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Incertidumbre y malabares estadísticos

Incertidumbre y malabares estadísticos

El sistema estadístico hace parte de los bienes públicos de las sociedades modernas. Como parte de ello, en Colombia los censos constituyen la fuente primaria del Sistema Estadístico Nacional. Los resultados definitivos del Censo Nacional de Población y Vivienda (Cnpv) 2018, tras más de seis meses de concluido, no se conocen aun. Los informes preliminares presentados por el Dane generaron incertidumbre. En contraste con las proyecciones oficiales, cuatro millones y medio de personas están en el “limbo”. Los marcos muestrales de las encuestas cambiaron, hay reducción en las transferencias fiscales a algunas entidades territoriales, los indicadores socio-económicos y las series históricas se ven alterados. Este artículo estudia la situación generada por este último Cnpv y analiza sus resultados preliminares publicados por el Dane.

 

 

 

Incertidumbre. ¿Cuántas personas habitan Colombia hoy día? La respuesta es incierta, lo que indica que no hay seguridad, confianza ni certeza sobre la información estadística con que ahora cuenta el país, de lo cual da cuenta esta dualidad: de acuerdo con las proyecciones oficiales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), deberíamos aproximarnos a los 50 millones de personas, pero según el Cnpv 2018, estirando hasta donde dan las cifras, alcanzamos los 45,5 millones (Gráfico 1).

Así como es difícil gobernar sin medición, no hay medición sin política. Sobre la medición, comenta Angus Deaton, Premio Nobel de Economía 2015, cuán poco podemos decir sin ella y cuán importante es medir bien. No se puede discutir coherentemente el progreso sin definiciones y evidencia que lo respalde. La necesidad de hacer algo tiende a hacer creer que no es necesario comprender qué es lo que se requiere hacer. Y sin datos, cualquiera que haga algo es libre de reclamar el éxito (1).

No es casual por tanto, lo afirmado, con conocimiento de causa, por un exdirector del Dane, quien sentenció: “En el largo plazo, cuando miremos en retrospectiva la historia de Colombia de inicios del siglo XXI, encontraremos que la pérdida de balances institucionales impidió un tratamiento responsable de las cifras oficiales. Las estadísticas no fueron entendidas como un patrimonio de todos los colombianos sino como un mero instrumento de poder” (2).


Frente a la incertidumbre, derecho de petición

 

Los censos nacionales de población y vivienda (Cnov) permiten a la sociedad contar con información objetiva y desagregada sobre el número de habitantes, su distribución en el territorio y sus condiciones de vida. De acuerdo con el Dane, los Cnpv constituyen las operaciones estadísticas más grandes y complejas que realiza un país. Como eje articulador de la información estadística, social, económica y demográfica, sus resultados soportan la formulación y evaluación de políticas públicas, programas y proyectos gubernamentales, así mismo es fundamental para el desarrollo de proyectos del sector privado a nivel nacional e internacional y para la asignación de recursos en el ámbito departamental y municipal.
Ante la incertidumbre generada por los resultados preliminares del Cnpv 2018 (publicados en noviembre de 2018) y la ausencia de cifras definitivas cinco meses después, el director del periódico Le Monde diplomatique edición Colombia, Carlos Gutiérrez, dirigió un Derecho de petición (sustentado en el artículo 23 de la Constitución Política y la Ley 1755/15) al director del Dane, Juan Daniel Oviedo Arango. La información solicitada (febrero de 2019) y las respuestas institucionales (marzo de 2019) por parte de Liliana Acevedo Arenas, Directora técnica de Censos y Demografía, se presentan de manera resumida a continuación:
– Pregunta. Resultados definitivos del Cnpv 2018. En el evento de no tener aún los resultados definitivos del Censo en cuestión, le solicito indicar la fecha en la cual está información estará disponible. Así mismo, señalar las razones por las cuales aún no se cuenta con los resultados definitivos y si la entidad dispone de una evaluación técnica de la calidad y objetividad de este Censo que dé respuesta a los cuestionamientos hechos sobre las diferencias de los resultados respecto a las proyecciones de población del mismo DANE y las inquietudes expresadas por entidades territoriales como por ejemplo, el Distrito Capital, Soacha o el Valle del Cauca.
Respuesta: “Actualmente el Dane avanza en el proceso de digitación de los formularios recolectados en papel, así como en las actividades de consolidación, depuración y validación de calidad de esta operación censal. Culminadas estas actividades y se obtenga un dictamen independiente del Comité Técnico Nacional de Expertos para la Evaluación y Análisis del CNPV 2018, se entregará al público en general la base de datos censal definitiva. Así mismo, el Dane avanza con las Secretarias de Planeación de las entidades territoriales que han manifestado inquietudes sobre el operativo censal, en los análisis de cobertura que aportan elementos técnicos para solventar las observaciones con relación a los indicadores sociodemográficos de la población residente habitual en estos territorios, como en la actualidad para tal fin, se trabaja con las entidades territoriales como Bogotá DC, Soacha o el departamento de Valle del Cauca.
Por otra parte, el Dane incluyó preguntas específicas para la evaluación de cobertura en la Encuesta de Calidad de Vida (ya finalizó la recolección en campo); el estudio temático será difundido de manera paralela con los resultados censales. Así mismo, se cuenta con elementos de seguimiento cartográfico para la verificación de cobertura geográfica del barrido censal”.
– Pregunta. Resultado definitivo del Censo 2018, referido a la población, en cada Departamento y en los municipios del país.
Respuesta: “El Dane cuenta con resultados parciales que se encuentran en proceso de consolidación y revisión de calidad. La información preliminar es la siguiente (Gráfico 1)”:

