En agosto del año pasado fue publicado en Colombia el Glosario de resistencia animal(ista), (ediciones desde abajo, ILECA), un compendio de conceptos que, más que generar definiciones, apuesta por abrir vías de pensamiento y acción hacia otras formas de habitar el mundo. Los términos organizados alfabéticamente no procuran ordenar ni menos aún prescribir, sino exponer cómo opera el orden especista, el cual reproduce la superioridad de lo humano y configura lo animal como otredad subordinada, apropiable, aniquilable. Las nociones del glosario procuran, además, propiciar posibilidades de coexistencia proponiendo la vulnerabilidad animal compartida y la propia animalidad como potencialidades para resistir y desmantelar el especismo. Recordándonos que este orden funciona íntimamente ligado a otras formas de opresión (racista, sexista, capacitista, etc.)
Ya que de momento el libro solo está disponible en versión impresa en Colombia, hemos considerado importante traeros parte de lo que se aborda en el mismo. Por ello dedicaremos tres entradas de nuestro blog a entrevistar a Anahí Gabriela Gónzalez e Iván Darío Ávila Gaitán, autorías del glosario, y a Imanol López Barrios que participa en el postscriptum.
Comenzamos con Imanol López Barrios, Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), con una tesis titulada Gubernamentalidad y dominación animal. Integrante del Instituto Latinoamericano de Estudios Críticos Animales (ILECA) y del Comité Editorial de la Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales (RLECA). Actualmente es estudiante del Máster en Filosofía por la Université de Paris 8.
GRUPO AVA. En tu trabajo pones en evidencia los límites de las argumentaciones sensocentristas, al señalar que tanto el paradigma abolicionista como el bienestarista se apoyan en la sintiencia, sirviendo esto para asegurar lo humano, ya sea produciendo sujetos que no consumen animales o empleándolo para legitimar formas de explotación y muerte Esto se puede observar, por ejemplo, en campañas de diferentes sistemas de producción animal que reivindican como un valor el bienestar, la libertad y la felicidad de los animales que explotan. Propones el desplazamiento de lo moral a lo político ¿qué procesos se visibilizan o invisibilizan en uno y otro plano, el moral y el político?
IMANOL LÓPEZ BARRIOS. Me parece que dicho desplazamiento teórico y práctico es el aspecto central de mi propuesta y es una apuesta que comparto con lxs autores del Glosario. Este desplazamiento no implica simplemente el sustituir un criterio de consideración moral por otro más extensivo. No se trata de encontrar la característica intrínseca a todos los animales a partir de la cual poder fundar una esfera de consideración moral que abarque todos los confines del reino animal. Es un esfuerzo por situar el problema del especismo (antropocéntrico) en otras coordenadas. Desde la filosofía moral, de cuño liberal y anglosajón, entendíamos al especismo estrictamente como una actitud personal discriminatoria en torno a la especie basada en prejuicios morales; es decir, como una suerte de inconsistencia en nuestro actuar en tanto sujetos racionales y morales. En ese sentido, lo único necesario para lograr la «liberación animal» sería llevar los principios de igualdad y equidad que ya rigen a nuestras sociedades liberales hasta sus últimas consecuencias e incluir a todos los seres sintientes.
Aunque este argumento puede ser muy convincente y en la práctica lograr ciertos avances concretos en las condiciones de vida de algunas especies, este tipo de discursos también invisibiliza las diversas relaciones de poder y de dominación que, a su vez, forman sus condiciones de posibilidad. Por ejemplo, el discurso sensocentrista presupone no sólo que la ciencia occidental es la única forma válida de saber sobre la vida animal (lo que excluye otros saberes no occidentales), sino que la pinta como una empresa desinteresada de saber objetivo y neutro. Sin embargo, históricamente las ciencias animales como la etología o la ciencia veterinaria han necesitado de y participado en el reforzamiento del orden especista que torna a los animales como potenciales objetos de saber científico.
Por otro lado, nuestra perspectiva busca visibilizar estos vínculos entre formas de poder y de saber sobre los animales no humanos. Así el especismo antropocéntrico no sería solamente una discriminación personal basada en la especie sino un sistema amplio de dominación y explotación de los animales, formado por diversas prácticas, instituciones, saberes y dispositivos. Esta manera de pensar el especismo nos permite situar sus vínculos históricos con otros sistemas de opresión.
G.A. ¿Desde qué lugar planteas abordar las resistencias animal(istas)?
I.L.B. Me parece que la cuestión crucial para los ECA y para las prácticas antiespecistas, es la vinculación entre las resistencias animales y animalistas, es decir, la articulación estratégica de los actos efectivos de resistencia que los animales realizan a diario dentro de las granjas, los mataderos, los bioterios, los zoológicos, los laboratorios, etc., y los esfuerzos de los activismos antiespecistas.
