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Bogotrax

Bogotrax

Como Alicia en el país de las maravillas, seguí al Conejo Blanco de ojuelos encarnados que pasó mirando un reloj que había sacado del bolsillo del chaleco. El conejo blanco se coló hacia abajo por un agujero en la mitad del bosque y cruzó una puertecita que daba a un pasadizo desde donde pude avistar un delicioso jardín cubierto de vistosa flores, y frescas fuentes con luces de colores y miles de jóvenes bailando una música inefable bajo un signo de encantamiento maravilloso. Me había topado con Bogotrax, el mayor evento alternativo de música electrónica que vive cada año Bogotá.

Raves

El nombre de “rave” tiene su origen en las fiestas que organizaban en Londres los inmigrantes del Caribe en los años 60, y significa: estar en delirio, frenético o acelerado; el mismo término comenzó a ser utilizado por la creciente subcultura Mod como una forma de describir cualquier fiesta salvaje. Pero el concepto de festivales masivos, libres y abiertos a todo el mundo, es tomado del movimiento hippie.

Las movilizaciones de los jóvenes norteamericanos en los 60 contra la guerra del Vietnam y los derechos civiles estallan en 1970 y entra en paro el 80 por ciento de los escolares de Estados Unidos. Cuatro millones de estudiantes se unieron a la protesta. El gobierno de Nixon perdió la paciencia y la policía entró disparando a las escuelas y las universidades. Los muertos se contaban por cientos. América se convierte en un matadero humano, las élites de USA necesitaron tres años más para detener la rebelión juvenil1. Una vez que este movimiento de contestación juvenil fue reducido por la política fascista de Richard Nixon, muchos de los integrantes de la contracultura y el movimiento hippie decidieron marcharse a lugares lejanos como la India, Tahití, Perú o el Mediterráneo, y fue en las playas de Goa (India) donde, a principios de los 70 se realizaron las primeras raves con música de Pink Floyd y Janis Joplin.

Los Raves o Free Party crecieron a partir del Acid House inglés de los 80. El jaleo pasó muy rápido a España y de allí al centro de Europa. Se trataba de reuniones itinerantes en las que predominaba un equipo de sonido (sound sistem), un Dj, la música electrónica en todas sus posibilidades, espectáculo de luces y glowsticks (“palos brillantes”) para generar efectos lumínicos. Los raves funden un dance rápido, intensidad pura, sobrecarga sensorial y desmadre. Un sarao muy bravío que tenía mucho de ilegalidad porque se organizaban de manera clandestina en bodegas, edificios abandonados, playas solitarias o fincas.

Las autoridades inglesas se hartan de estas rumbas excesivas, al punto que en 1992 expiden una ley que pena con severidad las fiestas ilegales. Las medidas del gobierno hacen necesaria una mayor capacidad organizativa para montar un rave, lo que lleva a que muchos de sus gestores se den a la tarea de ensamblar camiones nómadas que recorren el Reino Unido con grandes equipos de sonido. A pesar de esto, el movimiento llega a la conclusión de que se requieren eventos masivos que resulten más difíciles de disolver por la policía.

Zonas Temporalmente Autónomas (TAZ)

En los 90 surge una corriente más radical que concibe el rave como una Zona Temporalmente Autónoma (T.A.Z.). El concepto de utopía breve que se apropia de un espacio para dejar allí su voz de inconformidad o realizar una experiencia de resistencia al sistema global es tomado del filósofo anarquista Hakim Bey, que detalla el TAZ como una acción colectiva que libera un área y se autodisuelve para reconstruirse en otro lugar antes que el sistema pueda actuar. Tan pronto como un TAZ es detectado, éste debe desaparecer, resurgiendo así en otro lugar, invisible de nuevo para el ‘orden’. De esa manera, el TAZ es una táctica perfecta para una era en que el Estado es omnipotente y omnipresente, pero también lleno de fisuras y grietas2. Sin embargo, será el Colectivo Reclaim the Streets (Reclamen las Calles), creado en Londres en 1991 bajo lemas como “Devuelvan las calles a los ciudadanos” y “La calle para el que la camina y no para los carros”, los que le dan al rave un atinado uso político. Sus eventos suelen ser fiestas espectaculares y coloridas donde se bloquean las calles con grandes camiones dotados de sistemas de sonido, seguidos de muchedumbres que durante horas impiden la circulación de vehículos, recuperando la calle para los ciudadanos.

Con estos antecedentes, conversamos con el colectivo que impulsa el Bogotrax.

Bogotrax. Bueno, había ocurrido que en los 90 se da un auge del movimiento rave en Europa. La escena había surgido en los 80 con pequeños convites clandestinos, pero ya para los 90 son festivales de 80.000 y 100.00 personas, fiestas muy masivas de jóvenes que se habían cansado del sistema y usaban la rumba clandestina para escapar del orden. Se trataba de jóvenes que no tenían posibilidades de conseguir un empleo y vivían del subsidio de paro. Entonces tienen mucho tiempo libre, carecen de una casa, viven en camiones o casa-carros, con la habitación encima y la cocina encima y la familia encima. Una generación muy desarraigada y sin esperanzas, que es lo que había quedado tras 12 años del gobierno neoliberal de Margaret Thatcher y el Partido Conservador.

