos pilares básicos en el fmi y el Banco Mundial, está siendo puesto a prueba por la crisis global, el deterioro de la hegemonía estadounidense y la emergencia de nuevos centros de poder.
LA NUEVA ARQUITECTURA. La guerra de divisas que están llevando los centros financieros de la City londinense y Wall Street contra los emergentes debe considerarse como un modo de alargar la hegemonía del dólar. La moneda estadounidense pasó de ser la solución a convertirse en el problema, por la elevada volatilidad que muestra en los últimos años, dados los abultados déficits fiscales que llevan a la Reserva Federal a tomar medidas que perjudican al resto de los países.
Lo que llama la atención, y es el dato novedoso, es que incluso los grandes empresarios europeos están reclamando cambios. Christophe de Margerie, ceo de la petrolera Total, la mayor empresa francesa, se mostró favorable a que el comercio de petróleo deje de hacerse exclusivamente en dólares y pueda hacerse en euros o en otras monedas (Russia Today, lunes 7). Es evidente que cada vez más actores económicos sienten al dólar como un corsé del que es necesario librarse.
Entre el 14 y el 16 de junio los cinco presidentes de los países brics (Dilma Rousseff, Vladimir Putin, Narendra Modi, Xi Jinping y Jacob Zuma) tomarán dos decisiones estratégicas: la creación del Banco de Desarrollo de los brics y el Acuerdo de Reserva de Contingencia, un fondo de estabilización monetario que ejercerá funciones de apoyo a las balanzas de pagos y para inversiones, sobre todo en infraestructura.
De hecho, supone una toma de distancia del fmi y del Banco Mundial, y pone en cuestión la hegemonía del dólar. Para los países que suelen recibir préstamos y asistencia de esas instituciones, la propuesta de los brics tiene el atractivo de que no deberán someterse a las condiciones habituales como los programas de ajuste estructural y de reconversión de sus economías.
El banco brics iniciará sus operaciones con 50.000 millones de dólares que serán aportados a partes iguales por sus miembros, pero hacia 2019 ya tendrá un fondo de 200.000 millones y tendrá capacidad de financiamiento de hasta 350.000 millones de dólares. Por su parte, el fondo de estabilización será dotado de un monto de 100.000 millones de dólares, correspondiendo a China 41.000 millones, a Brasil, India y Rusia 18.000 millones de cada uno, y Sudáfrica aportará 5.000 millones de dólares.
No todo es color de rosas en el seno de la alianza que incluye 3.000 millones de personas (40 por ciento de la población mundial), 4 billones de dólares en reservas y un pbi de 16 billones de dólares, superior al de Estados Unidos. China está pujando para que la sede del banco se instale en Shanghái, como consecuencia de sus mayores aportes y por tratarse de la economía más dinámica del mundo. De ese modo, los demás aliados reconocerían la preeminencia de la nación asiática como se reconoce la primacía de Estados Unidos (sede del fmi y del bm) desde 1945.
Si lo que están haciendo los brics es sentar las bases de una nueva arquitectura financiera global, el lugar donde se instale la sede de sus principales organismos no es un tema menor. En segundo término, chinos y rusos presentan estilos diferentes, en particular desde la crisis de Ucrania. Mientras La Voz de Rusia enfatiza que el banco brics “desafía la dominación financiera de Estados Unidos”, los chinos insisten en que será “complementario” con las instituciones existentes (Le Monde, lunes 7).
El diario parisino señala que una de las principales diferencias entre las instituciones de Bretton Woods y las que pondrán en pie los brics estriba en el reparto de las acciones. Japón y Estados Unidos tienen cada uno el 15 por ciento de las acciones del Banco Mundial, en tanto China tiene sólo el 5 por ciento, lo que supone que sólo dos países tienen un tercio de los votos.
VIEJA Y NUEVA PIRATERÍA. No es un secreto el papel jugado por la piratería en el ascenso de Inglaterra al rango de primera potencia global. Debilitaba a sus enemigos, en particular a España, lubricaba el ingreso de ingentes sumas en los cofres reales, y contribuía a derribar muros que impedían la libre circulación de las mercancías inglesas. Los ingleses crearon la figura del corsario, que se diferenciaba del pirata sólo por la legitimidad que le otorgaban los estados.
Enrique VIII fue el primer monarca en expedir patentes de corso, en los albores del capitalismo. Con el aval de las monarquías francesa e inglesa, únicos países que institucionalizaron la piratería, el robo y el saqueo fueron legalizados como la forma que asumió la acumulación originaria en el mar, y los mercenarios-ladrones resultaron elevados al rango de señores.
Francis Drake fue el más célebre de los corsarios-piratas. Sus hazañas delincuenciales contra los barcos españoles fueron tan beneficiosas para Inglaterra, que la reina Isabel I lo nombró caballero (sir) en recompensa por sus servicios a la corona. En los períodos de aguda confrontación geopolítica, la diferencia entre asaltar y hacer negocios no se dirime ante los tribunales y su legitimidad depende de la fuerza militar de cada uno de los bandos en pugna. Para los españoles, Drake sigue siendo un vulgar pirata.
