La noticia les cayó como un baldado de agua fría. Hace tres años los habitantes de San Luis, población del oriente antioqueño, se enteraron de la posible perdida de su más querido bien común, el río Dormilón.
Sin consultas previas, ni información suficiente para su población (mayoritariamente dedicada por años a las labores del campo, la que en parte viró en los últimos años hacia actividades ecológicas), tamaña pretensión tomó forma de la mano de la empresa Energía Limpia y Sostenible, la que solicitó permiso a Cornare para extraer el 75 por ciento del cauce de esta fuente de agua durante 25 años para la generación de energía mediante dos microcentrales hidroeléctricas.
El anunció ganó proporciones de bola de fuego. ‘El río, nuestro río, privatizado’. ‘Ni agricultura ni ecoturismo’. ‘Hay que salvarlo’. ‘Debemos salvarnos’. Las voces de alerta se multiplicaron, y de manera pronta los sanluisanos hicieron sentir su inconformidad y oposición ante tamaño despropósito.
Las reuniones informativas, las asambleas, las jornadas de estudio, la denuncia pública, los debates con las instituciones ambientales, las movilizaciones, las demandas legales, todas y cada una de estas actividades tomaron forma en el municipio a lo largo de los últimos treinta y seis meses.
Las presiones surtieron su efecto. El pasado 9 de marzo, con las Resoluciones 134-0024 y 134-0025, Cornare, la autoridad ambiental que cubre esta parte del país, declaró la Caducidad de las concesiones de agua otorgadas para la producción hidroenergética con las aguas del río Dormilón. El argumento principal para soportar lo decidido son los “vicios de forma”.
Acto administrativo que fue comunicado directamente a la comunidad reunida en audiencia en las instalaciones de Cornare el día miércoles 11 de marzo, previo a lo cual parte de sus habitantes, por medio de una movilización se dirigieron, desde San Luis hacia la sede de Cornare ubicada en el vecino municipio de Santuario, acompañados por organizaciones sociales del oriente antioqueño1, para dejar en claro su desavenencia con este proyecto.
La resistencia levantada por esta población dejó en sus manos un triunfo parcial –pues con seguridad la empresa interpondrá alegato a segunda instancia–, y una lección fundamental: la necesaria, efectiva y valiosa participación de la sociedad en los asuntos relacionados con la gestión pública. Hay que defender todos y cada uno de los derechos humanos, mucho más cuando de por medio está en vilo el bienestar de la comunidad, su memoria, su identidad, su calidad de vida.
Como ejemplo y lección para todo el país, la voz es una: organizarse y resistir sí paga.
1 En el proceso de acompañamiento y solidaridad con esta población estuvieron organizaciones como: la Corporación Ambiental del municipio de Marinilla Tafa, Central Unitaria de Trabajadores –Cut Sutimac, Movimiento por la Defensa de la Vida y el territorio –Movete–, la Corporación de Ecoturismo Ecocaguí y Vigías del río Dormilón.
Leave a Reply