Con motivo de la conmemoración del 10º aniversario del desalojo de la comunidad de Tabaco, único corregimiento del municipio de Hato Nuevo en el departamento de la Guajira, ocurrido el 9 de agosto de 2001, cuando con la participación del estamento judicial, la fuerza pública y personas encapuchadas, le fueron destruidas con maquinaria pesada las viviendas a los habitantes de esta población, para dar vía libre al megaproyecto carbonífero del Cerrejón; las organizaciones Junta Social Pro-Reubicación de Tabaco, Comunidad de Chancleta en defensa del territorio, comunidad indígena de Tamaquitos II, convocaron y realizaron en Chancleta, los días 6,7, 8 y 9 de agosto de 2011, el Encuentro nacional: “Memoria, reflexión y acción colectiva frente a la megaminería en Colombia”.
Los objetivos que animaron la realización de este encuentro fueron: fortalecer la organización y lazos entre las organizaciones y comunidades afectadas por la gran minería en el país; denunciar y visibilizar los efectos de la megaminería del Cerrejón en los derechos de los/as habitantes y las comunidades; recordar los hechos sucedidos alrededor del desalojo de los habitantes de Tabaco y poblaciones circunvecinas por cuenta del megaproyecto minero del Cerrejón; promover iniciativas para reivindicación y recuperación de la soberanía alimentaria y los derechos conculcados; fortalecer la reflexión y acción colectiva de las mujeres por sus derechos frente a la megaminería; analizar y denunciar los métodos y consecuencias de la llamada “responsabilidad social corporativa” como instrumento de mercadeo empresarial y de legitimación de su accionar contrario a los derechos humanos y, definir estrategias jurídicas y sociales de protección de derechos.
En desarrollo del Encuentro, se compartieron las experiencias de las diferentes luchas de resistencias que llevan a cabo las más de 50 organizaciones del país que se hicieron presentes con sus delegados. Asimismo el desarrollo de las actividades en el seno de la comunidad de Chancleta que resiste en el corazón de esta mina, así como el recorrido por el territorio de ésta y la comunidad de Tamaquitos II, a punto de ser expulsadas de ellos por la expansión del proyecto carbonífero, permitieron conocer de primera mano los graves impactos negativos e irreparables que se le ha causado al tejido social y colectivo de estas comunidades, a sus circuitos de producción de alimentos y al ecosistema de la región con la explotación indiscriminada de este mineral. Esta constatación se complementó con un espacio de reflexión sobre los daños ambientales observados, la vulneración a los derechos fundamentales de estas poblaciones a decidir sobre sus territorios y proyectos de vida a través de mecanismos reales y efectivos de consulta y consentimiento libre previo e informado, la soberanía alimentaria y las enormes limitantes que existen para que estas comunidades accedan a la reparación integral por daños colectivos e individuales.
También se reflexionó sobre el papel de la organización social, la necesidad de movilización y sus acciones de resistencia, decidiéndose en plenaria, por consenso, la realización de una gran movilización nacional por la vida, el territorio y contra las políticas minero/energética del gobierno a través de su locomotora minera que, como se analizó, más pareciera “aplanadora minera” por la forma en que se anuncia y presenta en contra de los derechos, la permanencia en los territorios y los planes de vida de las comunidades.
El Encuentro finalizó, con una movilización de protesta y un acto cultural en el municipio de Hato Nuevo, para visibilizar el fuerte impacto de la megaminería con ánimos de expansión en la Guajira lo cual se agrava con la pretensión del Cerrejón de desviar en aproximadamente 26 Km el río Ranchería y la construcción de otra línea férrea de la empresa MPX, lo cual, lejos de generar el cacareado progreso y desarrollo –argumentos con los que se introducen estos proyectos–, seguirán profundizando los daños sociales, económicos y medioambientales en el departamento de la Guajira.
A través de declaración final, las comunidades y organizaciones participantes, que constataron con todos sus sentidos los impactos de la megaminería en la vida de las personas y comunidades visitadas, hicieron un llamado a la reflexión y acción colectiva nacional sobre el riesgo y la amenaza de esta actividad, uniendo las resistencias y sumando con los procesos mundiales de lucha que hoy avanzan con el mismo propósito.
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