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El nuevo Narciso

El nuevo Narciso

El pensador italiano Remo Bodei pone bajo la lupa, como expresión característica de la subjetividad contemporánea, al “narcisista de masa”, cuyo “yo-globo aerostático”, asume “compromisos que no comprometan” y es “infiel a todo y a todos, incluso a sí mismo”.

El péndulo de la historia se ha movido en Occidente, y en el último medio siglo, en dirección opuesta a la de la absorción totalitaria del Yo en el Nosotros. En el límite extremo de tal oscilación, la voluntad de autonomía propia del ser humano contemporáneo parece presentarse en las formas de un “yo-globo aerostático”, deseoso de felicidad e intolerante con la tradicional jerarquía del alma (prioridad de la parte racional sobre las otras partes deseantes). Pero ¿es consistente y autónomo este yo? Y la identidad personal que expresa ¿sigue estando vinculada a la memoria del pasado y la preocupación por un futuro inmediato?

La aparición del actual Narciso –descrito por los filósofos y sociólogos como replegado sobre sí mismo– es proclive a disminuir sus relaciones con los otros, no dispuesto a afrontar y dominar las crisis de identidad, apático, indiferente a todo, excepto a sí mismo, pronto a asumir una actitud mimética frente al ambiente social circundante.

Al erigir confortables utopías privadas y recortar para sí consistentes “rodajas de cielo” de las esperanzas comunes, Narciso se despide de las metas políticas de la “sociedad sin clases” o del “reino de la libertad”. El interés prevalente por la propia persona lleva al narcisista de masa a abandonar el terreno de la historia en cuanto entrecruzamiento de destinos comunes. Rechazando compromisos no directamente ligados a la autorrealización, habituándose a pretender derechos sin contrapartida, espera que también los otros se comporten del mismo modo. Hace valer así la idea de que debemos sentirnos desvinculados de deberes y promesas, de que es justo consentir compromisos que no comprometan, renegociables y, llegado el caso, revocables a gusto por parte de cualquiera de los contrayentes. Si bien no siempre es explícitamente repudiada, la ética de la responsabilidad es así diluida para favorecer un cambio endógeno y ‘blando’ del sistema de preferencias individuales.

De este modo, la identidad personal no está ya más firmemente anclada en la memoria de las elecciones pasadas ni impelida a tener fe en los proyectos. Al ser infieles a todo y a todos, incluso a sí mismos, en la hibernación de las relaciones sociales se manifiesta el progresivo aislamiento del individuo, privado de sostenes y puntos de referencia afectivos, antes importantes (familia ampliada, comunidad de vecindario, solidaridad de estamento o de clase). El narcisismo, verdadera “deserción de la esfera social y pública”, aleja al individuo de la comunidad, induciéndolo a disolver el vínculo social (o a hacer un uso de él, que es casi exclusivamente instrumental).

El narcisista no está involucrado en “movilización total” alguna a favor de un Nosotros que se quiere monolítico; no siente obligaciones apremiantes de lealtad y solidaridad frente a los propios semejantes; confunde el autoaislamiento con autonomía.

Transformación de la identidad

La transformación de la identidad, pasó de la forma rígida a la forma fluida del nuevo Narciso, que no reconoce en la propia imagen la impronta de moldes colectivos y no se da cuenta de que la cualidad de su existencia misma se debe a radicales cambios históricos.

Los problemas de incompatibilidad entre las partes del Yo, o de equilibrio del Yo y del Nosotros, no han desparecido ni han perdido su dramaticidad. La obsesiva atención dispensada a los fenómenos del narcisismo ha reducido y banalizado las dimensiones del yo, transformando al mismo tiempo la pluralidad de las esferas de vida en una mera fiesta de posibilidades

Es necesario articular de otro modo la dicotomía que opone el individuo moderno al individuo posmoderno, rompiendo el círculo autorreferencial del yo y reconstruyendo un Nosotros capaz de reforzar el lazo social sin atentar contra la autonomía de los individuos, esto es, capaz de interiorizar la exigencia de comunidad sin borrar las diferencias individuales.

*     Extractado de Destinos personales. La era de la colonización de las conciencias, (Ed. El Cuenco de Plata) 31/08/2006.


¿Es usted  un potencial Narciso?

1.- ¿Cuándo asiste a un evento usted llega?
a) 10 min antes del inicio del evento
b) 30 min después del inicio
c) 10 min antes del final del evento
2.- ¿En los eventos usted?
a) Llega, interviene y se va
b) Llega, no espera, interviene y se va
c) Llega, espera, interviene y se va
3.- ¿En sus intervenciones usted es el protagonista?
a) Siempre
b) Casi siempre
c) Eventualmente
4.- ¿Usted inevitablemente tiene la solución a todas las dudas, inquietudes, angustias y desesperanzas?
a) Siempre
b) Casi siempre
c) Eventualmente
5.- ¿Usted considera que todo está hecho que no hay nada nuevo que usted desconozca bajo el sol?
a) Siempre
b) Casi siempre
c) Eventualmente
6.- ¿Cuántos celulares tiene?
a) Más de 3
b) Más de 2
c) 2
7.- ¿Cuándo trabaja en grupo usted es?
a) El último en llegar y el primero en irse
b) El primero en hablar y el último en escuchar
c) El que más se compromete y menos cumple
8.- ¿Acepta todas absolutamente todas las invitaciones, debates, intervenciones, presentaciones?
a) Siempre
b) Casi siempre
c) Eventualmente
9.- ¿Cuándo habla usted menciona la palabra “YO”?
a) De 15 a 25 veces
b) De 10–15 veces
c) De 5-10 veces
10.- ¿Usted ha inventado, protagonizado, historias, libros, teorías originales e importantes?
a) Siempre
b) Casi siempre
c) Eventualmente

A: 5    B:4    C:3

Respuesta:
Si su puntaje es mayor o igual a: 31, usted es un Narciso moderno incurable con gran tendencia al protagonismo social, mediático y a una progresiva pérdida de lazos con la realidad y con el conjunto social.

Menor a: 31 usted es un Narciso en potencia, está a un paso de convertirse en Narciso moderno incurable.

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