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Ecuador. “Venimos desde abajo”

El fomento de la industria nacional  y la recuperación de la infraestructura productiva son algunos de los proyectos más emblemáticos de los cuatro años de Gobierno de Rafael Correa.

Para el secretario nacional de Planificación y Desarrollo, René Ramírez, el resultado de una política pública distinta ha permitido, entre otras cosas, reducir la  inequidad entre pobres y ricos y mejorar sustancialmente la calidad del empleo y las condiciones de vida de los ecuatorianos.
 
¿Cómo define a la política económica del Gobierno?

Existe un cambio radical en la propuesta   económica con respecto de lo que fue el modelo del Consenso de Washington que solo obedecía a la liberalización de la economía.  La primera tiene que ver con  inversión pública, que sin lugar a dudas ha sido el motor  de estos cuatro años. Y no  quiere decir que todo lo ha hecho  el Estado, porque a final de cuentas la mayor parte de la inversión proviene del sector privado. 

El segundo punto tiene que ver con el crédito de la banca pública, que ha   crecido significativamente para reactivar el aparato  productivo. El tercero son los  incentivos tributarios que deja de percibir  el Estado  para incentivar el aparato productivo. Además están los  subsidios, que principalmente se dan a través de créditos. 

Una quinta  herramienta son  las compras públicas; una política que buscó redireccionar las compras hacia lo nacional. Este año hablamos de 10.000 millones de dólares en compras públicas nacionales.

¿En qué influyeron esas políticas redistributivas?

El impacto de estas políticas, en términos macroeconómicos, ayudó a superar la  crisis de 2009, que  generó un impacto del 6% del PIB,  a través de la caída de las remesas, la compra de productos exportables y de los precios del barril del petróleo. Es una perspectiva que denominamos desarrollo endógeno.

¿En años anteriores a cuánto ascendían las compras públicas? 

En el último año casi se han duplicado, porque antes bordeaban los 5.000 millones de dólares. Eso demuestra que las  compras públicas pueden ser un buen dinamizador de la economía si lo encaminamos correctamente. 

El 2010 cerró con un PIB del 3,7%, una cifra  alentadora con respecto al año anterior, y  para el 2011 se prevé un crecimiento de la economía del 5,06%. ¿Cómo se   alcanzará esa meta?

Las políticas que he mencionado van a continuar  y se van a profundizar. Crecerá la inversión pública, el crédito público…   pero quizá esas políticas tendrán que ver  con los incentivos que otorga  el Código de la Producción, que no existieron en los primeros cuatro años  de Gobierno, pero que vienen  a través de subsidios al gasto tributario y se  acentúan. A mi modo de ver,   lo principal es que durante 5 años las industrias que producen sustitución de importaciones 
no  pagarán impuesto a la renta, incentivos  que permiten  atraer  inversión local y extranjera.

¿Cuánto dejará de  percibir  el Estado por ese concepto?

Prefiero no hacer predicciones, sino determinar qué es lo que provocarán y ver después los resultados. A nosotros no nos interesa analizar el crecimiento económico per se; porque, como dice el Presidente de la República, el país que más creció este año fue Haití, en un 10%. 

Y en  relación a lo que existía antes de este Gobierno han cambiado  principalmente tres aspectos. La polarización disminuyó, en los   último 20 años;   los únicos que recibían los beneficios del desarrollo eran el 10% más rico, y  disminuían sistemáticamente los ingresos del 90% restante. Esa brecha   disminuyó  de 36 veces a 23 veces.

Por otro lado, aumentó la clase media que siempre era afectada por los denominados paquetazos. Y  el tercer punto es que las políticas públicas  mejoraron la cohesión social; venimos desde abajo hacia arriba. Hemos ido desde abajo haciendo que los extremadamente   pobres vean una posibilidad de salir de la pobreza, algo que es más estructural.

La meta del Gobierno es que  150 madres beneficiarias del bono salgan de la pobreza hasta 2013. ¿Cómo  lograrlo?

Habrá algunas medidas,  pero el bono estará  acompañado de una serie de políticas que   dan buenos resultados como el Crédito de Desarrollo Humano. Lo que se prevé es impulsar una serie de políticas que acompañen ese crédito, es decir  con capacitación, tecnología, redistribución de los  medios de producción como  tierra y  agua. Habrá un acompañamiento sistemático.

En cuanto a los índices de desigualdad, ¿hay avances?

En estos cuatro años de Gobierno cayó  el coeficiente de Gini un 7% a nivel nacional y 13% en la zona rural. 
Lo que   vemos  es una mayor integración social, algo  fundamental en un país, y por eso es importante  disminuir las desigualdades sociales y territoriales. Creo que estamos encaminados, pero implica cambios estructurales. 

Este año el salario básico pasó de 240 a 264 dólares y se creó la figura del    salario digno, lo que generó preocupación entre los empresarios. ¿Hacia dónde va esa  política?

No hagamos una evaluación del Gobierno sino de la sociedad durante  estos  cuatro años y  sobre el  rol de  cada actor. El gran problema que existe,  en términos estructurales, es que tenemos un sistema productivo ocioso y eso no corresponde al sector público, sino principalmente al privado. 

La riqueza que se genera se hace sin producir valor agregado en la economía. Me refiero  a que la riqueza   viene dada de las importaciones, la comercialización y la intermediación, lo que hace que nuestra economía no crezca con calidad. 

La apuesta es generar las condiciones  materiales y jurídicas para que se pueda dar un salto cualitativo.  Por eso la  inversión pública  se ha destinado para lo que llaman competitividad y productividad sistémica.  Si se aumentan kilómetros de carreteras y se reduce el recorrido de las mercancías,  si se cambia la matriz energética y hacen más baratas las tarifas, si hay   mayor interconectividad, entonces se generan  las condiciones para que una empresa  gane  en competitividad.  

Pero en  estos cuatro años hemos seguido con la misma estructura y tenemos que saber qué hace el sector privado y cómo se está dando el proceso de acumulación,  porque al final no terminan redistribuyendo y no generan  plazas de empleo de calidad.

¿Cuál es la meta hasta 2013?

Pensamos que es necesario avanzar en algunas aristas. Una de ellas es avanzar con la democratización de los medios de producción y la propiedad, porque acordémonos que la propiedad privada es una de las formas. Al momento en que se  distribuyen  los medios de producción como crédito, agua, tierra y tecnología dependerá de sí mismo para generar riqueza. 

Seguiremos avanzando en  igualdad, porque un proyecto de izquierda es igualitario y hay que romper esas relaciones indignas que existen en la sociedad.  

Otro tema fundamental es reducir los índices de pobreza, pero por otra parte hay que avanzar en la calidad de los servicios. Estos cuatro años han sido para garantizar el acceso, aumentando las coberturas, pero hay que mejorar la calidad, como parte del buen vivir.


Por Geovanna Melendres
Reportera – Quito

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