La actual situación petrolera mundial y colombiana, ha puesto en jaque al sentido común y al buen sentido, pues ¿a quién no le gusta la abundancia?, o, ¿los bajos precios?, sobre todo, ¿si se trata de una mercancía tan significativa para la vida de todos los que vivimos en la actualidad en este planeta, como lo es el petróleo?
Se supone, que logros como esos son la clave del éxito de una buena razón práctica y teórica económica. Además, ¿acaso la utopía no es vivir lo mejor posible, con el menor esfuerzo?, es decir, obtener más con menos, un principio que rige al mismo universo, y, ¿razón del mismo reto del pensamiento económico? De ahí que llame la atención que se haya armado tanto alboroto en los diversos medios, incluso calificando de crisis, tanta dicha. ¿O no?.
En ese sentido la baja de los precios del petróleo se debía traducir para los colombianos en la disminución en los precios de los combustibles y, en consecuencia, de otros productos como los alimentos, que redundaría en la baja inflación y en el rendimiento de nuestros ingresos. Pero, ¿qué pasa? ¡Nada pasa!, pues los precios de los combustibles no bajan sino que tienden al alza al igual que los impuestos con la nueva reforma tributaria. ¿Cómo entender ese embrollo?
El punto es que en ese sentido hablar de crisis nos resulta sospechoso, y es alrededor de esa sospecha que queremos referirnos.
¿Qué pasa?
El estado de la cuestión emerge en el mes de julio de 2014 cuando el precio del petróleo en el mundo sigue el siguiente comportamiento:
Esa caída en menos de cinco meses de US$ 55.07 por barril, propaga un estado de incertidumbre e incredulidad entre doctos y legos.
La explicación inmediata difundida por todos los medios refieren la situación como debida a la producción de petróleo y gas de esquisto, llamado fracking (hydrofracking en inglés) o shale gas, liderada por los Estados Unidos, cuyos siete principales yacimientos alcanzaban los 5.13 millones de barriles por día en el mes de noviembre1, y que hace suponer que este país esté a punto de alcanzar la autosuficiencia en materia petrolera: “La AIE (Agencia Internacional de Energía) dijo que veía una caída continua de las importaciones estadounidenses de crudo y que Norteamérica se convertiría en exportador neto de petróleo alrededor del 2030 y lograría la autosuficiencia energética al 2035″2.
Cabe señalar que este tipo de producción de petróleo forma parte, junto con la producción de petróleo de aguas profundas (off shore) y de petróleo de arenas bituminosas, de las tres nuevas formas de producción de hidrocarburos, iniciadas en el año 2000, denominados hidrocarburos no convencionales. Estos hidrocarburos son diferentes del gas y el crudo pesado que se empezaron a producir en la década de los ochenta, y de los crudos convencionales que habían dominado la producción desde el origen de la industria petrolera en el siglo XIX hasta la década de los setenta del siglo XX. Se considera que este tipo de hidrocarburos representan en la actualidad el 70% de las reservas mundiales, frente al 30% de las convencionales, como se ilustra en la siguiente gráfica.
Las reservas de esquisto se concentran en: Rusia (75%). EU (58%), China (32%), Argentina (27%) y Libia (8.2%). Las de arenas bituminosas en dos países: Canadá y Venezuela y las de aguas profundas en Brasil (Presal), el Báltico, Golfo de México y África. Sus costos de producción pueden oscilar entre los US$40/barril a US$70/barril. (Independencia energética Argentina, 2014), y su explotación implica altos costos ambientales y sanitarios3/4. De los tres, es el sistema fracking el que reviste más significación en la coyuntura debido al aumento alcanzado por los EU.
Su auge, alcanzado en el 2014, se inicia en julio de 2008 cuando el petróleo logra un precio de US$ 145 barril, y Estados Unidos y el mundo se encuentran en plena crisis financiera. Ese precio es el que dispara el fracking norteamericano y le permite pasar de producir 4 millones diarios de barriles de petróleo a 9 millones, ídem a Arabia que produce 10 millones y Rusia 9 millones, los mayores productores en el mundo. Crecimiento logrado gracias a la concesión de crédito otorgado a las exploradoras de petróleo, vía emisión de miles de millones de bonos basura, especulativos y/o de alto riesgo, del sector energético de Estados Unidos, cuya deuda en el sector energético alcanza el 16% del mercado de este tipo. De ahí que la baja en los precios del petróleo se dé al unísono con el desplome de esos bonos, arrastrando, “[…] la caída en dominó de las empresas de fracking y, provocando un nuevo impacto en todo el sistema financiero”5.
