Correa, el mandatario ecuatoriano, reconoció anoche, a través de cadena nacional, la muerte de un indígena shuar en la comunidad Sagrado Corazón, en la provincia amazónica de Morona Santiago, reseñó la agencia DPA.
Correa lamentó el deceso, al que calificó de innecesario, se describió ante estos hechos como “un pésimo político” y admitió estar “destrozado” por esta circunstancia.
Acompañado por su vicepresidente Lenín Moreno y varios ministros de Estado, Correa invitó al diálogo en tono conciliador a los “queridos compañeros de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie)”, a quienes hasta hace pocas horas criticó duramente.
Asimismo, los llamó a deponer toda acción de fuerza citando el artículo constitucional que prohíbe interrumpir las vías, origen del enfrentamiento que cobró la vida del indígena shuar por un perdigón, según indicó el presidente.
Señaló que se establecerán responsabilidades por la muerte y se señalará también quiénes fueron los incitadores de este hecho.
Correa informó que suspendió la reunión de gabinete debía realizarse este viernes en la población amazónica de la Joya.
Dirigentes indígenas de la Conaie, la mayor organización del sector del país, anunciaron el posible llamado a juicio político contra el ministro de gobierno, Gustavo Jahlk, a quien culparon por la represión.
Por su parte, el funcionario informó que el Ejecutivo estudia la declaración de emergencia en la región amazónica a causa del levantamiento indígena, que dejó además -según cifras oficiales- 40 policías heridos.
El dirigente indígena Humberto Cholango retó al presidente a un diálogo “sin condiciones”.
La Conaie convocó a un levantamiento indefinido desde este lunes en rechazo a la política minera y de manejo de agua, pero lo suspendió parcialmente a 20 horas de iniciado por el ofrecimiento de diálogo con el mandatario.
Sin embargo, Correa no los recibió, argumentando que la acción indígena continuaba en algunas ciudades amazónicas. La represión de ayer fue rechazada por los indígenas, que se reunieron por más de ocho horas para tratar de superar divisiones internas.
Al iniciar el levantamiento, Correa hizo un llamado público a deponer la acción, desestimó la unidad del movimiento e indicó a la Policía que no reprima y que se limite a abrir las vías para permitir la fluidez del tráfico.
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