Del 1º al 9 de noviembre de 2010 tuvo lugar en Bogotá y su geografía aledaña la Peregrinación de Paz. En esta forma, el Movimiento Grace y Tamera (www.tamera.org/www.grace-pilgrimage.org), comunidad plurinacional ubicada en el Alentejo, sur de Portugal, apoyó el proceso de visibilización nacional e internacional de las adversas circunstancias que siguen enfrentando la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y la Universidad de la Vida, empeñadas en sostener y recrear un modelo de paz en el corazón de un país en el que la sola enunciación de buscar alternativas al arrasador modelo imperante ha sido objeto de una despiadada furia exterminadora. La ruptura ejercida por la Comunidad de San José no ha sido sólo con el Estado sino también con el modelo económico y cultural de muerte.
La Peregrinación de Paz, con cerca de un centenar de participantes de otros lugares del mundo, sirvió para ampliar el conocimiento entre las dos comunidades y fortalecer su decisión de acompañarse y cooperar en el proceso de creación de modelos de paz en sus respectivos territorios, en un momento en que en el mundo entero se multiplican las experiencias moleculares de habitar la Tierra sin agredirla, así como aumentan los contactos entre los movimientos de paz de diversas geografías.
A pesar de que los medios masivos de comunicación invisibilizaron por completo el encuentro entre las dos comunidades y la peregrinación de paz, el equipo de prensa que acompañó el acontecimiento germinal cubrió el suceso y en poco tiempo circularán los videos y los textos que recogen las diversas facetas de la reunión y la marcha. En este sentido, resulta significativo que tanto los medios de comunicación como las universidades permanecieran al margen de la riqueza de un encuentro que prefigura un porvenir de vida de carácter planetario, en beneficio de:
– La enseñanza vivencial a los jóvenes sobre los efectos de la globalización.
– El uso cotidiano de las plantas de energía solar.
– La práctica de cultivos agroecológicos.
– El cese de la tortura y la masacre industrial de otras formas de vida.
– La recuperación de la espiritualidad y la dimensión sagrada de la vida, la Tierra y las aguas en la vida cotidiana –teniendo y practicando credos diferentes.
– La superación de los modos de valoración y las prácticas de discriminación y violencia, sutil o desnuda, sobre las mujeres.
– La creación de espacios para que los jóvenes puedan encauzar sus energías en los movimientos de recreación y regeneración de un mundo que reciben en situación lamentable.
– La incorporación de las artes en la vida diaria, y la vivencia de los principios; la coherencia entre pensamiento, palabra y obra, de la valoración de la justicia y la paz como condiciones indispensables para sanar la soledad oprobiosa, el miedo, la desconfianza y el odio que han sido inoculados en el tejido social.
La Peregrinación de Paz sirvió también para una fecundación mutua de las experiencias de las dos Comunidades de Paz y la construcción de una visión común entre diversas culturas. Igualmente, se estableció comunicación con otras experiencias que en la sabana andina apuestan por cuidar y curar la Tierra, las agua, las semillas y los alimentos. Los casi 100 participantes de otros países abrieron su corazón al contemplar los alcances de la injusticia. Los 198 féretros expuestos ante la Fiscalía General de la Nación fueron parte de una acción simbólica dirigida a recordar la impunidad que aún impera frente a la Comunidad de San José y en la nación, impunidad que sostiene la pretensión de la organización criminal que asoló al país, de mantener su poder y su accionar delictivo.
La Comunidad de Paz de San José de Apartadó y la Comunidad de Tamera
El origen de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó se remonta a 1997, cuando un colectivo de cerca de 700 hombres, mujeres y niños que sobrevivieron al implacable holocausto que exterminó o desterró a decenas de miles de familias. Tales acciones iban entonces dirigidas a erradicar de Urabá la organización popular y las formaciones políticas legales de izquierda, que acudieron a la Diócesis de Apartadó en búsqueda de apoyo para que no se les masacrara. La Comisión de Justicia y Paz atendió el llamado que hicieron los labriegos y se comprometió a acompañar su decisión de mantenerse en el territorio. Así se inició el 23 de marzo de aquel año la inverosímil experiencia de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, que ha logrado sobrevivir con su principio de no aceptar la presencia de seres armados en sus territorio y ser neutral, no ofreciendo colaboración a ninguno de los actores del conflicto que enfrenta a las guerrillas con el Estado colombiano y los grupos paramilitares. Todo ello, pese a una andanada de terror, masacres, bombardeos, amenazas, estigmatización, judicializaciones con falsos testimonios, robos, bloqueos dirigidos a evitar el acceso de alimentos e impunidad sobre los crímenes cometidos para desintegrarla.