La situación revela varias cosas. De una parte, que el mundo tiene garantizado la oferta de petróleo por lo menos por los siguientes cincuenta años. De otra parte, que los precios tienen ahora una marca de referencia que oscila entre los US$ 60 y US$ 70 dólares, incluso con la posibilidad de ir a la baja, por eso de la guerra de precios por parte de los grandes productores de la Opep. Tercera, da pie para un repunte en la reactivación de la economía norteamericana, pues todo indica que los Estados Unidos han culminado 2014 con un crecimiento interanual de 5 por ciento del PIB, considerando entidades como el Banco Mundial, el FMI y la Ocde y los semanarios económicos y de negocios: The Economist y Business Week, que serán el principal motor del crecimiento económico mundial en el 20156.
Bajo esa condición puede pensarse que para un país como Colombia, cuya suerte económica y política depende del crecimiento de los EU, el futuro le resulta promisorio; lo que parece ir en contravía de los voceros económicos y políticos del país, que expresan lo contrario. ¿Quién los entiende?
Colombia: ¿Crisis para quién?
El impacto de la baja de precios del petróleo en la economía petrolera colombiana se reflejó de inmediato en el comportamiento de la acción de Ecopetrol, que el 22 de agosto de 2012 logró un precio de $5.380, con ganancias exorbitantes –318 por ciento– para sus accionistas, para iniciar su declive el 30 de octubre de 2014 al marcar un valor de $2.820 y caer en picada el 15 de diciembre de 2014 al precio de $1.850, una diferencia de solo $160 respecto al precio inicial del 2007 de $1.700.
Eso implicó que la segunda emisión llevada a cabo en el mes de agosto de 2011, al precio de $3.700, represente para sus compradores la estruendosa pérdida del 204 por ciento, cundiendo la desconfianza y dudas entre los inversores, sobre la empresa más grande del país, entre ellos el Estado, su mayor accionista.
Un Estado, cuyas finanzas públicas dependen en buena parte de la fortuna minera y la suerte de Ecopetrol S.A, y cuyo impacto y destino, aún es difícil de evaluar y predecir, pues los bajos precios le genera un vacío en los ingresos en todos los niveles, al representar el petróleo y sus derivados el 55 por ciento de las exportaciones colombianas, y cuya caída en un -2,5, como ha venido sucediendo desde el mes de agosto, reduce de forma inmediata el ingreso de divisas, genera un castigo en el peso al apreciarse el dólar y en consecuencia conlleva el aumento de la deuda externa y, que al arrastrar el alza de la tasas de interés, hace caer la inversión y el empleo, y hace más costosas las importaciones, debilitando la demanda interna.
Las finanzas públicas, al dejar de apalancar el 22 por ciento del fisco del Estado con el que se financia el presupuesto, le representa una pérdida de $400.000 millones, que en el 2015 sólo recibirá dividendos de Ecopetrol por $8,4 billones suma inferior en 2,3 billones respecto a lo que recibiera en el 20147. Afirma el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que el déficit fiscal colombiano actual “[…] es cercano a los $9 billones, de los cuales $4,5 billones se solventaron con la reforma tributaria de diciembre pasado, y los otros $4,5 van a ser cubiertos con más deuda. Es decir, el Gobierno tendrá un déficit más alto, pues pasará de tener uno de 2,3% del PIB, a algo así como 2,8%”8; cuya repercusión en el rubro de las regalías pone necesariamente en dificultades a todas las unidades político-administrativas y demás entidades públicas dependientes de estos recursos.
La misma Ecopetrol S.A., se ve afectada con la disminución en sus inversiones, que posiblemente se repita en los siguientes años por las restricciones operativas, como que su plan de inversiones prevé para el 2015 una merma en US$10.000 millones, por debajo de US$ 10.595 millones del 2014; reduciendo los gastos en rubros que no son estratégicos para el negocio, como los patrocinios y la publicidad, y congelando el proyecto de modernización de la refinería de Barrancabermeja9. Al tiempo que emergen los fracasos de la gestión inversora de la empresa en México, Perú y África con millones de dólares invertidos en exploraciones improductivas, visibilizándose la corrupción alentada por el sistema de contratación implementada con la tercerización laboral.
