Alrededor del sol se podía ver un arcoiris que se dibujaba como queriendo mostrarse y opacar la presencia del astro rey. Iban a ser casi las once de la mañana. Una multitud se había congregado en el parque “El arbolito”, lugar que ha albergado a muchas luchas y muchos anhelos y esperanzas. Banderas multicolores así como corazones de todos los sentidos se habían dado cita para iniciar lo que significaría una de las marchas más emotivas y dignas de los últimos años en esta ciudad que había ya olvidado y acaso perdido esa memoria y esa rebeldía que tanto le ha identificado.
Se trataba de la caravana de entrega de más de 700 mil firmas para llamar a una consulta popular para la no explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, amazonia ecuatoriana.
Se iniciaba así la culminación de un proceso digno y rebelde que mostraba que a pesar de la arrogancia, la mentira y el miedo impuesto por el poder, la esperanza era el camino. Y en efecto, el camino recorrido durante este proceso, así como de esta caravana, mostraba que la ciudadanía se iba sumando, se iba acercando, dejando a un lado el discurso oficial del uno por mil y el de salir de la pobreza con el dinero de ese petróleo ubicado en el subsuelo. Las personas sabían que estaban siendo parte, como ya lo habían sido, de la historia de este pequeño país. Sabían que habían logrado algo que la memoria lo tendrá en lugar muy especial. Se había llegado a demostrar que con humildad y con organización se podía llegar lejos.
Toda esta gente iba compartiendo ese amor por la vida, por la naturaleza y por el futuro. Estas gentes, hombres y mujeres, conscientes de querer hacer avanzar este país hacia un futuro más humano, más digno, caminaba gritando que no quería seguir siendo un simple espectador, que no quería más obedecer ordenes ciegamente, sino participar, reflexionar y decidir el futuro que se quiere para hoy y para mañana.
Y como decía uno de esas sabias de esta región amazónica que decía que “dicen los viejos más viejos que los dioses enseñaron a los hombres y mujeres a leer el cielo y el suelo”. Y ahí andan, esta gente, leyendo la orientación de arriba y de abajo para que nuestro-vuestro corazón camine, para que este caminar sea nuestra-vuestra lucha y esta rebeldía sea a su vez nuestra-vuestra vida, digna y rebelde.
Quito, 13 de abril 2014
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