Raj Patel es considerado un “loco peligroso” por las corporaciones de alimentos. Su cañón apunta a lo que considera “la injusta cadena alimentaria transnacional”; atribuye al proceso de producción y venta –desde la fábrica al supermercado– el poder de alienar a piacere al individuo. Es ese tipo de crítico-activista que concibe una intervención más allá de la interpretación; su prédica, inspirada en la denuncia teórica posterior a No logo, de Naomi Klein, crece por su condición de arrepentido: vio la circulación del dinero desde adentro del FMI y el Banco Mundial –como empleado–, lo irritó la concentración desigual de la tierra y la reducción a servidumbre del productor agropecuario, milita finalmente como activista globalifóbico, y es definido por la musa Naomi como “una mente brillante”.
Desautomatizarse, ¿pero cómo?
Las preguntas de Patel
Manual de resistencia
Y entonces llegó Wal-Mart…
Por Julián Gorodischer
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