El de ayer fue un largo día de encuentros y diálogos entre el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su homólogo venezolano, Hugo Chávez, que se reunieron en Salvador de Bahía. El encuentro forma parte de las entrevistas que ambos presidentes mantienen trimestralmente desde 2007. Chávez tenía esta vez prisa por encontrarse con Lula y llegó a Bahía cuatro horas antes que su colega. Venía con el propósito concreto de pedir a Brasil ayuda financiera, a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), tras haber confesado que las ganancias del petróleo, a causa de la caída del precio del crudo, disminuyeron la mitad. Se calcula además que este año Venezuela perderá un 2,4% de su producto interior bruto (PIB).
Chávez pretende la ampliación de un crédito a Venezuela para que empresas brasileñas realicen obras de infraestructura en aquel país, hasta llegar a un total que variaría entre 4.000 y 8.000 mil millones de dólares. Algunos proyectos ya fueron analizados por el banco brasileño para acometer la ampliación del metro de Caracas por valor de 730 millones de dólares. Entre las peticiones de Chávez a Lula figura la construcción en Pernambuco de una refinería binacional. El líder venezolano cuenta también con la ayuda de la Caja Económica Federal (CEF) para crear una red bancaria y un sistema de financiación para la construcción de casas populares en Venezuela.
Además, Chávez volvió a recordar a Lula que su país aún no ha conseguido el visto bueno del Congreso brasileño para entrar en Mercosur. La cuestión está varada en el Senado. Varios senadores exigen garantías de que Venezuela vaya a ser fiel a la carta de intenciones del Mercosur, entre cuyos puntos figura la total adhesión a los principios democráticos. Para algunos congresistas, Venezuela está más cerca de una dictadura que de una plena democracia.
Un tercer punto analizado fueron las nuevas relaciones entre Venezuela y Estados Unidos. Lula siempre ha sido visto como un pacificador entre los dos países. George W. Bush había agradecido a Lula en repetidas ocasiones veces la mediación realizada ante Chávez para moderar su fogosidad. Con Obama las cosas han ido a mejor, por lo menos en apariencia.
De ahí que el asesor personal de Lula para asuntos internacionales, Marco Aurelio García, revelara ayer que uno de los puntos a tratar iba a ser “los avances en las relaciones entre Chávez y el presidente Obama”. García puso como ejemplo de dichos avances el hecho de que la diplomacia venezolana hubiese enviado para representar a Venezuela en Washington a un diplomático de “de altísimo nivel”.
Algunos analistas quisieron ver ayer en las palabras del diplomático, asesor y amigo personal de Lula, un mensaje cifrado a Chávez, que vendría a decir: “Nosotros vamos a ayudaros financieramente para que podáis afrontar mejor la crisis que os acosa, pero veríamos con muy buenos ojos que vuestro Gobierno se acercase con menos prejuicios y agresividades a la Administración de Obama”.
Lula protagonizó un episodio al salir del hotel donde estaba alojado que volvió a revolucionar al mundo político. Recibido con gritos de “Lula, presidente, referéndum, tercer mandato”, el presidente, que hasta ahora ha negado categóricamente que intente cambiar la Constitución para poder disputar un tercer mandato, sorprendió a los presentes con estas misteriosas palabras: “Tienen que decirle eso a los periodistas”. Abordado por los reporteros presentes, Lula se limitó a reír sin querer hacer comentario alguno.
Además, un error técnico hizo que los periodistas pudieran escuchar una conversación privada entre Lula y Chávez. Éste se quejaba de que no prosperaban los acuerdos energéticos entre ambos países. Lula le dijo: “Calma, que si yo consigo que Dilma sea elegida presidenta, las cosas se van a arreglar, porque yo voy a ser el presidente de Petrobras y al actual presidente [Sérgio Gabrielli] será mi asesor”.
JUAN ARIAS – Río de Janeiro – 26/05/2009
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