– Pregunta. De igual manera, le solicito informar ¿cómo se armonizarán las cifras del CNPV 2018 con las cifras arrojadas en las demás investigaciones estadísticas que adelante el DANE?, entre estas: Encuesta integrada de hogares, proyecciones poblacionales oficiales del DANE, PIB percápita, calidad de vida, proyecciones de población, estadísticas laborales.
Respuesta: “La operación censal es el eje de los marcos muestrales de las encuestas realizadas por la entidad, por esta razón una vez se actualice el marco censal, el Dane iniciará un proceso de transición de mediano plazo que permitirá calibrar la expansión de las encuestas para garantizar la representatividad de información; así mismo, este proceso es acompañado por análisis temáticos enfocados en los empalmes de las series de datos sectoriales en cada operación estadística que depende del marco censal y así, mediante los procesamientos y metodologías definidas en el marco de las buenas prácticas estadísticas, garantizar la comparabilidad de resultados en cada investigación”.

– Pregunta. ¿Qué ajustes técnicos o estadísticos tiene prevista la entidad para corregir las inconsistencias identificadas en los resultados del CNPV 2018?
Respuesta: “En los procesos de validación de calidad y consistencia de la información censal se aplica la técnica Hot Deck (imputación, esto es, sustitución de valores no informados en una observación por otros) para el ajuste de valores observados sin información. Así mismo, se verifica la consistencia de los resultados de la información declarada por el encuestado idóneo respecto a cada individuo para verificar que son coherentes con los filtros y flujos del cuestionario censal”.

 


 

Medición y política

El artículo 20 de la Constitución Política de Colombia garantiza a toda persona “[…] informar y recibir información veraz e imparcial”. El sistema estadístico hace parte de los bienes públicos de las sociedades modernas, condición sustancial para hacer realidad el derecho antes aludido en tanto: i) la realidad tiende a entenderse y expresarse en estadísticas; estas contribuyen a la construcción de imaginarios colectivos; ii) las sociedades cambiaron, de estar centradas en la percepción cualitativa pasaron a ser cuantitativas en todos los aspectos; iii) las estadísticas ofrecen los medios para estudiar los hechos sociales y son la base para formular políticas públicas; iii) son instrumentos para evaluar los resultados de las políticas públicas y la gestión de los gobernantes; iv) los altos costos de producción de la información estadística requieren de la institucionalidad pública; además, los institutos de estadística son financiados con los impuestos pagados por la ciudadanía.

