
La guerra ha obligado a 368.000 personas a abandonar Ucrania, según ACNUR. Las partes han acordado reunirse en la frontera de Bielorrusia y Moscú responde a las sanciones internacionales con la activación de sus fuerzas nucleares disuasorias
PRZEMYSL (polonia) / Madrid
En Kiev no hay un sólo alma. Las autoridades han decretado un toque de queda que se extenderá hasta la mañana del lunes y las calles se han adentrado en una calma intermitente, con silencios y ráfagas de disparo entre rusos, que siguen sin hacerse con la capital, y ucranianos, cuyas filas se han visto reforzadas por civiles armados con fusiles y cócteles molotov.
Pero la guerra no se concentra en Kiev. De hecho, la batalla por la capital permanece en un segundo plano, pues los esfuerzos de Moscú están puestos en algunos enclaves que lindan con Crimea y con los que se pretenden abrir corredores hacia el este para conectar con el Donbás y hacia el oeste. En las últimas 24 horas, los rusos, según su Ministerio de Defensa, han conseguido bloquear la ciudad de Jersón, donde han acontecido batallas cruentas desde el viernes. Estas informaciones también apuntan a que Berdyansk ha caído en manos rusas, lo que abriría las puertas de Mariúpol, una de las urbes más importantes para que las columnas militares puedan conectarse con Donetsk y Lugansk.
En el noreste, las tropas ucranianas resisten la ofensiva de Rusia para hacerse con Járkov, un enclave que permite abrirse camino hacia el Donbás. En este punto, los soldados y las milicias armadas llevan resistiendo más de dos días a pesar de que Moscú ha intensificado los ataques y ha logrado entrar en la ciudad. El Servicio Estatal de Comunicaciones Especiales y Protección de la Información de Ucrania, no obstante, informa de que sus tropas han acabado con uno de los blindados rusos.
Durante este domingo, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha hecho un llamamiento para que los ciudadanos extranjeros se presenten voluntariamente a filas y se unan a la lucha “codo a codo con los ucranianos” por “la defensa de la seguridad en Europa y en el mundo”. Por el momento, no hay constancia de tropas internacionales, pero sí parece haber un incremento de ciudadanos ucranianos en el extranjero que tratan de regresar para combatir en primera línea.
En la frontera polaca se puede ver el contraste de quienes cruzan hacia la zona segura con sus maletas y enseres y aquellos que pretenden volver a la zona de conflicto. En la estación de Przemysl, uno de los enclaves de paso, centenares de ucranianos acuden a la llamada a filas de Zelenski. La mayoría hombres, aunque también mujeres, regresan de otros países de Europa donde trabajaban y tenían su vida asentada, según ha constatado Público. Los trenes que llegan a este punto desde Ucrania no sólo vuelven a Kiev cargados de futuros e inexpertos soldados, también lo hacen a rebosar de ayuda humanitaria y durante todo el día se han visto hileras de personas que se pasan en cadena suministros –medicamentos, botas, sacos de dormir, cajas de agua y comida– desde fuera de la estación hasta el interior de los vagones.
Un primer acercamiento
Mientras la guerra sigue su curso, las dos partes del conflicto han abierto una pequeña grieta para la diplomacia. El sábado la posibilidad de un acercamiento quedó dinamitada después de que Moscú acusara a Zelenski de haber rechazado el diálogo y éste dijese que el jefe del Kremlin estaba tratando de llevar el diálogo hacia un callejón sin salida. Pero este domingo algo ha cambiado y los dos gobiernos han anunciado que se reunirán en la frontera bielorrusa.
Ucrania había rechazado varias veces esta opción, ya que los bielorrusos son aliados de Putin, y, de hecho, han permitido que las tropas rusas se asentaran en su territorio para traspasar la frontera y tomar Chernóbil durante el primer día de guerra. Zelenski ha hablado con Alexander Lukashenko, el líder de Bielorrusia y le ha exigido que no haya rastro de armamento ni personal militar en la frontera como condición a reunirse con las autoridades de Moscú. “No quiero cohetes, aviones y helicópteros”, ha dicho el presidente ucraniano en un vídeo difundido a través de Facebook.
“Lukashenko me ha propuesto que las delegaciones rusas y ucranias se reúnan en el río Pripiat. Os confieso que no creo demasiado en el resultado de esta reunión, pero debe ocurrir. Para que la población ucraniana no tenga ninguna duda de que yo, como presidente, no intenté detener la guerra cuando tuvimos, aunque pequeña, una oportunidad de hacerlo”, ha informado.
Putin activa su fuerza nuclear en respuesta a las sanciones
La noche del sábado terminó con una decisión importante. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunciaba que iba a proponer congelar todos los activos del Banco Central Ruso y excluir a las entidades bancarias más importantes del país del sistema financiero SWIFT, lo que impediría que pudieran realizar transacciones internacionales. Además, la Unión Europea ha propuesto cerrar definitivamente todo el espacio aéreo y vetar la emisión de Russia Today (RT) y Sputnik, al considerarlos medios propagandísticos de Moscú.
