Lo único que atisbaban mis ojos ante el televisor era la luz naranja y centelleante del fuego en el sur de Gaza. Sólo distingo luego de un par de segundos cómo ese cielo anaranjado se convierte en humo negro, grisáceo, quedando un espacio de silencio para fijarme, en medio de la noticia, en los resultados de los bombardeos israelíes. El calendario me dice que estamos en 2009, enero 4.
Los bombardeos siguen por días: imágenes largas, estrechas, limitadamente edificadas por los medios internacionales, dada la restricción de reporteros por Israel en Gaza. Siguen ilustrando el trazo de la guerra: niños asesinados, personas mutiladas, gente gritando, corriendo, llorando, calles y casas destruidas, hospitales en caos. Una voz en la pantalla me dice que allí se bombardea porque ahí están los túneles de Hamas. Corredor geográfico construido por la resistencia de Hamas en Palestina. Ante tal espectáculo de desastre, me detengo me pregunto: ¿dónde estarán los niños, las mujeres, los adultos de la población palestina mientras se bombardea? ¿qué hacen ahora? ¿qué será de ellos luego del bombardeo? ¿Qué reacción tiene la población en los campos de refugiados? ¿Cómo continuarán resistiendo? Y, sobre todo: ¿Por qué la comunidad internacional mantiene un visible silencio, una vez más, ante la agresión de Israel? Hablar precisamente del conflicto en la franja de Gaza-Cisjordania implica escribir sobre la crueldad sin extravíos de una historia, una guerra emprendida por Israel sobre la significación del territorio, la cultura, la memoria antigua del pueblo palestino.
Una mirada hacia la franja de Gaza-Cisjordania
La Franja de Gaza-Cisjordania es importante históricamente en el mundo geográfico del pueblo árabe. Intereses económicos hacen de ella un sustento político de diferencias y aciertos sobre este territorio de unos 330 kilómetros cuadrados donde se asientan ciudades importantes como Gaza, Jerusalén, Jericó, Nablús, Ben, Ramala, Hebrón.
Jerusalén pertenece a Gaza, centro de vida, cultura y educación de los palestinos. Ciudad mediada por la religiosidad de varias naciones. Israel se convirtió en Estado en 1948, y en 1950, tras el armisticio, proclamó a Jerusalén como capital. Un millón de palestinos fueron expulsados y privados de sus derechos. Sus casas y bienes, arrasados o apropiados por Israel; la gente, sin poder regresar a Israel, tachada con el adjetivo ridículo de “refugiados” en su propio territorio, para señalar el aislamiento territorial de los palestinos en tierras áridas, sin estabilidad. El nuevo Estado destruye un modo de vida; condena a una guetizacion, ignorando las disposiciones de las Naciones Unidas.
Mediante estrategias políticas, Israel se impone para generar odio, segregación racista e ideológica, y persecución en su política internacional de llamar “terroristas” a los líderes palestinos. En este contexto aparece la resistencia palestina, en defensa de sus espacios y la legitimación geográfica de su territorio, resistencia que se hace carne en el marco de los territorios usurpados y las matanzas en los campos de refugiados, entre otras, Shabra y Shatila (septiembre 18 de 1982); que gana nueva dinámica en los 80 con la presencia de Hamas y la Intifada (“levantamiento popular” del pueblo, 1981 y 2000-2005). Entre tanto, Israel pretende mantener control sobre Jerusalén Este y rechaza militarmente la descolonización de los territorios ocupados.
La resistencia-respuesta palestina continúa ante las disposiciones políticas, las masacres y la ocupación de Gaza y Cisjordania, constituida como base administrativa por las fuerzas israelíes que las administraron de 1967 a 1994. Ocupación-administración resultado de la guerra de los Seis Días, tras la cual Israel se apropió de facto de los territorios destinados por la ONU para establecer el Estado Árabe Palestino (Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este).
El problema actual en palestina se agudiza geopolíticamente. Israel busca el dominio económico y la apropiación política de Gaza-Cisjordania. Por su parte, los palestinos reclaman el fin de los ataques militares, la devolución de los territorios y la vuelta a las fronteras previas a 1967.
Ante el conflicto, la voz de la comunidad palestina en Bogotá
La comunidad palestina residente en Colombia suma no menos de 3.000 miembros, la mayoría de ellos residentes en Barranquilla. Cien tienen asiento en Bogotá. Ali Nofal es su vocero. Con él conversamos sobre los sucesos que afectan a su pueblo.
Sara: ¿Cómo ve la comunidad palestina residente en el país este conflicto?