Los raves eran fiestas gratuitas de tipo clandestino que se inician en bodegas o casas abandonas, pero al crecer el movimiento aparecen camiones, carros-casas y buses con sistemas de sonido que recorren el Reino Unido. Imagina una escena donde llegan diez camiones de esos y se estacionan en una autopista periférica y hacen una rumba electrónica aquí y mañana otra allá. Claro, era un jolgorio incontrolable y empiezan a ser perseguidos, hasta el punto de que este tipo de fiestas es declarado ilegal y se prohíbe su realización. Algunos de los miembros de estas comunidades piensan que sería bueno traer una segunda etapa de los raves europeos a América. Aquí era algo nuevo, las autoridades no conocían el tema y se podía hacer un nuevo comienzo.

Bogotrax nace en París cuando un grupo de colombianos y una francesa que había vivido muchos años en Colombia se reúnen y acuerdan llevar a cabo un festival de música electrónica con el apoyo de los combos europeos que ahora rodaban de norte a sur por todo el continente americano, realizando eventos con camiones y buses ‘transformados’. En 2004 se hace la primera actividad, para lo cual se contactan a los colectivos “Mutaaxión” y “Ultrabass” y se invita a Dj europeos. En esta primera versión hubo músicos franceses y colombianos y se realizaron fiestas en Bogotá, Nemocón y Chía durante 10 días. Todo muy underground, algunas rumbas al aire libre y algo en bodegas. Este año es que definimos que Bogotrax es un festival que dura 10 días, es itinerante, gratuito, autogestionario y abierto a todos los que lleguen.

Ahora bien, debemos decir que Bogotrax reivindica aspectos libertarios de la cultura techno de los 90. A la vez, Bogotrax afirma formas artísticas y sociales profundamente participativas y contribuye a un diálogo real con diversas –y entre las diversas– formas culturales, artísticas y sociales. Somos muchas cosas a la vez, un festival alternativo de goce y despropósito, un laboratorio participativo de experimentación artística, un punto de encuentro de lo alternativo y una zona para la afirmación de lo popular.

Para 2005, la idea fue llevarlo a los barrios y lugares populares. Ese año no sólo realizamos actividades de música; también incluimos una parte que hemos llamado laboratorio, donde los Dj enseñan el uso de sus programas o instruyen en habilidades y destrezas con el tornamesa, o realizan talleres de imagen, pantalla y audiovisuales. Ese año el festival llegó a las localidades de San Cristóbal, Ciudad Bolívar, Parque de los Periodistas y otros sectores de Bogotá. También logramos articular actividades con organizaciones de la comunidad como “Avesol” en San Cristóbal, “Suba al Aire” en Suba. Con los años se han vinculado otros grupos, como “Antena Mutante”, el colectivo de grafiteros “Excusado”, y muchas organizaciones de Ciudad Bolívar y otros sectores populares de Bogotá. Desde 2007 llevamos el festival a las cárceles –La Modelo, Distrital, Buen Pastor–, lo que es muy interesante porque saca al Dj de un espacio que tradicionalmente es muy superligero y lo compromete con gente en una condición de total vulnerabilidad.

Cada año le vamos sumando actividades al Festival, y los laboratorios son más amplios y diversos. Un año vinieron personas que enseñaron a hacer robots que se movían con energía solar; otro, un grupo que enseñó a crear máquinas con desechos de computadores. Tenemos un taller de grafiti y siempre hacemos un fanzine y una revista del Festival. En cuanto a músicos, por aquí ha pasado gente muy virtuosa, como los “Audiotrix” de Francia, que fueron pioneros de la escena. Hablamos de Dj de más de 50, 60 años, personas con formación política y comprometida con procesos sociales. Hemos tenido hasta 45 Dj extranjeros venidos de diversas partes de Europa, México, Venezuela, Brasil, incluso artistas venidos de países distantes como Suecia, Eslovenia, Birmania o Australia, Normalmente, en una noche suben a tarima unos cinco o seis Dj. Ahora bien, no se trata de traer a cualquier Dj, siempre hemos buscado que sean músicos que trabajen causas sociales, incluso que sean Dj que vengan de procesos asociativos.

La financiación del Festival se apoya en donaciones que hacen colectivos parecidos a Bogotrax que realizan “Solipartys” o “Fiestas Solidarias” en Berlín, Paris, Los Ángeles o Brasil. Con ese dinero se paga la estadía de los Dj, pero el pasaje de cada uno de ellos lo pagan los mismos Dj. Son músicos que no tienen un ánimo de lucro. Es más el interés de difundir la música electrónica y apoyar la escena en Colombia.

Bueno que siga la rumba.

1    Viol, Ambre. Estados Unidos. En: Garí, Manuel; Pastor, Jaime y Romero, Miguel. 1968 El Mundo pudo cambiar de base. Editorial Catarata-Viento Sur, Madrid, 2008.
2    Hakim Bey, Anarquía ontológica, Terrorismo poético (1991).

Información adicional

Autor/a: Diego Sánchez
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