A partir de este jueves, los ojos y los corazones del mundo estarán volcados hacia Brasil. Treinta y dos selecciones, representando lo mejor del fútbol global, estarán disputando el Mundial Brasil 2014, el torneo que cada cuatro años nos transforma a todos en aficionados.
Es el momento de la gran fiesta internacional del deporte. Es también el momento de celebrar, gracias al fútbol, los valores de la competencia leal y de la convivencia pacífica entre los pueblos. Es la oportunidad de dar nuevo vigor a los valores humanistas de Pierre de Coubertin. Los valores de la paz, de la concordia y de la tolerancia.
El “Mundial de los Mundiales”, como lo bautizamos con cariño, será también el Mundial por la paz y contra el racismo, el Mundial por la inclusión y contra todas las formas de prejuicio, el Mundial de la tolerancia, de la diversidad, del diálogo, del entendimiento y de la sustentabilidad.
Organizar el Mundial de los Mundiales es motivo de orgullo para los brasileños. Dentro y fuera del campo de juego estaremos unidos y dedicados a ofrecer un gran espectáculo. Durante un mes, los visitantes que estén en nuestro país podrán constatar que Brasil vive hoy una democracia madura y pujante.
El país promovió, en los últimos doce años, uno de los más exitosos procesos de distribución de renta, aumento del nivel de empleo e inclusión social del mundo. Redujimos la desigualdad en niveles impresionantes, llevando, en una década, a la clase media, a 42 millones de personas y sacando de la miseria a 36 millones de brasileños.
Somos también un país que, a pesar de haber pasado hace pocas décadas por una dictadura, tiene hoy una democracia vibrante. Disfrutamos de la más absoluta libertad y convivimos armónicamente con manifestaciones populares y reivindicaciones, las cuales nos ayudan a perfeccionar cada vez más nuestras instituciones democráticas.
En todas las 12 ciudades-sede del Mundial, los visitantes podrán convivir con un pueblo alegre, generoso y hospitalario. Somos el país de la música, de las bellezas naturales, de la diversidad cultural, de la armonía étnica y religiosa, del respeto al medio ambiente.
De hecho, el fútbol nació en Inglaterra. A nosotros nos gusta pensar que en Brasil construyó su casa. Aquí nacieron Pelé, Garrincha, Didí y tantos astros que alegraron a millones de personas por el mundo. Cuando el Mundial vuelve a Brasil después de 64 años es como si el fútbol estuviera de regreso en su casa.
Somos el País del Fútbol por la gloriosa historia de cinco campeonatos y por la pasión que cada brasileño dedica a su club, a sus ídolos y a su selección. El amor de nuestro pueblo por este deporte ya se convirtió en una de las características de nuestra identidad nacional. Para nosotros el fútbol es una celebración de la vida.
En nombre de 201 millones de brasileñas y brasileños, extiendo la bienvenida a los aficionados y a todos los visitantes que vengan a Brasil a compartir con nosotros el “Mundial de los Mundiales”.
(Tomado de la prensa brasileña)
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