Ali: La comunidad palestina del exilio o de fuera de su territorio ocupado de la Franja de Gaza y Cisjordania mira el problema como lo ve la gente en Palestina; como se vive en el territorio ocupado por Israel. El problema de Palestina allá y acá es igual. No hay diferencia. Asumimos el reflejo, negativo o positivo. Externa e internamente se ve la situación de Gaza. El sufrimiento del pueblo palestino afuera y adentro es igual, reflejo de lo que pasa allá. Luego nos preocupamos, pues somos impotentes ante el sufrimiento palestino en Cisjordania. La causa de nuestro sufrimiento, todo el mundo lo conoce, es la ocupación de los territorios. No somos bienvenidos en nuestro propio territorio. Israel ha tratado siempre de expulsar a los palestinos…, por Israel, reemplazando la población por judíos que llegan de Europa y Estados Unidos a reemplazar los nativos palestinos, la gente que nació allá, cuando nada tienen que ver con nuestra población, nuestra cultura, nuestras costumbre y nuestras tradiciones.
Sara: Es sabido que frente al actual conflicto el gobierno de Israel tiene prohibiciones a los medios sobre Gaza. ¿Cree que existe una desinformación sobre la causa palestina?
Ali: La desinformación es profunda, pues se habla negativamente de nuestro pueblo, al que tildan de “terroristas”. El terrorismo nace en Israel, que forma grupos para acabar la resistencia y la población civil palestina, para desplazarla al desierto árabe y hacer que se exilie. Venimos a America latina y otros países en busca de bienestar y porvenir para nuestras familias. El sufrimiento es uno solo, allá o aquí. La cuestión palestina es una. No hay dos Palestinas. El pueblo palestino sufre, en Gaza o Cisjordania. El pueblo sufre más de 60 años de ocupación, sitiado. Seguimos maltratados por Israel, por una política de disgregación. Ellos no nos quieren. No aceptan una convivencia pacifica entre pueblos, que nosotros anhelamos… pudiendo vivir laicos, cristianos, musulmanes bajo una sola bandera palestina democrática. No sólo es un choque cultural con gente que quiere vivir en paz y tranquilidad. Israel quiere acabar nuestras tradiciones; se constituye a base de crímenes, de utilizar el terrorismo, la fuerza, contra un pueblo indefenso, cuando ellos fueron constituidos por la guerra, por la fuerza.
Sara: Actualmente, en la franja de Gaza-Cisjordania está el grupo de resistencia Hamas, del que se sabe que ganó las lecciones en 2006. ¿Qué puede decir al respecto?
Ali: Sí, es cierto. Hamas ganó las elecciones. El 67 por ciento de la población palestina votó por el cambio.
Sara: ¿El cambio es Hamas?
Ali: Sí, a pesar de que no soy miembro de Hamas. Hay que reconocer que Hamas ganó las lecciones. ¿Por qué ganó? Creo que Hamas hace un trabajo social, que las facciones de izquierda o nacionalistas fracasaron en su política.
Sara: Entonces, ¿qué propuesta llevó Hamas?
Ali: Se abandera por su organización popular; su trabajo político y social; ante todo por su acción honesta en los campos de refugiados. Lleva una propuesta organizativa, social y política a esos campos. Tiene miembros disciplinados y organizados. Aunque no soy de Hamas, comparto la fe de la causa justa por Palestina; a pesar de que el mundo señala a Hamas como grupo oscuro, terrorista, el pueblo palestino está convencido de su liderazgo. No es una organización terrorista ni nace por una decisión sino que está instalada en el seno del pueblo palestino de Gaza-Cisjordania. Nace como respuesta a los maltratos de Israel por más de 60 años. Nace porque hubo un espacio político que aprovechó la gente… por su trabajo político, militar y honesto, su trabajo de fe, cuando organizaba a la gente desde la base popular, y la fe ante la población sionista en la zona. Le repito: no soy de Hamas pero comparto su política de resistencia a la ocupación, a un Estado racista, una política expansionista. Hamas es la representación honesta ante los malogrados Acuerdos de Oslo; es la respuesta, luego de 15 años de ese fraacaso. Nos llevaron al fracaso ante Israel, reconocido por países árabes como Jordania y Qatar, entre otros… Se interesan sólo de hablar con Israel. Los árabes deben tener una estrategia política; redefinir la política internacional como punto central para la paz con Palestina… y no una sola interlocución hace que sólo se vea otro holocausto, y justo eso es lo que pasa en Gaza con el pueblo palestino y los territorios ocupados por Israel.
Sara: Se conoce entonces que el grupo Hamas representa una mayoría de la población palestina. ¿Cuál sería la propuesta de Hamas en el interior de la Franja de Cisjordania?
Ali: Entre las exigencias de Hamas, entre otras la inmediata retirada de Gaza de las tropas sionistas, la apertura de los puntos de paso y el fin del bloqueo son condiciones de Hamas para un alto de fuego. También reclama el desbloqueo económico, y el respeto de la democracia del territorio y la población palestina.
Sara: Desde antes de la actual agresión militar por Israel, se sabe que el gobierno de Israel tenía sumido al pueblo palestino en la franja de Gaza-Cisjordania en una grave crisis humanitaria. ¿Cree usted que es la reafirmación de la política de segregación del gobierno de Israel y el pronunciamiento del grupo Hamas?