Y, en ese escenario, mientras las petroleras, como Rubiales que reporta que en “[…] el segundo trimestre tuvo ingresos de US$ 1.344 millones, cifra mayor en 27 por ciento a la vista en el mismo período del año pasado”10, como grandes beneficiaria del boom vivido, ponen el grito en el cielo y aprovechan la situación para exigir y chantajear por más y mejores condiciones y estímulos, como rebaja en regalías y en los impuestos, laxitud en las licencias ambientales y mejoras a su favor en las condiciones laborales, sociales y ambientales, a costa de los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente; mientras esto sucede el Gobierno persiste en mantener el modelo neoliberal, sustentado en el extractivismo.
Un modelo, como es conocido, llevado al culmen por Álvaro Uribe, quien convirtió a Ecopetrol en una empresa mixta, para beneficio de los ricos del país; puesto que estos, por la vía de los mayores ingresos petroleros y mineros al fisco, veían disminuir su responsabilidad impuestaria y concentraban aún más la riqueza, ubicando al país como el segundo en la región con las mayor tasa de concentración de la riqueza, 53.5 por ciento11. Modelo cuya principal característica socioeconómica es incentivar al sector privado, subsidiándolo y garantizándole las mejores condiciones a costa del resto de la población, por eso el Gobierno debe mantener al alza los precios de los combustibles con el fin de compensar el déficit que le acarrea la disminución de los ingresos por parte del Ecopetrol S.A y el sector petrolero.
Y mientras los grandes medios de comunicación de su propiedad hacen eco de la existencia de una crisis, el Gobierno se ve embolatado con la implementación de una reforma tributaria, que tocando a fondo los ingresos de las clases medias, solo roza a las clases altas, como forma de mantener un modelo que, hasta en La Habana, ha declarado que no es negociable.
La situación ratifica el principio según el cual en un país capitalista regido por la ley elemental e indiscutible que si unos ganan es porque otros pierden, y en donde es impensable que todos ganen; la susodicha crisis petrolera no va siendo otra cosa que la desgracia para unos, es decir, las mayorías, que oculta la dicha de otros: la riqueza de una minoría.
1 Molina, K. (4 de diciembre de 2014). El “fracking” pone en guerra el precio mundial del petróleo. Recuperado el 10 de diciembre de 2014, de http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=47861&idArt=9294898
2 lanacion.com. (12 de noviembre de 2012). EE.UU. sería el primer productor mundial de petróleo en 2017. Recuperado el 10 de diciembre de 2014, de http://www.lanacion.com.ar/1525813-eeuu-seria-el-primer-productor-mundial-de-petroleo-en-2017
3 Pablo Bertinat y otros. (2014). 20 mitos y realidades del Fracking. Buenos Aires: El Colectivo.
4 Elpaís.com. (1 de febrero de 2013). Fracking: rentabilidad energética, económica y ecológica. Recuperado el 10 de diciembre de 2014, de http://crashoil.blogspot.com/2013/02/fracking-rentabilidad-energetica.html
5 El Blog Salmón. (14 de diciembre de 2014). La burbuja del fracking y el dinero barato de la Fed. Recuperado el 17 de diciembre de 2014, de http://www.elblogsalmon.com/mercados-financieros/la-burbuja-del-fracking-y-el-dinero-barato-de-la-fed
6 Díaz-Cardiel, J. (15 de enero de 2015). 2015 y el futuro de la economía norteamericana. Recuperado el 20 de febrero de 2015, de http://blogs.cincodias.com/eeuu-mercados-emergentes/2015/01/2015-y-el-futuro-de-la-econom%C3%ADa-norteamericana.html
7 Chagüendo, F. E. (14 de octubre de 2014). El país.co.com. Recuperado el 18 de diciembre de 2014, de Economía colombiana, en jaque por la caída del precio del petróleo: http://www.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/economia-colombiana-jaque-por-caida-precio-petroleo
8 Vega, C. (22 de febrero de 2015). Un petróleo que perfora el bolsillo. Recuperado el 22 de febrero de 2015, de http://www.elespectador.com/noticias/economia/un-petroleo-perfora-el-bolsillo-articulo-545320
9 Ahumada, Ó. (29 de noviembre de 2014). Caída del petróleo prende las alarmas en Colombia. Recuperado el 15 de diciembre de 2014, de El tiempo.: http://www.eltiempo.com/economia/sectores/caida-del-precio-del-petroleo-en-colombia/14907675
10 El Espectador.com. (14 de agosto de 2014). Ganancias de Pacific Rubiales aumentaron 208% . Recuperado el 20 de febrero de 2015, de http://www.elespectador.com/noticias/economia/ganancias-de-pacific-rubiales-aumentaron-208-articulo-510563
11 Banco mundial. (2013). Indice GINI. Recuperado el 10 de febrero de 2015, de http://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINI
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