Pese a la norma constitucional y a la razón de ser del sistema estadístico, en Colombia, la clase dirigente ha sido reacia, en defensa de sus intereses y espíritu fariseo y manipulador, al desarrollo de una sólida institucionalidad y cultura estadística democrática.

La poderosa oligarquía terrateniente y su representación en el Congreso y el Ejecutivo impidió, por ejemplo, durante 45 años que se realizara un censo agropecuario (desde 1970 no se hacía uno, el que en 2015 brindó nuevas cifras) con el que se conociera la verdad del campo, esto es, precisar la tenencia y concentración de la tierra, conocer las condiciones de vida rurales y proporcionar información estadística veraz para la toma de decisiones; por esta incertidumbre la mayoría de las políticas del sector agrario fracasaron, trayendo como consecuencia un estancamiento del sector; en 2014 se llevó a cabo el Censo Nacional agropecuario (con un costo de $350.000 millones), pero sorprendentemente, cuatro años después, la administración Duque no tuvo en cuenta sus resultados para trazar los lineamientos de política agraria en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022. Otro tanto sucede con la producción y manejo de las cifras de empleo, pobreza, valor agregado, inversión, distribución del ingreso, producción departamental, gasto público, turismo, bienestar social, violencia y conflicto, entre otras; todas estas son arbitrariamente amañadas en sus metodologías y resultados, dependiendo de los intereses, necesidades y carácter del gobierno de turno.

Ejercicio del poder que se extiende por doquier, pretendiendo reconstituir su rostro con estadísticas que no corresponden a la realidad, como lo denunció en su momento César Caballero, exdirector del Dane (2002-2004) obligado a renunciar al rechazar las órdenes del presidente Uribe (2002-2010) que buscaban falsear las cifras que se deberían publicar sobre el tema de seguridad y orden público. En la carta de renuncia, Caballero dice: “He recibido una orden que moralmente me siento incapaz de cumplir”. En el artículo de su autoría “El poder de las cifras y las cifras del poder”, afirma: “Como nunca antes, en Colombia estamos viviendo una discusión sobre la calidad de las cifras en múltiples frentes. Decisiones improvisadas y cambios metodológicos sin justificación clara han generado dudas de sí las estadísticas oficiales reflejan la realidad de nuestro país o responden al interés concreto de quien genera los datos” (3). Todo esto sucede en contra de la experiencia internacional. (Ver recuadro, “Historia…”.).

Al fin de cuentas, ¿cuántos somos?

La población proyectada de Colombia por el Dane, para el año 2018, era de 49.834.727 personas. La población censada sumó 44,2 millones (88,7% de la proyectada); y la estimación de personas ausentes en viviendas ocupadas y rechazo en la visita censal es de 1,3 millones de personas (2,8% del resultado total del CNPV 2018). En total, el Cnpv 2018 estima la población del país en 45,5 millones (91,3% de la proyectada). El Gráfico 2 registra la población censada y las proyecciones derivadas a partir del año 1951.

Los resultados del Cnpv 2018 se vienen confrontando, cruzando y comparando con otras fuentes de datos, tales como estadísticas vitales (nacimientos y muertes), saldos de migraciones (salida y entrada de personas con fines de quedarse a vivir habitualmente) o información de la Registraduría Nacional del Estado Civil (Archivo Nacional de Identificación –ANI– y Registros civiles nacionales RCN).

En el promedio 2006-2018, al año mueren en Colombia 205.121 personas, nacen 671.139 y el saldo neto de migración es negativo en 148.207 (se van del país más personas en comparación con las que llegan a residir). La media de aumento anual de la población, en cifras absolutas, es de 317.811 personas. Con base en estos datos, el economista Ricardo Bonilla calcula que a mediados del año 2018, tomando como base de proyección los resultados del Cnpv 2005, la población de Colombia suma 48,8 millones; al tomar en cuenta las estadísticas vitales el resultado ajustado es de 49 millones, y al incluir la migración neta la cifra baja a 47,3 millones (Tabla 1).

