Home » “Desaparece” el ex contratista de la NSA Edward Snowden

“Desaparece” el ex contratista de la NSA Edward Snowden

“Desaparece” el ex contratista de la NSA Edward Snowden

En medio de un completo hermetismo, acorde con el guión de lo que podría ser un exitoso thriller, en el cual cualquier mentira se justifica cuando el fin es salvar de una condena hasta de 30 años de prisión al protagonista, sólo contadas personas saben dónde está hoy Edward Snowden, ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), cuya extradición reclama Estados Unidos, quien ayer domingo llegó a Moscú en vuelo comercial huyendo desde Hong Kong.

 

El avión de la compañía Aeroflot que, como se filtró a la prensa, debía llevarlo este lunes a La Habana para de ahí tomar otro vuelo hacia Caracas, según especularon varios medios, despegó puntual, a las 14:05 horas, pero Snowden no abordó el aparato, a pesar de que ayer se registró en línea.

 

Cerca de 30 ingenuos reporteros rusos y corresponsales extranjeros, quienes ayer casi se pelean por conseguir boletos para el vuelo SU-150 –a falta de lugares algunos incluso tuvieron que comprar en clase business–, se llevaron un chasco cuando se dieron cuenta de que había dos lugares vacíos: el 17 A, de Snowden, y el 17 B, de su acompañante, Sarah Harrison, asistente del fundador de Wikileaks, Julian Assange.

 

Los periodistas pensaron que el costo del boleto bien valía las 12 horas de vuelo para entrevistar a Snowden a 10 mil metros de altura, hasta que cayeron en la cuenta de que el viaje a Cuba era una simple maniobra para despistar a la embajada de Estados Unidos en Moscú, la cual no para de intentar localizar a Snowden para exigir su entrega.

 

Era poco probable que Snowden utilizara un vuelo que, durante un trayecto, pasa cerca de la costa occidental de Estados Unidos y es guiado por los servicios de tierra del país cuyo gobierno, exhibido como un vulgar espía de millones de personas en el mundo, quiere juzgarlo por “traición”, aparte de “espionaje, robo y uso ilegal de equipos gubernamentales”, acusación que rechaza el fugitivo, aunque admite haber revelado detalles de programas secretos de vigilancia a través de nuevas tecnologías.

 

Assange, en una teleconferencia organizada por su sitio Wikileaks, declaró hoy desde su refugio en la embajada de Ecuador en Londres que Snowden y Harrison “están bien y en un lugar seguro.

 

“Debido a las amenazas beligerantes de la administración estadunidense, ahora no podemos dar más detalles. Desafortunadamente no podemos revelar en qué país se encuentra en este momento”, agregó.

 

Poco después de haber aterrizado su avión, Snowden se reunió con el embajador de Ecuador en Rusia, Patricio Chávez Zavala, quien ya estaba esperando la llegada del vuelo procedente de Hong Kong.

 

Todo indica que, en el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú, Snowden presentó a Chávez Zavala su solicitud formal de asilo político, aunque ningún diplomático ecuatoriano quiso comentar los temas de conversación que se pusieron sobre la mesa.

 

Poco después el canciller Ricardo Patiño añadió más confusión al confirmar, mediante su cuenta en Twitter, que Snowden había solicitado asilo político en Ecuador. Las agencias noticiosas, siempre en la carrera por ganar la primicia, dieron por concedido dicho asilo, que un día después apenas se está estudiando, según dijo el propio Patiño en conferencia de prensa, y ya sin la estrechez de palabras que permite un tuit.

 

Que Snowden haya pedido asilo político en Ecuador no es mentira, como también es cierto que lo solicitó en Islandia y, probablemente, en otro país para llegar sin contratiempos a su auténtico destino final, mientras la diplomacia de Estados Unidos no sabe a quién presionar y sus servicios de espionaje andan más o menos en la Luna.

 

A todo esto, el gobierno de Estados Unidos, para dificultar los movimientos de Snowden por el mundo, anuló su pasaporte, decisión que los adversarios del presidente Barack Obama consideran “tardía”.

 

Es el contragolpe de los adversarios del protagonista que toda buena película debe tener, pues complica sus desplazamientos en términos estrictamente legales, aunque Assange asegura que Snowden salió de Hong Kong con “documento de refugiado” otorgado por Ecuador.

 

Hasta el momento nadie quiere un enfrentamiento directo con Estados Unidos. Hong Kong, es decir China, alegó que la solicitud de extradición estaba incompleta y por eso pudo salir sin problemas hacia Moscú. Tanto Rusia como Ecuador consideran que Snowden no ha cometido ningún delito.

 

Rusia, además, quiere utilizar este caso para volver a enviar el mensaje de que Estados Unidos no le da órdenes. Cedió una vez, durante la presidencia de Dimitri Medvediev, en Libia y las empresas rusas perdieron más de 12 mil millones de dólares en contratos con el gobierno del coronel Muammar Kadafi.

 

El Kremlin se ha mostrado inflexible respecto de los casos de Irán o Siria y también ha tomado medidas de respuesta desproporcionada a la llamada “lista Magnitsky” (denegación de visas y congelamiento de cuentas bancarias y propiedades en territorio de Estados Unidos a funcionarios rusos que tuvieron que ver con la muerte de ese abogado de una empresa estadunidense), como la prohibición de que parejas estadunidenses adopten huérfanos rusos.

 

La relación bilateral, más allá de las declaraciones de buena voluntad, no pasa por su mejor momento desde que Estados Unidos anunció sus planes de instalar componentes de su sistema de defensa antimisiles en Europa, que Rusia considera una amenaza a su seguridad nacional per se, independientemente de qué tipo de interceptores, radares y países se piense involucrar.

 

Además, el núcleo duro del Kremlin no considera necesario colaborar con Estados Unidos en el caso de Snowden, cuando Washington se negó a extraditar al abogado Boris Kuznetsov, quien huyó cuando descubrió que uno de sus clientes sufrió escuchas telefónicas no autorizadas por un juez. Lo denunció en la misma corte que llevaba ese proceso y las autoridades rusas lo acusaron de revelar un secreto de Estado.

 

Desde un punto de vista formal, para el gobierno ruso Snowden nunca entró a territorio de Rusia, pues nadie tiene forma de demostrar si llegó a salir de la zona de tránsito del aeropuerto Sheremetyevo.

 

Snowden puede estar todavía en Moscú, haber salido de Rusia en avión privado con destino a cualquier lado o estar viajando en barco hacia Cuba. Eso será lo de menos cuando aparezca donde tenga que aparecer, para estar a salvo de la persecución del gobierno de Estado Unidos.

 

Los miembros del equipo de Wikileaks y sus asesores legales están convencidos de que el final de esta historia será el clásico: “Aquí está Snowden, sano y salvo”.

 

¿Cómo lo logró? Nadie sabe, nadie supo.

Información adicional

Autor/a: Juan Pablo Duch
País: Rusia
Región: Asia
Fuente: La Jornada

Leave a Reply

Your email address will not be published.