Estados Unidos dio ayer un paso crucial para superar las tensiones que han marcado su relación con El Cairo desde el golpe de Estado del pasado verano por el que fue depuesto el islamista Mohamed Morsi, primer presidente elegido democráticamente en Egipto. El secretario de Estado, John Kerry, viajó por sorpresa a El Cairo para entrevistarse con el nuevo presidente del país, Abdelfatá al Sisi, en el marco de una gira por Oriente Próximo en la que abordará con sus aliados el desafío de la ofensiva yihadista en Irak.
La visita se interpreta como un espaldarazo político al régimen de Al Sisi, sólo un día después de una polémica sentencia judicial por la que se ratificaron las condenas a muerte de 183 simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, incluido su guía supremo, Mohamed Badie.
“Este es un momento crítico de la transición en Egipto, con enormes desafíos. EE UU está muy interesado en trabajar estrechamente con el presidente Al Sisi y su Gabinete, para lograr una transición lo más rápida y tranquila posible”, dijo Kerry en una rueda de prensa celebrada en un hotel de la capital cairota junto a su homólogo egipcio, Sameh Shukri. Nunca hasta ahora la Administración Obama había expresado un apoyo tan claro y sin reservas a la hoja de ruta de las nuevas autoridades, cuyo punto culminante fue la celebración de las elecciones presidenciales a finales de mayo. Al Sisi obtuvo el 96% de los votos en unos comicios a los que no pudieron concurrir los Hermanos Musulmanes, el principal grupo opositor, que ahora está ilegalizado y considerado como un grupo terrotista.
Como muestra de la nueva disposición de Washington hacia el régimen egipcio, Kerry informó de que, hace 10 días, la Casa Blanca desbloqueó 572 millones de dólares (unos 420 millones de euros) de la ayuda anual prevista para Egipto. Habían obtenido la luz verde del Capitolio. El Congreso estadounidense suspendió en otoño parcialmente la asistencia que ofrece al país árabe, a causa de la ola de represión desatada desde el golpe de Estado de 2013, que se ha saldado con la muerte de más de 1.500 personas y el arresto de otras 20.000 en protestas antigubernamentales. Las ayudas ascienden a más de 1.000 millones de euros cada año.
El jefe de la diplomacia estadounidense aseguró además que Washington “enviará muy, muy pronto” al país árabe los 10 helicópteros Apache cuya entrega había congelado desde finales del año pasado. El Gobierno egipcio dice que los necesita para llevar a cabo sus operaciones antiterroristas en la península del Sinaí. “La cuestión de los Apache era una gran prioridad para Egipto. Durante los últimos meses, en cada reunión, aunque fuera con el ministerio de Sanidad, nos preguntaban por los Apache”, explica un diplomático estadounidense.
En sus declaraciones públicas, Kerry pasó de puntillas por la cuestión de las violaciones de derechos humanos en el país. Se limitó a expresar su confianza en el nuevo presidente. “He hablado de estos temas con el presidente Al Sisi, me he llevado la rotunda impresión de su compromiso con la revisión de la situación de los derechos humanos y las garantías judiciales… Hay que entender que sólo lleva 10 días”, respondió el secretario de Estado a la pregunta de un periodista sobre las condenas a muerte de simpatizantes islamistas y del juicio a tres periodistas de Al Yazira, que se enfrentan a largas penas de cárcel. Se espera que la sentencia se haga pública hoy.
Más que a Egipto, Kerry dedicó la mayor parte de su plática frente a los medios a la situación en Irak.
Según los analistas, la extrema inestabilidad que padece Irak explica el viraje la política de Washington hacia Egipto. “El aumento de la inseguridad en la región a causa del levantamiento yihadista en Irak ha obligado a Obama a modificar el equilibrio que intenta buscar entre la preservación de la estabilidad y la promoción de la democracia”, sostiene Gamal Soltan, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Americana de El Cairo. “Además, con el paso de los meses, es más evidente que el nuevo régimen se ha consolidado, y que no queda más remedio que entenderse con él”, agrega.
La visita de Kerry ha sido recibida con indiferencia por la sociedad egipcia, que se encuentra agriamente polarizada y desmovilizada tras un año de represión de las manifestaciones populares. De hecho, el día anterior fue reprimida violentamente una protesta organizada por activistas laicos contra una ley que otorga al ministerio del Interior la capacidad de prohibir cualquier manifestación. “No me sorprende la visita de Kerry. La política exterior de EE UU siempre ha privilegiado sus intereses, esté quién esté en el poder”, cuenta Manar Shaarawi, una joven maestra que enseña en El Cairo.
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