El petróleo que están robando los miembros del grupo sunita jihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (eiil) en los campos petrolíferos de Siria e Irak que han conquistado por la fuerza, está siendo vendido a respetables empresas multinacionales como Exxon Mobil sin que la potencia hegemónica mueva un dedo para impedirlo, aunque se trata de una organización terrorista.
El periodista de la página francesa Réseau Voltaire Thierry Meyssan denuncia ese tráfico perolero ilegal y recuerda que en marzo de 2014 “los separatistas libios de Bengasi no lograron vender el petróleo que había caído en su poder, además de que la marina de guerra de Estados Unidos interceptó al tanquero Morning Glory y lo obligó regresar a Libia” (La Jornada, 25-VI-14).
La guerra de divisas es una forma nueva de piratería, adecuada al período de hegemonía económica del capital financiero, cuando la principal moneda de reserva está en plena decadencia. Cada dólar que China invierte en bonos de la Reserva Federal refuerza el papel político de Estados Unidos. Pero si China deja de comprarlos, o disminuye sus compras, está alterando la relación de fuerzas, que es lo que viene sucediendo.
Como en el caso del eiil, en estos días rebautizado apenas como Estado Islámico, hay que mirar a quién beneficia cada jugada. Meyssan “considera que los perdedores son los británicos, los turcos y, sobre todo, los chinos, quienes ya se habían convertido en los primeros clientes de Irak, mientras los ganadores son Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita” (La Jornada, 25 de junio de 2014). Por eso denuncia que el apoyo directo de Riad al eiil, e indirecto de Washington, forma parte del proyecto de rediseño de la región contra los intereses de los brics, con la balcanización de Irak en tres estados.
El economista Ariel Noyola, miembro del Observatorio Económico de América Latina de la Universidad Autónoma de México, estima que la creación del banco brics y del fondo de estabilización “reducirá sustantivamente la volatilidad cambiaria sobre los flujos de comercio e inversión entre los miembros del bloque” (Alai, 30-VI-14). O sea, reducirá los márgenes de ganancia y operativos de los grandes jugadores del sistema financiero, sobre todo Wall Street y la Fed. Una decisión “antipiratería”, en el sentido más riguroso del término.
AMÉRICA DEL SUR SIGUE TRABADA. Finalizada la cumbre de los brics, Putin y Xi realizarán sendas giras por la región. El presidente ruso visitará Cuba y Argentina luego de participar en la entrega de la Copa del Mundo el domingo 13 en Maracaná. Las petroleras rusas Rosneft y Zarubezhneft han firmado con Cuba contratos para la exploración de yacimientos marítimos en sus costas, cerca de Florida, y el gobierno argentino está invitando a las compañías rusas a participar en las licitaciones para la construcción de diez centrales hidroeléctricas y de, al menos, una planta de energía nuclear (Russia Today, 8 de julio de 2014).
Xi visitará Cuba, Venezuela y Argentina y anunciará un nuevo impulso a la financiación de obras de infraestructura. Según Clarín, el gobierno espera una inversión de casi 5.000 millones de dólares en un proyecto hidroeléctrico y 2.400 millones en ferrocarriles (The Brics Post, sábado 5). El presidente Nicolás Maduro anunció que su país está exportando 626 mil barriles, diarios de petróleo a China y que alcanzará el millón de barriles desplazando a Estados Unidos como principal destino del crudo venezolano.
Pero en Fortaleza confluirán 12 jefes de Estado latinoamericanos. Será una ocasión para estrechar lazos, adelantar proyectos y visiones de conjunto. Los vínculos entre brics y Mercosur pueden potenciarse, aunque por ahora se trata de relaciones bilaterales.
La región sudamericana atraviesa un momento complejo. El mes pasado Ecuador debió entregar parte de sus reservas de oro a Goldman Sachs para obtener un préstamo de 700 millones de dólares, ya que no tiene acceso al crédito internacional. El gobierno de Rafael Correa había apostado primero a un acuerdo con pdvsa y Venezuela para construir una gran refinería sobre el Pacífico, que fracasó, siendo ahora los chinos los encargados de ponerla en pie; se distanció del Bndes de Brasil, fuente de créditos para obras de infraestructura en la región, por graves fallas en una obra hidroeléctrica; y finalmente, su apuesta por el Banco del Sur también fue un fiasco, lo que llevó al país a depender del financiamiento de la Corporación Andina de Fomento (caf), ante el estancamiento del proyecto regional.
Como se sabe, Argentina pasa por una situación compleja en su contencioso con los fondos buitres, y Venezuela también está fuera del financiamiento internacional. Noyola sostiene que el banco brics podría contribuir a “reducir los costos de financiamiento y fortalecer la función contracíclica de la caf”, lo que llevaría a la región a “descartar los préstamos del Banco Mundial y el bid”. En paralelo, el banco de los emergentes “entraría en competencia con otras entidades financieras de influencia considerable en la región, como el Bndes”.
Que las decisiones financieras de los brics sean beneficiosas para la región depende de que sea capaz de zurcir sus diferencias y profundizar la integración regional, algo que no ha podido hacer en una década de prosperidad y que ahora, cuando el clima económico y geopolítico se ha encrespado, debería encarar a marchas forzadas. Se trata de decisiones políticas de largo alcance, como la postergada creación de una moneda regional, que requieren algo más que los discursos encendidos, y a menudo oportunistas, que profesan varios de los más aplaudidos presidentes.
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