Todo está comunicado con todo
Para entender tus malestares y darles una respuesta adecuada, aprende a mirar más allá del síntoma, a tener una visión de conjunto e ir a la raíz del problema.
Todas para una y una para todas
Todas las partes del cuerpo están en estrecha e intima comunicación. La energía se distribuye inteligentemente según las necesidades del momento. Si haces una comida pesada, la digestión necesitará toda la energía y dejará otras partes del cuerpo sin ella (amodorramiento, debilidad muscular, incluso a veces extremidades frías). Si después de comer se hace un gran esfuerzo, la digestión se para por no disponer de energía. Los alimentos acaban por podrirse y se convierten en fuente de intoxicación. En ese momento, todas las partes del cuerpo quedan debilitadas para poder centrar las fuerzas en la urgente desintoxicación: vómitos, diarrea, fiebre, sudoración. Si te intoxicas con bebida alcohólica, el cuerpo te pide “dormir la mona”, para que el esfuerzo se centre en la limpieza interior.
El detalle es un reflejo del todo
Una amigdalitis, un cólico, un tumor uterino, un salpullido… son un reflejo del agotamiento y la intoxicación del organismo total. No basta prestarle atención a la alteración local sino también tratar de mejorar todo el cuerpo.
La mente y el cuerpo están unidos
Si tienes miedo, te pones tenso y eso te afecta a los nervios del estómago, que altera sus jugos gástricos y acaba produciendo ulcera digestiva. Además, el miedo no te deja estar quieto, no te deja dormir, te hace perder el control (comes más de la cuenta, bebes, fumas). Todo esto te agota y te envenena el cuerpo. Asimismo, los malestares físicos te afectan psicológicamente. El dolor, la debilidad, te hacen sentirte inútil, afectan tu ánimo y tu autoestima.
Pasado – presente – futuro, comunicados
Los malestares que sufres hoy pueden ser el resultado final de toda una vida. La explicación de lo que padeces hoy puedes encontrarla en tu pasado. El trato inadecuado puede empezar en los primeros nueve meses que pasamos en el útero materno. Por eso, nada más al nacer necesitamos desencadenar alguna crisis de limpieza. Las enfermedades crónicas que padecemos ya mayores pueden resultar de las enfermedades agudas que reprimíamos con medicamentos cuando éramos pequeños. Nuestra personalidad de adultos es un reflejo de cómo fuimos criados.
Tu salud depende en parte de la sociedad en que vives
Todos los humanos estamos estrechamente comunicados. La actitud y la conducta de una persona afecta a las personas que le rodean, e incluso puede desencadenar una reacción en cadena que afecte a quienes habitan muy lejos. Unas viven en el lujo, derrochan, y en consecuencia otras viven en la estrechez y la miseria, matándose en el trabajo. Los países ricos consumen grandes cantidades de petróleo, lo que hace aumentar la cantidad de gas carbónico en la atmósfera y con ello la temperatura. Para refrescarse, el planeta necesita de vez en cuando crear huracanes a modo de ventilador, lo cual generalmente ocurre en los países tropicales pobres. La contaminación ambiental, los enfrentamientos armados, las diversas discriminaciones, la escasez de puestos de trabajo, el aumento de la delincuencia, las creencias sociales y sus leyes, pueden acabar afectando tu bienestar. Si dejas todo en manos del gobierno, cualquier día secuestran a tu querida hija y la mandan a no sé qué guerra.
Los humanos somos parte de la Naturaleza
Aquello que afecta la salud humana también le causa daño a la Naturaleza. El consumo exagerado de carne obstruye nuestras arterias con el exceso de colesterol, lo que puede lesionarnos el corazón y el cerebro; a la vez, exige la tala de árboles para pastos y producción de forraje, lo que favorece la desertización. Lo que daña a la Naturaleza acaba dañándonos. Todo lo que necesitamos proviene de la Naturaleza. Contaminar el medio ambiente es envenenar el aire que respiramos y nuestros alimentos.
Si tú cambias, la sociedad cambiará
Si cambias de actitud y hábitos de consumo, podrás inspirar y contagiar a otros. Y cuando se alcance cierto número de personas pensando y viviendo más respetuosamente, la sociedad se hará más humana.
Por Eneko Landaburo
Coca, fuerza ancestral de Nuestra América (I)
No coqueo por vicio
ni por el juicio
sino por el beneficio
Sabemos, no sin dolencia y ardor en la sangre, que con la invasión a Nuestra América, primero con los españoles y siglos después con políticas y sistemas de colonización de los Estados Unidos, que incluso hoy subsisten y siguen causando profundos daños, la cosmología americana ha sufrido un feroz embate. La dimensión de lo sagrado y las tradiciones más antiguas y fundamentales, como, por ejemplo, los hábitos alimentarios y pilares decisivos de la espiritualidad: ritos y mitos fueron y siguen siendo bestialmente perseguidos y satanizados. Se llegó a tal punto de salvajismo, que hasta los valores propios, materiales y psíquicos fueron transgredidos, y se logró que a través de mecanismos de horror y de vulneración de cuerpos y espíritus, territorios y recursos, se gestara un sentimiento casi generalizado de vergüenza y menosprecio por lo autóctono, lo nativo.
Este es el caso de la Coca, planta medicinal y sagrada que ha sido por milenios fuente de fuerza física y espiritual para los nativos de Nuestra América.
Muchas teorías atribuyen a la región del Cuzco, donde germina la cultura inca, el origen de esta extraordinaria planta. Sin embargo, una de las características más notables de este arbusto de pródigo follaje es que su consumo y los usos tradicionales abarcan un extenso territorio.
Actualmente, las variedades de coca, cerca de 250, crecen a lo largo del continente americano, en las regiones andinas y amazónicas. Los arbustos llegan muchas veces hasta los cuatro metros de altura, dependiendo de su especie; de hojas ovaladas o elípticas, de color verde brillante, con flores pequeñas y blancas, y frutos de color rojo o rojo-naranja. Crecen mucho mejor en climas húmedos, lluviosos y calurosos, con grandes cantidades de luz.
Esta maravillosa planta contiene los siguientes alcaloides naturales: Atropina, Benzoína, Cocaína, Cocamina, Conia, Egnonina, Globulina, Higrina, Inulina, Quinolina, Reserpina, Papaína, Pectina, Pyridina. Por estos 14 aminoácidos, la coca está considerada como la planta más completa del universo en nitrógeno no proteínico, justo lo que elimina las toxinas del cuerpo humano.
Leyenda Andina
Guarden con amor sus hojas
y cuando sientan dolor en su corazón
hambre en su carne
y oscuridad en su mente
llévenlas a su boca
y con dulzura
extraigan su espíritu
que es parte del mío
Obtendrán amor para su dolor
aliento para su cuerpo
y luz para su mente
y aún más
observa el baile de esas hojas con el viento
obtendrás respuesta para tus preguntas
Pero si tu verdugo llegado del norte
el conquistador,
el buscador de oro, la tocara,
sólo encontraría en ella veneno para su cuerpo
y locura para su mente
Porque su corazón está tan endurecido como su espada y su vestido de hierro
Y cuando la coca, que es como la llamarás,
intente ablandarlo
sólo logrará romperlo como los cristales de hielo, formados de las blandas
nubes que destruyen rocas.
Por Zabrina Molina Escobar
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