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Perú: Ecos del paro nacional

Unidad plural

La idea en un paro nacional es simplemente que “el país
pare”. Es decir, en un paro nadie debe trabajar; las fábricas, negocios y mercados tienen que
cerrar, las carreteras ser bloqueadas y efectuarse manifestaciones en cada ciudad, como la de la
Plaza 2 de Mayo. En síntesis: el sistema productivo del país debe dejar de funcionar por 24
horas.

El Paro Nacional del pasado 9 de julio, convocado por la Coordinadora Político Social
CPS, que funciona como un frente amplio donde confluyen todos los sectores que se oponen a la
política neoliberal del presidente Alan García1, desde los principales sindicatos del país agrupados
en la Confederación General de Trabajadores del Perú (Cgtp), gremios agrarios y campesinos como la
Confederación Campesina del Perú (CCP), partidos de izquierda como el Partido Socialista, el Partido
Comunista del Perú (Patria Roja) y el Partido Nacionalista Peruano2, de Ollanta Humala.

En
esta ocasión, el paro fue convocado básicamente para protestar contra el alza del costo de vida, la
represión estatal, las leyes antilaborales y antisindicales, y por un cambio de la política
económica neoliberal impulsada por el actual gobierno.

Campaña
mediática y otras maniobras

El paro fue precedido de una intensa campaña de desprestigio.
Por todos los medios posibles, el oficialismo lanzó un mensaje único: “El Perú avanza; no a la
violencia; no al paro”. La campaña se centró en inculcarles a los peruanos que un paro sólo trae
violencia, que quienes lo convocan están financiados por Hugo Chávez y que son enemigos del
desarrollo; y que por ende son enemigos de Perú. Incluso se llegó al extremo al pagar con fondos del
Estado un spot publicitario3 donde aparece Vladimiro Montesinos4 diciendo que los del Sutep5-Cgtp,
una de las principales organizaciones que convocaban al paro, son algo menos que cobardes y que bajo
su dictadura no hicieron ni una protesta. Una mentira tan grande que no resiste el menor análisis.
Hasta ahora, los voceros del Gobierno defienden la validez de Montesinos como “analista político”,
una especie de mentiroso bueno: miente en sus juicios al negar sus delitos pero dice la verdad
cuando de la oposición se trata.

Sin duda alguna, fue una buena jugada del Gobierno convencer
para que no parara (sabe Dios bajo qué promesas o prebendas) al gremio de conductores del transporte
público de Lima (en manos de empresas privadas), con lo que condenaba al paro en Lima a ser una
simple movilización. Por su parte, la Cgtp puso sus esperanzas en organizar la CPS en el nivel
regional. Debieran conformarse instancias de coordinación en las 25 regiones de Perú con la idea de
organizar e impulsar el paro y lo que vendrá después.

Ni éxito ni
fracaso

Ahora bien, valorando propiamente el paro, hay que señalar que no fue ni un éxito
total ni un fracaso estrepitoso. Se desarrolló sin violencia, a excepción de algunos hechos
aislados. Más de 200 detenidos que fueron dejados en libertad a las pocas horas. “En las provincias,
el paro fue casi total. Tenemos que reconocer que en Lima no ha sido así, pero ha sido mayoritario.
No paralizó todo el transporte público pero gran parte sí. Parecía un día feriado en Lima”,
manifestó Mario Huamán, secretario general de la Cgtp y vocero oficial del paro. Por su parte, el
primer ministro Jorge del Castillo dijo que el ciento por ciento de los trabajadores del Estado
había laborado, lo mismo que el 93 por ciento del sector privado. Curiosamente, es bien sabido que
normalmente en Perú sólo el 85 por ciento de los trabajadores asiste a laborar; siempre hay un 15
que falta por enfermedad o vacaciones. Entonces, según lo dicho por el Primer Ministro, en el día de
paro nadie se enfermó, nadie estaba de vacaciones y, por tanto, todos fueron a trabajar.

Lo
más cercano a la verdad es que el paro fue débil en Lima, regular en la costa norte y fuerte en el
resto del país. Especialmente fuerte en la sierra sur y la selva. Un escenario parecido a las
últimas elecciones presidenciales, donde Alan García perdió en todo el país menos en la costa norte
y en Lima. Es también un augurio de que precisamente esos escenarios decidirán el devenir político
del Perú. En la manifestación central en Lima, Huamán anunció la formación de la Asamblea de los
Pueblos para el 4 de noviembre6, buscando encauzar en un espacio coordinado las diferentes
organizaciones sociales opuestas al modelo neoliberal encabezado por Alan García; asimismo,
articular una propuesta alternativa para ser gobierno en 20117.