El Kremlin no ha tardado en mover ficha. Vladimir Putin, tras considerar las sanciones internacionales como “medidas ilegítimas”, ha informado de que se activarán las fuerzas nucleares “en modo especial de combate”. Además, el presidente ha considerado que los mandatarios de la OTAN están realizando “declaraciones agresivas” contra Rusia y ha apelado a trasladar “las fuerzas de disuasión” a un régimen de servicio especial. El concepto de “fuerzas de disuasión” quiere decir en términos bélicos que, en caso de ataque, Moscú se reserva la opción de utilizar toda su fuerza armamentística, incluido su arsenal nuclear. Es una medida de presión que busca inmovilizar a las fuerzas de la OTAN y de la UE e impedir su entrada en territorio ucraniano.
Al otro lado del Atlántico, EEUU ha calificado el anuncio de Putin como un intento de “justificar mayores agresiones” y le ha acusado de “fabricar amenazas”. Jen Psaki, portavoz de la Casa Blanca, ha cargado contra Moscú en una entrevista para la cadena ABC. “Es un patrón que hemos visto por parte de Putin a lo largo de este conflicto”, ha remarcado. “En ningún momento Rusia ha estado bajo la amenaza de la OTAN o bajo la amenaza de Ucrania. Todo esto es un patrón del presidente Putin”.
La crisis humanitaria se agrava
La guerra sigue dejando un éxodo de refugiados hacia las fronteras del oeste de Ucrania. Según los últimos datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), desde el 24 de febrero hasta la mañana de este domingo, al menos 367.893 personas abandonaron el país hacia Europa y otras 125.000 habrían migrado hacia la Federación Rusa desde Donetsk y Luhansk, al este del país.
Polonia se ha convertido en el mayor receptor de refugiados, donde han llegado 156.300 personas. En esos pasos fronterizos, el frío empieza a dejar su huella, ya que la nieve no ha cesado en las últimas horas, lo que dificulta la espera en las largas colas para entrar al país. A Polonia le siguen de lejos Hungría, con 71.158 migrantes; Rumanía, con 43.184; Moldavia, con 41.525; Eslovaquia, con 17.648; y Bielorrusia y Letonia, que han recibido 263 y 163 personas, respectivamente. Además, unos 37.600 refugiados habrían huido de la guerra a otros países europeos más alejados del conflicto.
ACNUR advierte de que estas cifras aumentan cada hora que pasa y las Naciones Unidas (ONU) ya han denunciado que, si la guerra prosigue, las cifras de refugiados ucranianos podrían elevarse hasta los 5 millones. Ante estos flujos migratorios, la Unión Europea ha informado este domingo que dará protección temporal a todas las personas que arriben de Ucrania en su huída de la guerra.
27/02/2022 21:59 Actualizado: 28/02/2022 09:45
Pablo González@PabVis / Alejandro Tena@AlxTena
La UE impone a Rusia las sanciones más duras nunca vistas y rearma a Ucrania para la guerra
Bruselas golpea a Putin succionando su acceso a los mercados financieros globales, aprueba la medida inédita de pagar con dinero europeo las armas a un país en guerra y veta a Russia Today.
bruselas
27/02/2022 22:21 Actualizado: 28/02/2022 09:45
María G. Zornoza@MariaGZornoza
Las sanciones económicas más duras de su historia. El cierre del espacio aéreo a las compañías rusas. El fin de los canales rusos Sputnik y Russia Today en territorio europeo por “desinformar”. La financiación con dinero comunitario del envío de armamento a un país en guerra. La activación de las tropas de despliegue rápido de la OTAN. El fin de la política pacifista de Alemania y de la neutralidad sueca en los envíos de material bélico. La cancelación del gasoducto Nord Stream II. Son medidas sin precedentes de Occidente a una situación que hace tan solo una semana, si bien temida, era casi impensable: el regreso de la guerra al corazón de Europa.
La respuesta occidental a la invasión desatada por Vladimir Putin, que en Bruselas describen como “cínica, bárbara e injustificada”, ha dado paso a una respuesta europea inusualmente rápida, unida y contundente. Las sanciones masivas y sin precedentes a los sectores estratégicos rusos como la energía, la aviación o la tecnología asfixiarán la economía del país. El doble objetivo es empujar al régimen de Putin al ostracismo internacional convirtiéndolo en un Estado paria y cortar las vías por las que financia esta guerra. El Kremlin está cada vez más aislado en todos los frentes de la comunidad internacional: diplomático, financiero, comercial, cultural o deportivo. Todas estas medidas y vetos tendrán un efecto en la sociedad y en su tejido productivo en el largo plazo. Pero, ¿qué ocurrirá en el corto?
Difícilmente las medidas adoptadas por Occidente tendrán efecto disuasivo en los planes inmediatos de Putin para Ucrania. El interrogante es cómo va a reaccionar el líder ruso: dando pasos de repliegue y sentándose en la mesa de negociación o, por el contrario, envalentonado por estos castigos. En Bruselas, que ponen en valor la sorprendente resistencia de la sociedad y el Ejército ucraniano, temen un escenario en el que el choque militar sobre el terreno se estanque provocando una respuesta todavía más feroz de un Moscú que evitará por todos los medios sentirse acorralado.
