Lehman Brothers era el cuarto mayor banco de inversión de Estados Unidos, formaba parte de la ‘aristocracia’ de Wall Street y las agencias de calificación le dedicaban las mejores valoraciones. Sin embargo, en cuestión de días sobrevino la que muchos consideran “la mayor bancarrota de la historia”. La quiebra se concretó el 15 de septiembre de 2008 y supuso el inicio de la crisis en la que sucumbe Occidente.
A pesar la gravedad del suceso, su presidente y consejero delegado durante catorce años, Richard Fuld, se encuentra hoy disfrutando tranquilamente de su retiro profesional. La única sanción que se conoce fue el puñetazo que le propinó un hombre indignado con su gestión en el gimnasio de la entidad. Aquella agresión, cinco años más tarde, ejerce de forma simbólica como la mínima rendición de cuentas posible de un banquero que precipitó la crisis desde su alta posición.
Fuld, que había entrado en la entidad como trabajador en prácticas en 1969 para escalar progresivamente hasta la cumbre, fue uno de los mayores tiburones de Wall Street; tanto, que lo apodaban ‘el Gorila’. El seis de octubre de 2008, apenas un mes después de la debacle, testificó junto a otros once ejecutivos de Lehman ante el Congreso como parte de la investigación emprendida para esclarecer la bancarrota. Sólo unas semanas más tarde estaría transfiriendo su mansión de Florida, adquirida por casi 14 millones de dólares, a su esposa Kahtleen para evitar perderla fruto de dicha indagación.
¿Qué hay de otros responsables?
En la era del capitalismo global y la desregulación económica sería impensable atribuir la responsabilidad de tamaño despropósito a un solo hombre.
Henry Paulson, secretario del Tesoro (el equivalente del ministro de Finanzas en Europa) con George W. Bush desde 2006, fue uno de los hombres en los que Fuld trató de apoyarse para evitar el colapso. Sin embargo, Paulson, que sí accedería al rescate de la aseguradora AIG apenas unas horas después de la caída de Lehman, se negó a salvar al banco con las consecuencias conocidas. El también ex presidente ejecutivo de Goldman Sachs es hoy profesor en el Harris School of Public Policy, de la Universidad de Chicago (cuna del neoliberalismo).
Ben Bernanke fue el otro gran agarradero que buscó Fuld. Como Presidente de la Reserva Federal desde febrero de 2006, cuando sustituyó a un histórico como Alan Greenspan, Bernanke tuvo una importancia capital en el devenir económico de Estados Unidos y en el desenlace de Lehman Brothers, dado que no se vislumbró voluntad política alguna de rescatar al banco, a pesar de que previamente sí se había procedido al de Merrill Lynch. Tiempo después presionaría al Congreso, junto a Paulson, para aprobar una partida de medio billón de euros con los que salvar a Goldman Sachs y Morgan Stanley. En la actualidad, Bernanke, miembro del Partido Republicano, mantiene su puesto en la Reserva Federal después de que la Administración Obama le consagrara en el mismo.
John Thain, antiguo consejero delegado de la Bolsa de Nueva York, fue el último presidente de Merrill Lynch antes de su fusión obligada -para evitar su desaparición- con el Bank of America. Poco después fue despedido por su homólogo de esta última entidad: Ken Lewis. A pesar de todo, Thain ha recuperado el cargo de consejero delegado, esta vez en el CIT Group, un holding bancario estadounidense que supo salir de una situación económica crítica.
Lehman Brothers, sacrificio ejemplar
La prolongada irresponsabilidad de la cúpula directiva de Lehman Brothers, encabezada por Richard Fuld, dilapidaba los 158 años de historia de un banco que había sobrevivido hasta entonces a las mayores crisis que experimentó el capitalismo en la era moderna.
Sin embargo, como dice el personaje que encarna a Henry Paulson en la recreación televisiva Los últimos días de Lehman Brothers: “Occidente está acabado, y lo hemos fastidiado nosotros”. El agujero en esta ocasión era demasiado profundo y Lehman se vio obligado a acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras estadounidense.
“Alguien tenía que fracasar, y Lehman Brothers ha fracasado”, agrega el actor James Cromwell dando vida al antiguo secretario del Tesoro. Antes de la caída del gigante bancario, su consejero delegado, Richard Fuld, había negociado con Paulson y con el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, tratando de conseguir a la desesperada la intervención milagrosa del Estado que se produjo en otras ocasiones.
No obstante, el Gobierno, que en aquel momento lideraba George W. Bush, se negó a actuar y castigó los desmanes financieros de Fuld al tiempo que enviaba un mensaje al resto de entidades: la Administración no acudirá siempre al rescate.
DANIEL FERNÁNDEZ Madrid15/09/2013 07:00 Actualizado: 15/09/2013 08:15
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