Pero hay que decir también
que el paro fue una demostración de la fuerza de la oposición y su capacidad de organización,
asimismo para demostrar la clamorosa falta de liderazgo indiscutido, respetable y aceptado por todos
en el interior de ésta. En las elecciones de 2006, la izquierda, donde ganó Alan García, se presentó
dividida en dos, logrando sus candidatos en conjunto menos del 1 por ciento. Para la segunda vuelta
se decidió apoyar la candidatura de Ollanta Humala, que perdió 47 a 53 contra García. Ahora que el
partido de Ollanta está en la CPS y que dice estar convencido (aunque a veces pareciera que no
tanto) de la necesidad de una unidad con las fuerzas políticas progresistas, lógico sería pensar que
el líder ‘natural’ de esta alianza sea el propio Ollanta Humala. Lastimosamente, su accionar arroja
serias dudas sobre esta “lógica natural”. (Ver recuadro)

¿Y ahora,
qué?

Hay motivos para ser optimista. Existe un movimiento popular que va creciendo en
número, organización y capacidad de resistencia y lucha. El paro fue apoyado, según encuestas, por
un 46 por ciento de la población, mientras que la desaprobación de García es del 70 y va en aumento.
La lucha debe seguir, formando la Asamblea de los Pueblos; formando una organización sólida,
disciplinada y democrática, organización capaz de articular las luchas del movimiento social, con el
firme objetivo de finalmente ser gobierno para hacer realidad sus demandas. No se trata de ser
siempre oposición, de organizar siempre paros; se trata de ser lo suficientemente fuertes para
llegar a ser gobierno y arrebatarle el poder a la oligarquía proimperialista que ha gobernado al
Perú durante dos siglos.

Ojalá el movimiento social esté a la altura de la tarea histórica
que significa emprender una batalla más por la dignidad peruana.



1    Militante de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra), partido miembro de
la Internacional Socialista, postuló pregonando el “cambio responsable” contra el “cambio radical”
del candidato nacionalista Ollanta Humala, que fue apoyado por la izquierda en segunda
vuelta.
2    Partido sin ideología definida, se puede hablar de un nacionalismo progresista. En
todo caso, el PNP es miembro del Foro de Sao Paulo, al igual que el Partido Socialista y el PC del
Perú (Patria Roja).
3    http://www.youtube.com/watch?v=KnlylmUIvg0
4    Funesto asesor del ex
presidente Alberto Fujimori; hoy preso y con varios juicios, al igual que su ex jefe
Fujimori.
5    Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú: sindicato de profesores;
afiliado a la Cgtp
6    El 4 de noviembre se celebra un día más de la Rebelión Indígena
encabezada por Túpac Amaru contra la dominación española.
7    En 2011 se celebrarán elecciones
presidenciales nuevamente. Se supone que la CPS debe apuntar a convertirse también en un frente
amplio electoral.


Recaudro

Humala tiene 45 años y
fue militar durante la época más oscura de las Fuerzas Armadas de Perú. Estuvo encargado de una zona
de emergencia en medio de la guerra sucia antisubversiva. Saltó a la palestra política al encabezar
un levantamiento armado contra Fujimori en los últimos meses de ese régimen. Después de estar un par
de años como agregado militar peruano en el extranjero, regresó en 2006 para ser candidato
presidencial outsider y antisistema.

Hasta ahora no ha quedado clara la supuesta
participación suya en extradiciones extrajudiciales a campesinos inocentes durante la guerra sucia.
El juicio en el poder judicial está estancado y sólo le sirve de vez en cuando al Gobierno para
crear una cortina de humo. Un sector de la izquierda aún critica su pasado no esclarecido como
militar antisubversivo. Por otro lado, los congresistas que llegaron al Congreso gracias a él han
tenido un accionar más que lamentable. Semanas después, un sector importante renunció y se alineó
como afín al Gobierno. Quienes se quedaron han intentado articular una oposición desde el poder
legislativo, sin mayor éxito hasta ahora.

“No fui al paro para no parecer oportunista
asistiendo a un evento convocado por otras organizaciones”, fue la explicación de Humala para no
asistir. Algo insólito, pues la CPS convocó al paro y su partido es parte de la CPS. Su ausencia
recalca las dudas existentes sobre si es él en verdad el líder que la oposición necesita, y si es el
más apropiado candidato presidencial en 2011. Suponiendo que él debiera encabezar un gobierno
progresista que ponga a rodar el cambio social que Perú necesita.

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