Esta Comunidad de Paz logra transmutar el terror que le han infligido en fortaleza y determinación casi sobrenatural de perseverar en su empeño de habitar ejemplarmente un territorio controlado por las fuerzas bestiales que el 21 de febrero de 2005, bajo el gobierno de Uribe Vélez, cometieron la masacre que horrorizó al mundo*, convocó la atención de la Comunidad de Tamera y el Movimiento de Paz Grace, que desde la década del 60 iniciaron un proceso de investigación vivencial sobre la forma de construir modelos de paz en la vida cotidiana. Tamera y Grace fueron sobrecogidos por la magnitud del horror, la persecución implacable y la asombrosa voluntad de resistencia de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó.
Tamera y Grace abandonaron hace años la idea de variar el sistema destructivo y autodestructivo imperante, porque contemplaron la forma como incluso las formaciones políticas de izquierda en Alemania cambiaban sus valores, ideas y prácticas cuando accedían al poder. Plantean:
No luchamos contra un sistema sino que damos testimonio de la posibilidad de una alternativa que es aplicable en todo el mundo a toda la humanidad. Estamos trabajando por todo el mundo en el desarrollo de modelos de vida autosuficientes en los que se puedan vivir los valores fundamentales para todos los seres humanos en todos los continentes: la verdad y la confianza, el amor por la creación y todas sus criaturas, el interés y el apoyo mutuos, así como la cooperación con los animales y otros seres de la naturaleza.
El encuentro y la cooperación
En un planeta que está inmerso en una colosal crisis ecológica y social –resultante de una dinámica vertiginosa que, en caso de no variar, inexorablemente conduce a estallidos de devastación absoluta– se produjo el encuentro insólito en el nivel celular de los pueblos herederos del modo imperial de habitar la tierra y los pueblos herederos de los estragos del régimen colonial. Y este encuentro aconteció con los perfiles de una simiente, la prefiguración de un porvenir posible, fundado en la recreación del sentido de comunidad, y en el respeto y el amor por la Tierra y otras formas de vida.
El pavoroso proceso de degradación que afronta la humanidad en las últimas décadas, cuando el modo capitalista de habitar la tierra se expande al planeta entero y en dimensiones de la vida antes exentas de su métodos de valoración y apropiación, también afectó a la mayor parte de lo que conocemos como cooperación internacional, convirtiéndola en mecanismo pérfido del proceso de controlar territorios, instalar capital corporativo y dominar mercados, bajo la apariencia de ejercer solidaridad.
La cooperación suscitada entre Tamera-Grace y la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en cambio, se destaca por:
– La conciencia compartida sobre la necesidad de variar no sólo las formas de pensar sino además las de vivir. Las dos comunidades practican un retorno a la Tierra, habitándola de manera no destructiva.
– El privilegio de la verdad y la confianza en la comunicación.
– La colaboración sincera, sin expectativa diferente de la satisfacción de brindar apoyo allí donde más se precisa.
– La coincidencia sobre la necesidad de verdad en torno al pasado para que cese el poder de las organizaciones criminales que descansa sobre la impunidad y la ignorancia de los acontecido. El fascismo y sus modos de perpetuación y expansión planetaria, por ejemplo, no han sido esclarecidos todavía.
– La conciencia de estar abriendo caminos de vida y horizontes de existencia más plena a los jóvenes que irrumpen a la vida en un mundo donde la muerte habita en la palabra, los alimentos, la mirada, los estudios, la intención, los gobiernos y su forma de gobernar, la impunidad y el cinismo.
La creación de Bio Topos de Paz, de pequeños lugares de curación de la Tierra y recuperación del valor sagrado de la vida, se expande molecularmente en el mundo en la medida en que se profundizan los estragos causados en la naturaleza y las sociedades por el modelo de muerte. La comunicación y la cooperación entre estas experiencias pueden suscitar efectos impensados por el poder espiritual que guía su accionar.
* Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_San_Jos%C3%A9_de_Apartad%C3%B3.
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