La imagen de “atractivo turístico” en los cerros orientales es la premisa con la que se enmascara uno de los proyectos más ambiciosos y codiciados por la Alcaldía Mayor de Bogotá, en cabeza del alcalde Enrique Peñalosa, quien esconde un negocio multimillonario en la idea de reconocimiento, acercamiento y pedagogía profunda a los cerros con el Sendero de las Mariposas.
Una puñalada a la yugular para el ecosistema bogotano. El denominado Sendero de las Mariposas, es un proyecto que se viene trabajando desde el 2005 en la zona panorámica de los cerros orientales. Una obra que se expande por 6 localidades, atravesando de norte a sur la parte periférica de la ciudad. El proyecto inicia en Lagos de Torca, en la localidad de Suba, pasando por el alto de patios en la localidad de Usaquén, seguido de Chapinero, Santa fe, la Candelaria y San Cristóbal.
El proyecto consiste en realizar una zanja peatonal de aproximadamente 165 kilómetros por los estribos de los cerros, estructura que se diseña a modo de cortafuegos para que en caso de incendios o siniestros en inmediaciones del sendero, se logre tener la asistencia oportuna de las entidades primarias en extinguir el fuego.
Una obra que en un primer momento se estimó por un capital aproximado a los 266 mil millones de pesos, sin embargo, los recursos destinados no son solamente para la estructura del sendero, sino también para los hoteles y los cimientos de las zonas comerciales que también se quieren realizar en este territorio natural, elevando así el costo por cerca de 1 billón de pesos.
Aunque las instituciones interesadas en la realización del sendero son la Corporación Autónoma Regional (CAR), la Empresa de Acueducto de Bogotá y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). Quienes realmente se beneficiarían de este proyecto son los sectores políticos afines a Peñalosa y las empresas privadas que responden a los intereses del capital nacional e internacional, empezando por los integrantes de la Cámara de Comercio de Bogotá.
El Departamento de Ordenamiento Territorial ha desconocido por completo la importancia del ecosistema y han puesto por encima los intereses de las empresas inmobiliarias atraídas por generar planes de vivienda, comercio y urbanización en este territorio.
Ahora bien, es de gran importancia determinar y recalcar la trascendencia que tiene el ecosistema de los cerros en el perímetro inmediato de Bogotá, pues allí es donde nacen las aguas en las cuencas altas, los ríos menores y los páramos más representativos, que surten de agua potable a casi el 80 por ciento de la población bogotana. Así mismo, los cerros orientales se encuentran situados en una parte estratégica de la geografía nacional, pues conectan el páramo de Chingaza y Sumapaz con los llanos, la Cordillera Oriental de los Andes y el trapecio amazónico.
Con la realización del sendero, se verían afectados drásticamente los afluentes, las cuencas y la biomasa natural, afectando así a más de 2 millones de árboles localizados en la zona, al mismo tiempo que a las comunidades campesinas que aún residen en las proximidades de los cerros, perjudicando la superficie montañosa de la que dependen.
Es así, como se evidencia una institucionalidad que esta al servicio del beneficio de los grupos de poder económicos nacionales e internacionales, que se afincan en medio del poder estatal para apalancar los grandes negocios de una minoría en contra de los derechos de las grandes mayorías, la ciudadanía.
*Periodista Voces en Movimiento
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