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“Lo que soñamos, lo pudimos hacer realidad”

“La revolución fue un certero justiciero social que copó toda la sociedad cubana, desde las grandes y señoriales casas hasta los más pobres bohíos, demostrando que lo que soñamos lo pudimos hacer”, tronó la voz de Raúl Castro en el corazón de la capital santiaguera, epicentro del acto principal de los primeros cincuenta años de esa revolución que encabezó Fidel. El actual jefe de Estado cubano fue directo y, si se quiere, crudo al anunciar que los próximos 50 años “no serán fáciles y de permanente lucha”, porque no se retrocederá en los logros y en el contenido ideológico que tiene el proceso.
 
Sin duda, el anuncio está relacionado con ciertas especulaciones sobre los posibles cambios al sustento socialista del gobierno cubano. Nada más lejos de la realidad y el propio Raúl se encargó de hacerlo saber. Sí reconoció la capacidad de la revolución de saber corregir los errores cometidos. “Ha sido una resistencia firme basada en sólidas convicciones de defendernos sin pensar en el costo. Hoy la revolución es más fuerte que nunca”, insistió Raúl en medio de los aplausos de la cálida noche santiaguera. Para luego anunciar su mirada sobre los años por venir: “Cuando conmemoramos el medio siglo se impone la reflexión de los próximos 50 que serán de permanente lucha. No podemos pensar que serán más fáciles. Lo digo no para asustar sino porque es la pura realidad”.
 
Sin nombrar a los Estados Unidos y mucho menos al presidente electo Barack Obama, el jefe de Estado cubano tuvo un pequeño párrafo para el país del Norte al advertir que no se dejen engañar ante “los cantos de sirena del enemigo que nunca dejará de ser agresivo por su propia esencia. Aprendamos de la historia”.
Raúl terminó su discurso, sumamente breve si se toma como parámetro los que realizaba Fidel, asegurando que un hombre solo no hace una revolución sino un pueblo entero, pero advirtió que “hay imprescindibles como el comandante en jefe, Fidel Castro Ruz”, dijo y sobre la plaza bajó el más de los fuertes aplausos.
El acto terminó sin estridencias, como había comenzado, la noche estaba cálida y la gente se desconcentró al grito de “Viva Fidel, Viva Raúl”.
 
Santiago amaneció con el cielo despejado y un sol radiante acompañado de una brisa tenue que permitía a la gran bandera cubana, izada cuando comenzó el 2009, flamear sencilla y placentera.
 
“Va a ser un buen año porque la bandera no se enrolló ni se trabó. Es una buena señal”, aseguró Yaisir, una dama que se cuida de no representar los más de 70 años.
 
Así comenzó el primer día del año 50 de la revolución. La tarde y la cercanía del acto no modificaron la vida de Santiago. Es que los pobladores ya sabían de antes que el acto en la pequeña Plaza Céspedes iban a participar los combatientes de la Sierra Maestra, de Angola y las misiones internacionalistas más aquellos que salieran sorteados en sus colectivos de trabajo. Los que se quedaron con la intención de entrar fueron los cientos de viajeros que llegaron a estas tierras para participar de los festejos que están lejos de ser como se viven en tierras como la Argentina. Sin parafernalia, cotillón, globos ni nada de lo que imagina el argentino común y silvestre. Orden y tranquilidad para ingresar pero con mucha emoción y pasión y eso que los cubanos se caracterizan por ser muy alegres.
 
El acto comenzó con un video que recorrió con detalle el devenir de la revolución. Todos los momentos estuvieron, desde las imágenes triunfantes del 1º de enero de hace cinco décadas, como los días aciagos y tensos de la crisis de los misiles, el discurso del Che Guevara en la Asamblea de Naciones Unidas hasta el discurso de Fidel poco después del atentado al avión de Cubana perpetrado por Posada Carriles. También aquel discurso donde Fidel anunció el inicio del crítico momento que se conoció como “período especial” y del que todavía en la actualidad la isla vive las consecuencias y que preocupa a Raúl hoy al frente del gobierno socialista. Un gobierno que ahora busca volcar nuevamente al mundo del trabajo a todos aquellos que lo abandonaron durante el período especial, aprovechando la avalancha de turismo que derrochaba dólares y euros, mucho más tentadores que una profesión o un estudio porque, además, lograban burlar al Estado al recibir igualmente todos los beneficios que reciben aquellos que trabajan día a día. Esto generó enojos y molestias no sólo en los órganos de gobierno sino entre los que cobran los devaluados pesos cubanos.
 
Este es el año –según lo dijeron el propio Raúl y otros ministros y diputados en la última asamblea nacional del poder popular– para corregir los desvíos que provocaron los años posteriores a la caída del bloque socialista. Nada se dijo aún de cuáles serán las medidas que se aplicarán, pero en las calles ya se especula, muchos con alegría, que los “parásitos” dejarán de vivir a costa del Estado socialista, recibiendo sus beneficios sin devolver nada a cambio.
 
Los nuevos 50 años han comenzado. Los que participaron del acto y los que lo siguieron por televisión se fueron con la certeza de que la revolución está firme, segura, pero que como en todas estas décadas, se producirán nuevas revoluciones dentro de la que conduce en esta etapa Raúl Castro y que sigue buscando la construcción del hombre nuevo.

Saludos de los aliados

Los aliados de Cuba saludaron a la Revolución. Los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Rusia y China celebraron ayer a la distancia los 50 años del levantamiento popular que llevó al poder a Fidel Castro en 1959. “Sin la lección de firmeza, coraje, dignidad y resistencia del pueblo cubano, el cambio de época que protagonizan los pueblos de América no se hubiera producido”, señaló un comunicado difundido por el gobierno venezolano. Más tarde, en un acto de homenaje en el Panteón Nacional en Caracas, el presidente Hugo Chávez aseguró que la revolución cubana fue la madre de todos los movimientos libertadores de América latina y “vanguardia de la dignidad de los pueblos del continente”. Otro líder regional que no escatimó elogios fue el boliviano Evo Morales. “A pesar del bloqueo, Cuba es el país más solidario con los pueblos del mundo y ha entregado una ayuda incondicional al proyecto de revolución cultural y democrática en Bolivia”, sostuvo en una conferencia de prensa. En Nicaragua, el mandatario sandinista Daniel Ortega también saludó a su viejo amigo y aliado. “Celebramos este medio siglo de triunfos en un mundo que cada día demanda más conciencia, más ética y moral revolucionarias, para seguir forjando en medio de las intensas contradicciones de un modelo colapsado, que se niega a reconocer su fracaso y su ocaso”, dijo el presidente nicaragüense. Desde el otro hemisferio, los mandatarios de Rusia y China, Dmitri Medvedev y Hu Jintao, expresaron su admiración y su apoyo a la Revolución. “Pasó a la historia como un legendario ejemplo de la lucha por los altos ideales de la justicia social”, sostuvo el líder del Kremlin.

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