No basta con reconocer que los animales también resisten ya que este es un presupuesto de los mecanismos que los someten. Lo característico de las tecnologías contemporáneas de poder sobre el resto de los animales es que están diseñadas para capturar la resistencia de los animales y transformarla en docilidad. La apuesta es re-politizar esas resistencias que ya existen a diario, es decir, tornarlas eficaces en el juego estratégico de las relaciones de poder, hacer que se combinen con nuestras propias resistencias y emerjan como potencias activas dentro de un campo de fuerzas.
G.A. La agencia de los animales no humanos es otra categoría foco de estudio, interés y reivindicación que, si bien deja menos espacio a las ideas esencialistas en torno a los demás animales, también puede ser y es utilizado para legitimar relaciones profundamente asimétricas. ¿Puedes explicarnos cómo el concepto de gubernamentabilidad animal desde el que trabajas puede ser empleado para desmontar las formas en que se legitiman estas relaciones de poder?
I.L.B. Yo he preferido hablar de resistencia animal más que de agencia ya que me parece que el primer concepto implica siempre un campo estratégico y conflictivo. Por otro lado, cierto tipo de agencia animal es de hecho producida por los mecanismos de dominación animal. Lxs autores del Glosario tienen a bien a notar que la dominación animal no sólo implica subordinación y explotación, sino que también lo que llaman “sujeción” es decir, una tal incorporación del antropo-poder que este se confunde con la propia agencia y autonomía animal. En otras palabras, pareciera que los animales, por su propia volición, se sometieran a la merced de los seres humanos.
Ahora, yo propongo el concepto de “gubernamentalidad de la dominación animal” para analizar cómo funciona esta dominación. La “gubernamentalidad” es un concepto que retomo de Michel Foucault y es una de esas palabrotas pomposas que usan los filósofos pero que, en realidad, sirven para pensar cosas muy concretas. En pocas palabras, con ese concepto, Foucault buscaba poner en evidencia la manera en la que el poder político en occidente se había transformado del poder violento y vertical de los reyes, a la administración estatal de las poblaciones humanas a través del gobierno y la conducción de procesos abiertos y aleatorios. Lo crucial es que esta forma de poder que es el gobierno presupone cierta libertad de los sujetos gobernados. Una libertad que es gestionada, conducida, gobernada. Esto no significa que la violencia desaparezca, al contrario. La violencia es integrada en una racionalidad gubernamental donde puede continuar operando, sin que ésta pueda ser leída como violencia. En ese sentido, pienso que es un concepto puede servir para pensar el funcionamiento contemporáneo de los dispositivos de poder que someten, explotan y sujetan a los animales.
G.A. En el Glosario de resistencia animal(ista) mencionas la labor crítica de los ECA ¿ cómo entiendes esa labor en sintonía con el trabajo del ILECA (Instituto Latinoamericano de Estudios Críticos Animales)?
I.L.B. Entiendo la crítica, siguiendo una vez más el trabajo de Foucault, como cierta actitud teórica y práctica, que consiste en no aceptar de antemano la necesidad o legitimidad de ningún poder. Pero no se trata de un simple presupuesto teórico, sino de una voluntad de decisión. Tiene que ver ciertamente con la resistencia, con la indocilidad. Se trata de la voluntad a no ser gobernade, a desujetarse de los juegos de poder y de saber que nos constituyen.
Con respecto a los ECA, el aspecto crítico radica en ser capaces de interrogar a las formas de saber sobre los animales en torno a sus efectos de poder, y a los mecanismos de antropo-poder sobre sus efectos de saber, que constituyen a ciertos cuerpos como sacrificables y explotables. El ILECA, en específico tiene una posición que me parece estratégicamente privilegiada, ya que uno de los episodios cruciales en la historia de esta dominación fue la expansión colonial. La gran variedad de relaciones precolombinas con los animales que habitaban el continente americano puede servirnos de contra-ejemplo histórico y etnográfico para entender que el especismo antropocéntrico, como lo entendemos hoy día, es un producto occidental.
Por ejemplo, aún hay una historia por contar sobre la relación de la conquista española de américa y el especismo, sobre los animales utilizados como armas de guerra de conquista, sobre los animales que fueron cazados hasta el exterminio, sobre la introducción de la ganadería como modelo privilegiado de relación instrumental con los animales europeos, sobre la apropiación de tierras indígenas para la explotación ganadera; pero sobre la resistencia de los animales que huyeron y abandonaron la domesticidad, sobre los cimarrones humanos y no humanos, los perros que se volvieron jaguares y devoraron a los frailes jesuitas, los guaraníes que no aceptaron el pastoreo ni domesticar animales, de los otomíes que no se dejaron convertir y decidieron no comer animales europeos. En fin, falta aún hacer una genealogía de la indocilidad.
Para mí ahí está la clave para pensar las alianzas necesarias para luchar contra el especismo antropocéntrico hoy día, es decir, lo que puede unirnos con otros animales, más que una supuesta característica intrínseca que compartimos es la voluntad común de no ser gobernades.
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