El único mensaje positivo que la UE saca de la crisis actual es que nunca antes ha estado tan unida. “Vivimos un momento histórico. Y sé que en muchas ocasiones se abusa del término histórico. Pero de veras lo es. Primero porque es la primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que una potencia miliar ataca un país soberano violando el Derecho Internacional. Y segundo porque la UE ha reaccionado de una forma que ha sorprendido a muchos, incluidos a los rusos”, ha señalado Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, en rueda de prensa.
En apenas unos días ha dado más pasos en su política de seguridad y defensa que en la última década. Los 27 ministros de Asuntos Exteriores han acordado la activación del Instrumento Europeo para la Paz. Es decir, por primera vez en su historia, la Unión, que es un proyecto de paz, pagará las armas enviadas a un país en guerra. La medida tendrá efecto retroactivo y cuenta con un fondo inicial de 450 millones de euros. En paralelo, la OTAN enviará en los próximos días a miles de soldados al flanco oriental. La respuesta de ambas organizaciones es armar a Ucrania para que resista, pero el envío de soldados europeos o estadounidenses al campo de batalla no está sobre la mesa.
“Queremos la paz pero debemos estar preparados para defender esta paz”, advierte del jefe de la diplomacia europea. La otra medida controvertida es la prohibición de la emisión de Russia Today y Sputnik en suelo europeo. En el marco de la otra guerra, la de la desinformación, la Comisión Europea ha dado este paso, que ha desatado enormes críticas por ser visto como un ataque a la libertad de expresión. Bruselas estima que son instrumentos al servicio del Kremlin para “intoxicar”. “Putin no solo quiere conquistar lugar, también mentes”, ha justificado Borrell.
Amenaza nuclear versus diplomacia
En medio de unas horas de altísimo voltaje en el Viejo Continente, Putin sigue jugando al gato y al ratón. Por un lado, amenaza con emplear cabezas nucleares contra Ucrania y, por el otro, acuerda comenzar las negociaciones con Kiev en Bielorrusia. Los europeos son cuanto ni menos escépticos a este paso. Creen que las intenciones del ex agente del KGB pasan por derrocar al Gobierno de Volodimir Zelenski y pronostican que solo aceptará la claudicación de Ucrania. En el largo plazo, temen que sus planes no se limitan a Ucrania, sino a extender su influencia, si es necesario por la fuerza, a Georgia, Moldavia o los Balcanes Occidentales.
Europa llega así al cuarto día del escenario que llevaba meses evitando. La guerra ha regresado a su suelo. Las primeras respuestas a la invasión rusa fueron tímidas. La UE quería adoptar un enfoque gradual guardándose munición. También jugó un papel fundamental el miedo de países muy dependientes del comercio con Moscú, como Italia, Alemania o Chipre, al impacto de estas medidas en sus economías. Pero el rápido deterioro de la situación sobre el terreno ha empujado al bloque comunitario a adoptar medidas casi inconcebibles hace unas semanas, como la exclusión de los bancos rusos del sistema financiero global SWIFT. Sus consecuencias se palparán en unas economías europeas que comienzan a reponerse de la sacudida de la pandemia. Pero la agresividad rusa ha propiciado que Bruselas saque ya toda su artillería en respuesta a Putin.
La gran incógnita que surgen ahora son es hasta dónde será capaz de llegar el presidente ruso. Comenzar una guerra es lo fácil, terminarla lo difícil. Con buena parte de la munición ya disparada, a los europeos se le agotan los recursos para frenar a Putin y devolverlo a una mesa de negociación que no solo deberá poner fin a la guerra en Ucrania, sino determinar un nuevo marco de seguridad europea. El temor es que el conflicto de enrosque y se produzca una larga guerra de desgaste.
Estos refugiados sí
Bruselas cree que las personas que huyen del conflicto de Ucrania son “de los suyos”. “No son migrantes, son refugiados que huyen de la guerra”, afirman en la capital comunitaria. Las cifras de la Comisión Europea estiman que más de 300.000 ucranianos estarán ya en suelo europeo. Aunque en el futuro podría dispararse hasta los cinco millones.
En este escenario, el Ejecutivo comunitario se prepara para activar una Directiva que permite conceder asilo de forma automática y temporal a las personas que huyen de una guerra. En 20 años desde su nacimiento, nunca ha sido activada.
La UE, ahora sí, cuenta con unanimidad para acoger a los ucranianos que huyen del embate de Putin. Incluso Hungría y Polonia, países anti-inmigración que se han negado en rotundo a recibir a sirios, afganos o somalíes, han sido de los primeros en reaccionar. Todo ello contrasta con la división y la tibieza con la que la UE ha lidiado con el drama migratorio durante los últimos años. La política de refugiados ha sido la no política con soluciones ad hoc en el Mediterráneo o con una retórica cada vez más dura con lo que consideran la “inmigración irregular”. Desde la crisis de refugiados de 2015, la UE carece de una política de asilo común.
Leave a Reply