De otra parte, con el fin de cruzar los registros individuales, el Dane tomó en cuenta la información de la Registraduria (ANI y RCN) que presenta una base de datos correspondiente a 59,9 millones de personas. A esta cifra le suma los nacimientos y le resta las defunciones; además, toma en cuenta los colombianos que aparecen en la ANI y residen en el exterior (2,3 millones). El resultado es de 46,8 millones de personas habitando el país (Tabla 2).

Implicaciones

Los resultados del Cnpv 2018 alteran directamente todos los indicadores económicos, sociales y políticos; además, afectan las transferencias de recursos públicos a las entidades territoriales. En cuanto al ingreso medio por persona (PIB/Población total) para el año 2018, el resultado del indicador aumenta de 11,3 millones a 12,4 millones de pesos, esto es, un incremento de 9,5 por ciento (Gráfico 3).

Si bien, el ingreso por persona de Colombia es históricamente inferior a la media de América Latina y el Caribe (AL-C), con el ajuste se cierra la brecha en 8,5 puntos porcentuales: en 2018 el ingreso per cápita de AL-C fue de 8.999 dólares estadounidenses, de acuerdo con las estadísticas de la Cepal, y el de Colombia de 7.733 dólares tomando la población proyectada (85,6% respecto al ingreso de AL-C) y 8.470 dólares considerando el resultado del Cnpv 2018 (94,1% respecto a AL-C) (Gráfico 4).

Al considerar algunos indicadores sociales, como los índices de violencia y pobreza, el efecto es desfavorable: la situación empeora. En efecto, en 2017 fueron asesinados 12.066 colombianos y en 2018 la cifra aumentó a 12.458; con los resultados del Cnpv 2018 la tasa de homicidios por cada 100.000 personas se eleva en 2018 de 25 a 27,4. El índice de pobreza por ingresos (Número de pobres/Población total) también se incrementa en 2018 de 27,5 (con base en las proyecciones de población) a 29,8 por ciento (con base en Cnpv 2018) (Gráfico 5).

 

 

Análisis de los resultados del Cnpv 2018

Al estudiar los resultados de los Cnpv de los últimos 60 años, se observa el movimiento, cambio y transformación permanente de la sociedad colombiana. Las últimas tres generaciones de connacionales son producto de la modernización e internacionalización económica, política, institucional y tecnológica del país, del rápido proceso de urbanización, aumento en los niveles medios de educación y transformación cultural, pero también de las secuelas y cicatrices que deja una economía extractiva y el conflicto armado interno que arranca a mediados del siglo XX y aun no ceja en sus violentos impactos y en la polarización social que produce.

 

El mapa adjunto muestra que se agudiza la concentración de la población en la Región Andina. Históricamente y pese a sus posibilidades geográficas y naturales, quienes han detentado el poder en este país lo proyectaron de manera cerrada, centralista, autoritaria y jerárquica, a diferencia de las sociedades desarrolladas que tienen sus infraestructuras económicas en los puertos de cara al comercio internacional; una irracionalidad que genera alto costo para todo el país, en variedad de aspectos, sin por ello desconocer que las regiones del Caribe y Pacífica tienen también una participación importante en términos demográficos y económicos. La mitad del territorio tiende a ser despoblado a pesar de los avances de la economía extractiva (hidrocarburos, minería, madera, cultivos ilícitos y demás recursos naturales) que ha impulsado el desarrollo forzado y violento en las regiones de Orinoquía y Amazonia a partir de la década de 1970.

La población colombiana avanza sin pausa en su envejecimiento (Gráfico 6). El bono demográfico (rápido aumento de la población económicamente activa o joven en relación a la población dependiente) que favoreció a nuestra sociedad en los últimos sesenta años fue dilapidado. Las carencias crónicas y propias de un país pobre y periférico al capitalismo mundial se ven acrecentadas con una mayor población relativa de adultos mayores de clase media y pobres, sin seguridad social. De acuerdo con el Cnpv 1954, los mayores de 60 años representaban el 4,9 por ciento de la población total; según los resultados del Cnpv 2018 éste subconjunto de colombianos aumenta a 13,4 por ciento (Gráfico 7).

