
El epicentro de la crisis se situó en Estados Unidos y Wall Street, y su primera repercusión fue en Europa y Japón, pero los países en desarrollo, que no la provocaron, sufrieron la mayor parte de sus daños “colaterales”: se calcula que su crecimiento económico caerá de 8,3 por ciento en 2007 a 1,6 en este año.
En la cumbre se discutirán dos grandes líneas de acción: cómo ayudar a los países en desarrollo a enfrentar la crisis y la reforma del sistema financiero internacional.
Hay algunos temas fundamentales a resolver:
* El mecanismo de seguimiento. Los países en desarrollo aspiran a que las Naciones Unidas cumplan un papel central y que el proceso no concluya con esta conferencia. El G-77 y China proponen la creación de un grupo de trabajo que lleve sus decisiones a la práctica. Pero la mayoría de los países desarrollados se oponen a la “competencia” de las Naciones Unidas y pretenden que el G-8 o el G-20 sea la única autoridad.
* Los países en desarrollo aspiran a un financiamiento externo extra para compensar el déficit de un billón de dólares ocasionado por la reducción de las exportaciones y la salida de capitales como consecuencia de la crisis. Parte de los fondos podrían provenir de los nuevos derechos especiales de giro (DEG, un activo de reserva internacional creado en 1969 por el FMI cuyo valor está basado en una cesta de monedas).
. Pero Estados Unidos se opone, tal vez por temor a que sea el comienzo de la sustitución del dólar como moneda de reserva mundial.
* Ante el temor a una nueva crisis de la deuda, el G-77 y China propusieron una moratoria temporal de los pagos para países que enfrenten dificultades y la creación de un tribunal internacional que pueda autorizarlos a declarar una moratoria. Todos los países desarrollados se han opuesto.
* El G-77 y China reclamaron para los países en desarrollo el “espacio político” que les permita adoptar medidas para enfrentar la crisis, bloqueado por los condicionamientos de los préstamos del FMI y el Banco Mundial, que prohíben el control de las salidas de capital e imponen aranceles bajos y políticas procíclicas (austeridad fiscal y política monetaria restrictiva), que agravan la recesión.
* La creación de un consejo económico mundial en el marco de las Naciones Unidas ha sido otro tema polémico. La propuesta la apoyan el G-77 y China, pero los países desarrollados se oponen.
* La reforma de los sistemas financiero y económico mundiales. El G-77 y China proponen que abarque la gobernanza y las políticas del FMI y el Banco Mundial, la regulación de los mercados financieros y los flujos de capital, la supervisión de las políticas de los países desarrollados y la creación de un nuevo sistema de reservas basado en los DEG. Pero los países desarrollados tampoco quieren que estos temas se discutan en las Naciones Unidas.
Por, Martin Khor, fundador de Third World Network (TWN), es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.
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