Ali: Cierto. Hamas respondió a la crisis humanitaria, y responde a Israel con misiles caseros, no hechos en Irán ni en otros países. Son hechos por los palestinos. Es una propaganda antiiraní cuando dicen que las armas llegan de Irán. Son argumentos falsos. Es una información negativa. El mundo entero ve cómo el pueblo palestino, a través de Hamas, ejerce resistencia, buscando frenar la máquina destructiva de Israel en la Franja de Gaza, encontrando respuesta a los actos genocidas de Israel. De todas las zonas de Palestina, Israel no ha podido entrar en las ciudades, con barrios plenos de población palestina civil que resiste. Allí encuentra resistencia, una respuesta muy contundente a sus actos criminales y genocidas dentro de las ciudades.
Sara: Algo más para decir…
Ali: Si bien es interesante cómo en América Latina el presidente Hugo Chávez expulsa al embajador de Israel y lo mismo hace el de Bolivia, Evo Morales, rompiendo relaciones con Israel, ambos gobiernos se pronuncian a favor del pueblo palestino y ejercen acciones internacionales contra la agresión israelí contra el pueblo palestino. Condenan el hecho y convocan al llamado ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad y genocidio perpetrado por el gobierno Israelí. Es una decisión política que ningún país de Europa ha tenido hasta ahora.
Nota: Hasta el cierre de esta entrevista, los bombardeos continúan. El ministro Said había sido asesinado por Israel. Se atacaba una sede de la ONU. Hamas pedía la intervención de Egipto y la retirada de las tropas sionistas de Gaza, la apertura de los puntos de paso y el fin del bloqueo, para que se pueda acordar un alto el fuego. Israel deberá responder en El Cairo si acepta o no. La comunidad de Palestina 16 de Enero se pronuncia en manifestación de la Plaza de Bolívar a la sede de la Embajada de Israel.
* Debo dar gracias al señor Ali Nofal, portavoz de la comunidad Palestina en Bogotá, por la entrevista y el apoyo concedido.
Los Acuerdos de Oslo y Hamas
Para comprender en su integridad el problema del pueblo palestino, es necesario revisar, aunque de manera general, los Acuerdos de Oslo, las diversas estipulaciones allí acordadas, que precisan un derrotero que entorpece la liberación de este pueblo.
Declaración de los Acuerdos de Oslo (1993), firmados por Israel (Isaac Rabin) y la Autoridad Palestina (OLP, creada en 1964 por Yasser Arafat). Para la población palestina, los Acuerdos restringen en temas como: jurisdicción del Consejo Palestino, poder del gobierno de Israel sobre el Banco de Desarrollo, promoción de exportaciones y control sobre el agua por Israel, instalación y comercialización de hidrocarburos, etcétera. No hay mención enfática sobre los derechos palestinos de su territorio, pero sí sobre ciertos derechos económicos instalados por Israel. Políticamente fue un engaño para la población de los territorios ocupados.
Ante este escenario, Hamas, fundado en 1980, surge como nueva propuesta política diferente de la que plantea la Autoridad Palestina (OLP) y el movimiento Fatah. Denuncia Hamas el engaño al pueblo palestino y comienza a hacerse sentir en su trabajo social, político y organizativo desde la clandestinidad, hasta convertirse y legitimarse por consenso de la población. Hoy, Gaza-Cisjordania está bajo control de Hamas, que ganó democráticamente las elecciones en 2006, supervisadas internacionalmente.
Hay dos razones fundamentales en el recrudecimiento del conflicto:
1. La pretensión de Israel de lograr el control geopolítico de la frontera de Gaza-Cisjordania. Busca mantener dominio sobre Jerusalén Este y la franja de Gaza- Cisjordania. De un lado, contener la representación espacial sobre los territorios ocupados, y, de otro lado, implementar un modelo político expansionista sobre la legitimidad del gobierno de Hamas, como respuesta a su nuevo rol político internacional.
2. Control y bloqueo económico sobre Gaza: ante todo, impedir la autonomía de Hamas y su propuesta económica. Israel quiere imponer un modelo sobre la explotación de cultivos, la captación de aguas y la explotación de hidrocarburos como el petróleo, el manejo y control del gas en Jerusalén Este.
En la actualidad, ante los diversos acontecimientos derivados del operativo militar “Plomo Fundido”, iniciado en diciembre por Israel, y el rompimiento de los acuerdos que permitían la débil tranquilidad en la Franja, se ha disparado la crisis humanitaria. El bloqueo económico se profundiza. Israel pretende desconocer el movimiento legítimo de Hamas, y no repara en ningún recurso para lograrlo. Usa bombas de fósforo blanco y de destrucción múltiple, prohibidas por la ONU, deja caer potentes bombas sobre edificios de las Naciones Unidas y sobre casas habitadas por refugiados, intenta penetrar –apoyado en fuerzas especiales, tanques, disparos de aviones y helicópteros artillados– en los barrios que conforman la ciudad. Al mismo tiempo, trata de destruir toda la infraestructura urbana para aniquilar moralmente a sus habitantes. La incapacidad de la ONU facilita la consecución de sus propósitos.
Leave a Reply