El cambio cultural, el aumento en los niveles medios de educación, la emancipación femenina y el desarrollo económico y político transforman las tasas de crecimiento demográfico hacia su disminución al reducirse el número de hijos por mujer. Pero también la pobreza, la insatisfacción de necesidades, la concentración del ingreso, la inseguridad y la precarización del mercado laboral son fuerzas que impulsan en la misma dirección. En Colombia el tamaño de los hogares tiende continuamente a reducirse: el resultado del Cnpv muestra que en 2018 la frecuencia dominante del tamaño de los hogares es entre una y cuatro personas (Gráfico 8); el tamaño aumenta en los estratos socio-económicos más bajos (“Exigua es la mesa de los pobres, pero prolífico su lecho”).

La violencia homicida afecta en mayor proporción a los hombres que a las mujeres; en particular en el intervalo de edad de 15 a 45 años. El comparativo de la participación porcentual de la población por sexo muestra que la relación hombres/mujeres cae de 49 a 48,6 por ciento, entre 2005 y 2018.

Un pogromo consiste en el linchamiento multitudinario, espontáneo o premeditado, de un grupo particular, étnico, religioso u otro, acompañado de la destrucción o el expolio de sus bienes. La historia de Colombia es una historia de pogromos, masacres, robo de tierras, migraciones forzosas y trasiegos territoriales. El conflicto armado de los últimos sesenta años deja hasta ahora un saldo de 8,5 millones de víctimas, pero también el despojo de 6,5 millones de hectáreas a campesinos pobres y poblaciones originarias (negros e indígenas) por parte de terratenientes y grupos que concentran el poder de facto. Actualmente, la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal impulsa un proyecto para modificar la Ley de Restitución de Tierras, con el fin de legalizar el despojo de tierras. Entre tanto, el senador Uribe promueve en el Congreso una Ley que genera impunidad al blindar jurídicamente y favorecer, de una parte, a los políticos, empresarios y militares promotores de la guerra sucia paramilitar y, de otra, a los funcionarios que trabajaron durante su presidencia y que están condenados por corrupción en el manejo de los recursos públicos del programa “Agro Ingreso Seguro”.

 

Los gráficos 9 y 10 muestran el brutal impacto de la guerra durante el siglo XX y lo corrido del XXI, y de una economía fundamentada en el extracciónismo, la ganadería extensiva, la agroindustria y la explotación de recursos naturales y energéticos, sobre las poblaciones rurales de Colombia: desplazamiento forzoso y pérdida de participación de las poblaciones que habitan los campos y centros poblados del país respecto a la población total y caída en el la participación del valor agregado agropecuario en el PIB nacional.

Realidad y reto

La estadística juega un papel fundamental en la consolidación de la democracia y se constituye en la actualidad como una de sus principales herramientas. Las estadísticas contribuyen a que podamos tener mayor y mejor información y conocimiento sobre la realidad del país, su historia y las actuales tendencias socio-económicas y políticas. El derecho a la información y, consecuentemente, la transparencia y la democracia son temas que están asociados directamente al ejercicio de la ciudadanía, y el ejercicio de esta condición está asociado al freno del Estado autoritario, mendaz y excluyente.

 

 

Por todo ello, y por la incertidumbre que generan los resultados del Cnpv 2018, es importante que la ciudadanía conozca los resultados definitivos del mismo, (información oficial que debe contrastarse con las investigaciones y bases de datos de otras fuentes privadas, sociales, sectoriales y de las entidades territoriales), evalué sus implicaciones y se abra un debate público informado y democrático sobre su validez.

 

 

1. Deaton, Angus. (2015). El Gran Escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad. Fondo de Cultura Económica; Chile, pp. 15-32.
2. Caballero, César. (2007). “El poder de las cifras y las cifras del poder”; en: Revista CEPA, abril 2007, Nº 3, Bogotá, p. 22.
3. Ibíd., p. 22.

* Economista político y filósofo humanista. Escritor e investigador independiente. Integrante del comité editorial de los periódicos Le Monde diplomatique, Edición Colombia, y desdeabajo.

 

 

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